44| PROMÉTEME

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MARSHALL

—Buen día— saludé a mi niño que venía restregándose los ojos con su manita izquierda y haciendo un puchero.

—Buen día Papi, ¿Dónde está papá? — preguntó mientras llegaba a mi lado y me daba un beso de buenos días.

—Esta en el despacho trabajando cariño, solo dame unos segundos y podremos desayunar, mientras ve a avisarle a tu padre— me sonrió y corrió a avisar a Lance.

Nada como un martes en la mañana lluviosa y con mi familia desayunando.

Sonreí cuando escuché las carcajadas de mi hijo y los pasos de Lance, pues este lo venía cargando y haciéndole cosquillas.

—Huele delicioso, al parecer vamos a tener que recompensar a papi— susurró mi esposo.

—Bueno, ya que estamos en eso, ¿Por qué no vamos a comprar regalos para tus abuelos?, papá dice que después de estos días pasaremos de visita a Florida— Mi hijo se alegró por dos cosas.

La primera, le encantaba comprar regalos.

La segunda, solo ha visto a sus abuelos, los padres de Lance, por Skype, y tanto ellos como mi hijo tenían ganas de conocerse.

—Veremos si eso sirve para que se bronceen un poco, ambos están muy blancos— mi hijo comenzó a explicarle acerca del porque estamos muy blancos, pues en Naupacto, digamos que... bueno, no es lo mismo que otros climas del mundo y mucho menos si nos la pasábamos en casa o la oficina.

Horas más tarde, ya nos encontrábamos frente a la casa de Catriel, en donde un sonriente Jared, salía con los brazos abiertos para abrazar a mi hijo.

—Cuídalo bien Jared, si algo le pasa a mi hijo te arranco las bolas— le susurré mientras este solo reía.

—Descuida Marshall, yo lo cuido, tu ve con toda la tranquilidad del mundo y espero y esos estúpidos policías hagan algo de una vez por todas— le sonreí y le di un beso a Mazklan en la frente mientras que su padre también le daba un beso en su mejilla.

—Nos vemos al rato cariño— le guiñé el ojo y su sonrisa me dejó tranquilo de dejarlo con su tío Jared.

Maldita sea que quería confiar en Jared cuidando de mi hijo.

—Todo estará bien— susurró Lance mientras me tomaba de la mano y nos encaminábamos a la estación de policía a volver a colocar la denuncia en contra del maldito de Husbank, era por mero papeleo, porque Lance y sus guardaespaldas ya lo buscaba por su cuenta.

Y ahí pasamos dos horas, dos malditas horas para que nos atendieran, porque al parecer el nuevo agente que estaba a cargo del caso no se encontraba, como me hubiera gustado que el agente Jason estuviera aún a cargo de él caso.

Para cuando llegó el agente Pambell, ya estaba harto, si no fuera porque Lance me hablaba del hotel que le dieron para saldar una deuda de un socio que quedó en la quiebra.

El hotel estaba, por lógica, también en quiebra, ni un alma se aparecía por ese lugar, digo, quien mierda pone un hotel en medio de un lugar montañoso y en un lugar fantasma.

—Yo voy a convertir ese lugar en un parque de atracciones en el cual tendrá un edificio exclusivo para la ciencia, desde los experimentos más geniales, hasta interactivo para todos, todo por el simple hecho de ver a mis queridos bebés felices, porque siempre quieren eso en un parque de atracciones y así podré cerrarlo cuando quieran sin preocuparme por la seguridad de ellos— susurraba mientras acaricia la pierna que subí encima de las suyas.

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