Resumen : El profesor Cullen se come al lector después de aclarar sus sentimientos.
Advertencias : 18+, obscenidad, oral (f), dom! Carlisle profesor x estudiante, diferencia de edad (el lector es legal)
Emparejamiento : Profesor! Carlisle Cullen x estudiante! fem! lector
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"No mientas, por favor". Su voz temblaba, los ojos muy abiertos mientras miraba a su profesor. Él se elevaba sobre ella, ojos dorados parpadeando entre sus labios y pupilas como una sombra siguiéndolo alrededor. La tensión entre ellos pareció crecer sin freno, más fuerte que cualquier cosa que hubieran experimentado antes.
"No te estoy mintiendo, Kira". Su confesión aún estaba fresca en sus labios, las palabras que había dicho en voz alta, salían claras con el tirón que sentía dentro de su pecho. El tirón que lo ha atraído directamente hacia ella como una bala atravesando su piel. La atracción que lo ha hecho sentir como un tonto por enamorarse de su alumna, una mujer mucho más joven que él.
Antes de que pudiera pensar demasiado en sus acciones, Kira cambió su peso sobre los dedos de los pies, sus labios se encontraron con los fríos. El beso los acercó más, tropezando hacia atrás hasta que Carlisle la empujó sobre su mesa, sentándose encima de los ensayos que él había calificado antes de que ella encontrara el camino hacia él. La tranquilidad de su oficina les permitió disfrutar de su toque desconocido, los gemidos que inundaron a través de ella, el deseo carnal que alimentaba su pasión.
" He estado soñando con probarte desde que nos conocimos ". Las palabras de Carlisle vibraron en sus labios, obligándola a chillar mientras la presionaba suavemente contra la mesa. Su toque fue apresurado, queriendo sentir su piel desnuda presionada contra la suya, para permitirle hacer las cosas en las que había estado pensando desde que se conocieron. Trabajó en sus pantalones, liberó sus piernas de la tela más rápido que un relámpago bailando sobre el cielo en la noche más oscura. "¿Puedo? ¿Me dejarás probar, cariño?"
"Dios, por favor, arruíname". Y lo haría. Ningún otro hombre lograría satisfacerla de la forma en que sus labios y dedos lo harían, sacando los sonidos más pecaminosos de la estudiante. Su corazón estaba acelerado, un latido tan rápido que Carlisle sintió que su visión se nublaba, sin saber en qué concentrarse. Su gusto. Su olor. La sensación de su piel. Pero sus labios lo guiaron por el camino, presionando contra su cálida piel para encontrar su núcleo, su clítoris palpitante.
Su lengua trabajó de manera perversa, las bragas se apartaron para explorar cada parte de ella. Carlisle no se contuvo, con la esperanza de sacar los gemidos más dulces de ella mientras empujaba dos dedos dentro de ella, abriendo sus paredes. Él la folló, se dispuso a mostrarle lo que podía hacerle con cada salida del sol y cada adiós de la luna. Sólo si ella lo dejaba.
"Justo ahí, joder", Kira estaba jadeando sus palabras, incapaz de pensar con claridad mientras curvaba los dedos una vez más. Se burló perfectamente de su punto dulce, tocándola tal como ella había soñado que lo hiciera. No llegaba suficiente oxígeno a su cerebro, la habitación daba vueltas, las luces parpadeaban como gotas de lluvia cayendo del cielo brillante. Y ella amaba cada segundo de eso.
Los ojos de Kira se cerraron cuando Carlisle tomó su mano, aferrándose a la mujer por la que acababa de proclamar sus sentimientos. Su nombre fluyó de sus labios, sus paredes se cerraron sobre sus dedos, diciéndole lo cerca que estaba. La lengua de Carlisle parpadeó sobre su clítoris, los ojos enfocados en sus rasgos ebrios de placer, no queriendo perderse una sola expresión que pudiera encontrar su camino en su rostro.
Su orgasmo la sacudió sin otra advertencia, apoderándose de su sistema como si un hacker hubiera logrado guiar su cuerpo hacia aguas extrañas. La intensa sensación la atravesó, se quedó pegada a ella incluso mientras bajaba lentamente de su subidón, con los dedos de Carlisle todavía follándola.
"¿Estás lista para más, cariño?"
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