WillEl aroma a hot cakes estaba por todo el pent house.
Will le dió vuelta al panqueque que se encontraba en la sartén. Cuando lo hizo, se infló un poco y salió dorado.
Siguió con su tarea, sin prestarle verdadera atención a lo que hacía ya que solo tenía algo rondando por su cabeza como un remolino. Como un círculo vicioso.
Jan.
Jan Jan Jan Jan Jan.
Su cerebro parecía repetirlo todo sin fin. Su piel suave. Como era explorar todo su cuerpo, algo que había querido hacer prácticamente a la semana de conocerla. Y la sensación que ahora mismo sentía por todo su cuerpo. Se sentía en las nubes. En las malditas nubes.
Estaba comenzando a pensar que Jan era una droga. Y él era un drogadicto que, a pesar de saber su condición, no hacía nada al respecto. Yno planeaba hacerlo.
Después de haber pasado ehm... varias horas despierto con Jan, ella se había quedado dormida y Will no podía. No podía porque no creía que todo eso era real, que Jan estaba a su lado, respirando pausadamente y que el se sentía en Saturno. La miró dormir. Si, extremadamente extraño, pero Will se pasó como una hora observando como el pecho de Jan subía y bajaba pausadamente y como mechones rubios le tapaban la cara.
Poco a poco se quedó dormido, y fue la primera noche después de años en la que durmió como un bebé.
Despertó gracias a la luz que entraba por los ventanales, y cuando miró hacia abajo se dio cuenta de que quería despertar de esa forma todos los días que le quedaban de vida.
Jan se encontraba abrazada a él, como si encajaran a la perfección, como si hubieran sido hechos a la medida. Estaba dormida, y su cara estaba algo hinchada. Pero Will estaba fascinado con la manera en la que su nariz se arrugaba de vez en cuando o cuando se reacomodaba, abrazando con más fuerza a Will.
Y.... Después de mirarla como un estupido otra hora más... decidió por fin levantarse de la cama, arropando a Jan para que no sintiera frío.
Se puso unos pantalones de algodón mientras caminaba hacia la cocina, cada paso como si estuviera encima de las nubes y de fondo estuviera sonando una canción angelical.
Algo como She de Harry Styles, justo esa.
Will se sentía en el paraíso, en un mundo paralelo, en un sueño. Y su cabeza solo podía pensar en un olor, en una sensación, en una sonrisa, en un nombre, en una persona.
Jan Jan Jan.
No se dió cuenta de que tenía una sonrisa en la cara hasta que el panqueque se le comenzó a quemar. Inmediatamente lo volteó y lo sacó del sartén.
Miró al panqueque quemado. Y sonrió de nuevo.
Siguió con la monotonía de colocar la masa y voltear panqueques.
Cortó un poco de fruta e hizo un poco de jugo, todo eso aún con los malditos ángeles cantándole de fondo.
Y la música tuvo un incremento cuando la causante de su estado vegetal se asomó por el pasillo.
Will la miró. Jan se había hecho un moño desordenado y llevaba puesta una camiseta de Will, que le llegaba hasta las rodillas.
Will apretó el mango del sartén con fuerza al ver como una pequeña sonrisa adornaba los labios de Jan mientras recorría la cocina con ojos brillantes. Y cuando la detuvo en él, sus mejillas se sonrojaron, haciendo que Will perdiera la cordura.
-¡Will! -exclamó Jan, mirando la sartén, alarmada.
Will volvió a la realidad para encontrar el panqueque estallando humo. Lo tiró rápidamente a la basura, dejando la sartén sobre la estufa y apagándola rápidamente, con la respiración agitada.
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Ciudad de estrellas
RomanceJan es una pianista. O al menos eso es lo que quiere llegar a ser. Toda su vida se la ha pasado siguiendo adelante y avanzando solo para cumplir su sueño, viviendo en la caotica y artistica ciudad de Nueva York. Jan vivia su vida, siendo solo ella...