El campamento

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- Tengo hambre -no tenía que decirlo, se escuchaban sus tripas tronar, su estómago hacia ruidos graciosos y la línea de su frente estaba arrugada, como si estuviera molesto, que, de hecho, si lo estaba.

- Lo sé, cuando lleguemos a la costa podremos pescar algo -yo también tenía hambre, pero no podía darme el lujo de quejarme, así como Arthit lo hacía -Deja de quejarte y ve busca si en esos arbustos hay bayas que podamos comer, comenzaré a armar el campamento.

Y tal como un perro emocionado, se encamino a los arbustos de color verde oscuro con hojas picudas, había un montón de pequeñas bolitas rojas en cada uno de ellos, recolectamos bastantes antes de encender un fuego pequeño para poder descansar esta noche, al día siguiente debíamos estar en la playa donde quedamos con un grupo de rebeldes, se suponía que llegaríamos hace dos días, ya estamos retrasados.

Reuní algunas ramitas y las formé para hacer una fogata entrecruzada, Arthit movió su mano un poco como si tronara los dedos y una pequeña flama salió de entre las puntas de sus dedos, la dirigió a las ramas y estas de inmediato prendieron. Estas eran nuestras noches desde hace ya varios meses, mi hermano empieza a acostumbrarse a correr, esconderse y pelear, no le gusta pasar hambre ni frío, mucho menos usar la violencia contra los demás, pero en esta guerra eres tú o ellos.

Hace alrededor de 9 meses nuestra isla fue atacada por un grupo de maestros agua, me encontraba en el palacio real con mis compañeros soldados cuando se nos avisó que debíamos proteger al rey. Arthit estaba en casa con mis padres, tomaba un descanso de sus obligaciones como erudito del fuego. Cuando fuimos avisados de la amenaza ya era tarde, escuche los gritos de dolor y podía oler la piel chamuscada de los agresores, el sol se escondía en el horizonte mientras la luna se posicionaba; con solo una luna gibosa creciente los maestros agua fueron capaces de destruir nuestro mayor templo y llegar al castillo del Señor del fuego. Fui enviada a las calles para defender y evacuar a los nobles que residían cerca de la residencia imperial, mis padres y hermano eran algunos de ellos.

 Me encontré con un soldado menor que yo, su piel era morena y tersa, sus ojos azules resplandecían aun en la oscuridad, sus ropas eras oscuras con algunos símbolos azules como adorno, era un soldado del agua. Ataque de inmediato, si era un maestro sangre estaría en graves problemas. El muchacho saco agua de dos cantimploras de piel que posaban en sus caderas, me vi empujada con tal brutalidad hacía un árbol, perdí el aire y sentí un tremendo dolor en mi espalda y en la nuca, mi vista se nublo por unos momentos y mis oídos zumbaban, entre la neblina de mi confusión ataque por el suelo, use un látigo de fuego para tomar unos de sus pies y derrumbarlo, estaba empapada y mis ropas pesaban mas de lo normal, desenvaine mi espada, no iba matarlo, mi mente se había inundado de la palabrería pacifista de mi hermano, así que solo corte sus manos con un corte limpio, luego lo golpee con el mango de la espada y lo deje tirado.

Mientras guiaba a la familia de Taeyan, uno de los integrantes del consejo del fuego, vi como uno de mis compañeros peleaba con un maestro agua, ambos lanzaban ataques poderosos y se defendían con mucha agilidad, me concentre en que esta familia se subiera a su carruaje, cuando los caballos relincharon y salieron galopando escuche un sonido, como si sonara una trompeta o más bien un cuerno de guerra, en ese momento me volví hacía mi compañero y observar el momento en que la mujer con la que mi compañero luchaba movía sus manos de una forma extraña: parecía como si sus dedos estuvieran rotos, se movía en cámara lenta y sus brazos iban de arriba para abajo, el soldado ahogo un grito y movió sus labios diciendo 'corre'. Escuche gritos a lo lejos y luego, nada.

Todo el alboroto se había quedado en silencio mientras las llamas se habrían paso a las casas y todo goteaba arrítmicamente, el soldado frente a mi yacía muerto en el suelo con el cuello roto, solo había parpadeado un segundo ¿Cuándo paso esto? Corrí, corrí lo mas rápido que pude, mi familia debía estar en los botes de camino a la costa. El silenció era realmente aterrador, me quite la armadura mientras seguía mi camino, tropecé con los cuerpos de mis compatriotas y algunos chamuscados de los atacantes, me impulse con el fuego por el muro que rodea a la isla, me escondí tras unas rocas, mi respiración estaba entrecortada y mi espalda dolía horrible, escuche pasos apresurados que se acercaban a mí, me puse a la defensiva desenvainando la espada y apunte hacía los pasos, pero era mi hermano.

Así, ambos escapamos de la isla. Arthit dijo que mis padres habían escapado en un bote primero, desde que dieron la alarma, pero él no podía irse sin mí, era un lindo pensamiento, sino es por lo estúpido que realmente era la acción, el no vio como matan los maestros sangre, no te ahogan, no te congelan ni te cortan, no, ellos te atacan desde dentro. Los recuerdos de ese acontecimiento marcaron mi alma y mi corazón profundamente, no puedo darme el lujo de llorarlos, pero si de pelear por la causa con la que crecimos: No ser los malos, ser los héroes.

Cuando salimos de la isla fuimos directo a continente para encontrar a los sobrevivientes, pero no estaban, supongo que algunos maestros agua los siguieron y debieron huir a otro lado. Pasamos varios meses intentando seguirles la pista, pero, era como si se hubieran desvanecido en el aire.


En una de nuestras búsquedas nos topamos con algunos rebeldes de la tierra, nos contaron de sus planes, quitarle territorio a los maestros agua y hacernos un poco mas de espacio, fuimos a Ciudad Republica un tiempo con ellos, reunimos mas gente y nos separamos por secciones, todo estaba muy bien organizado, ya que algunos desertores del agua jugaban a los rebeldes y dieron mucha información que servía, después de casi 23 años los horarios de los guardias y los militares mayores seguían siendo lo mismo, el itinerario de los atacantes no era lo mismo siempre, pero si la mayor parte del tiempo así que sabíamos donde y cuando atacar.

Nadie sabe lo que paso con aquellos informantes, se cree que fueron asesinados, pero no descubiertos, pues, si ese fuera el caso toda la información habría sido cambiada para evitar ataques. Hay algunos que piensan que solo están encarcelados, los nombre dado en las cartas es FuBa, han tratado de averiguar quién es esta persona, pero no hay pista de ningún nombre o alias relacionado en la tribu sur ni en la norte.

-Yo haré la primera guardia Itzé, tu duerme, te despertare en unas horas- Arthit era muy bueno en el maestro del fuego, tiene una habilidad natural que yo tuve que aprender, podía dejarlo encargado algunas horas.

-Bien, pero no me dejes dormir demasiado, debemos salir antes del amanecer- me recosté en un pedazo de tierra cerca de la fogata, hoy era una noche especialmente helada, estábamos cerca de la tribu norte, se notaba en el ambiente.

Me quede mirando las llamas, como bailaban alrededor de las ramas consumiéndolas y haciéndolas crujir, lazando pequeños trozos de ceniza al cielo, no estábamos tan cerca del océano, pero podía escuchar un relajante sonido que acompasaba el viento en la copa de los árboles.

Desperté temblando de una pesadilla, en mi cabeza se reproducía incesante mente el momento en que aquel chico me miraba horrorizado desde el suelo con su cuello roto, sus ojos vacíos llenos de lagrimas y sus manos congeladas en un intento de alcanzarme. Ese rostro es sustituido por una sonrisa maléfica, unos ojos rasgados de un café oscuro en un semblante risueño; era esa chica que con una sonrisa había asesinado a uno de los soldados de mi nación.

Me desperté con lagrimas secas en mis mejillas, la luna estaba en fase creciente, la tribu agua no suele atacar en esta fase pues, aunque su agua control es fuerte, la sangre control no. Algunos rebeldes nos contaron que en esta fase no es realmente imposible zafarse del control, podía descansar un poco en estas fases.

En cuanto desperté Arthit me miro somnoliento y asentí con la cabeza, estaba bien que durmiera ahora. Yo sabía que veía mis lagrimas mientras dormía, pero nunca me hizo ningún comentario, ya se jamás le he hecho ninguno sobre lo que habla mientras duerme. Suele tener monólogos donde explica un libro completo que leyó en sus días de aprendiz de erudito, a veces, en sus días malos lloraba y pedía piedad por mamá y papá, sus días buenos reía y se burlaba de mí.

Esta noche, me tocara escuchar sobre el avatar Wan, el primer avatar de la historia, aquel que trajo al continente los elementos y también el mismo que se llevó a los espíritus con él, algunas palabras no las entendía del todo, pero otras eran completamente audibles, como los nombres, adoraba a Ravaa, era el motor que lo impulso a su vida de erudito.

Avive un poco más el fuego, iba a darle al menos cuatro horas mas de sueño, lo levantaría poco antes del amanecer. Esta noche, las estrellas resplandecían como las luces de la ciudad.

El ciclo del Avatar: sangre controlTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon