XXXIII

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Vio a Izuku salir del edificio acompañado por una omega que jamás había visto, claro, eran seguidos por las otras urgidas de atención.

Se cruzó de brazos, se recargó en el Audi y esperó pacientemente a que el peliverde rechazara a todas de una puta vez. Pero no sucedió, al contrario, siguió platicando animadamente con la chica junto a él. Su paciencia se agotó, se estiró y metió su brazo por la ventana abierta del automóvil para presionar el volante y hacer sonar el claxon.

Llamó la atención de todo ese montón de gente, nadie lo reconoció a excepción del alfa peliverde. Este lo miró extrañado y luego una gran sonrisa se formó en su rostro, se despidió de la única chica que parecía agradarle (ignorando a las demás) y caminó hacia él con altanería.

Katsuki rodó los ojos y una pequeña sonrisa tomó lugar en sus labios. Ver al pecoso caminar tan seguro hacia él era divertido y provoca cosquilleos en todo su cuerpo.

-Buenas noches -saludó y lo miró de arriba hacia abajo un par de veces, apoyó una de sus manos en el carro, acorralándolo -¿Se puede saber cuál es el nombre de tan bello omega?

-No seas ridículo -lo empujó levemente, sentía cómo su rostro se calentaba por la vergüenza al escuchar esas palabras.

-¿Y a quién busca? -no se inmutó, le encantaba hacer que el cenizo, alguien sumamente terco y hermético con sus sentimientos; se mostrara tan cómodo junto a él.

-Basta -se tapó la cara con una de sus manos, le avergonzaba sonreír tanto.

Izuku, con delicadeza, retiró la mano que tapaba el rostro de su omega. Lo apreció por unos segundos, viendo esas mejillas y nariz coloradas, sus labios rosas y húmedos que mostraban los dientes blancos y sus pequeños colmillos… y por supuesto, esos hermosos ojos carmín que brillaban con la luz artificial de las farolas y de los edificios notando así un pequeño delineado.

Suspiró completamente rendido a los pies de ese chico -Eres tan lindo, mierda -con ayuda de su otra mano, elevó el mentón del cenizo.

Unió sus labios en un beso suave y lleno de sentimientos tiernos que poco a poco se fue intensificando. Sintió un leve mordisco en su labio, jamás creyó que Katsuki haría eso considerando lo tímido que era con ese tipo de cariño (para otras cosas, como pelear en la calle, maldecir y debatir no lo era), sonrió y abrió un poco su boca para poder juguetear con la lengua de su novio.

Se separaron por la falta de aire, el alfa sonrió satisfecho.

-No recuerdo haberte visto esa ropa -jugó con la chaqueta de cuerina.

-La compré antes de venir por ti -explicó.

-¿Vamos a cenar? -propuso, no quería cocinar y dudaba que el cenizo lo haría. Y quería aprovechar que ya estaban arreglados para la ocasión.

-De acuerdo -aceptó.

Katsuki rodeó el carro para subir al copiloto, aunque antes de eso le dio una última mirada al grupo de omegas que observaban todo desde la entrada del edificio. Todos parecían enojados, confundidos o indignados… todos excepto una, y esa única persona comenzaba a molestarlo más que los demás. Verla salir junto al pecoso mientras hablaban amistosamente, con grandes sonrisas y provocando envidia en los demás… lo alertaba, sin duda alguna esa chica era un peligro para su relación.

Izuku, por su parte, al ver caminar al oji rubí, no pudo evitar bajar la mirada hacia los pantalones naranjas. El aire abandonó sus pulmones, se estaba volviendo loco por ese chico.

-Por cierto -habló una vez estuvieron arriba del auto y cerraron las puertas -Ese pantalón se te ve increíble.

-Lo sé -sonrió, odiaba admitirlo, pero la mujer que lo atendió en la tienda era buena con la ropa.

I'll never be in love [Dkbk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora