Capítulo XVII

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-¿Esto es todo lo que tienes? ¿Seguro que no te falta nada? -preguntó Mingyu mientras le ayudaba con unas cuantas bolsas.

-Es todo, Gyu. Me he ido llevando la ropa a casa -lo miró sonriendo mientras le volvía a quitar las bolsas de las manos-. Ni se te ocurra pensar que vas a hacer esfuerzos desde tu primer día de alta, ahora toca relajarse y mejorar poco a poco -quiso decir de forma autoritaria.

-Wonwoo, el médico dijo que ya estoy bien -intentó quitarle las bolsas de las manos.

-Para mí sigues necesitando reposo. Además, no te dijo que estabas del todo bien, dijo que podías irte a casa porque tenías mucha mejoría y podía ver cómo te manejabas por ti mismo, pero te recuerdo que tienes que seguir viniendo cuatro días en semana -dijo poniendo las bolsas detrás de su espalda-. Así que, como me las quietes, te corto las manos -sonrió dulce.

-No puedes decirme eso y luego poner esa cara de niño bueno -entrecerró sus ojos.

-Vamos, anda -carcajeó mientras salía de la habitación.

Habían pasado alrededor de ocho meses en los que Mingyu tuvo que ir realizando ejercicios de rehabilitación. Si bien parecía que él se había recuperado totalmente en un primer momento, todo se vino abajo cuando intentó volver a andar. Wonwoo agradecía, en gran parte, que su única lesión fuese esa, después de lo que el médico le informó antes que despertase de todo lo que podía ocurrir, aquello era realmente "un milagro" como a él le gustaba llamarlo.

Aunque Mingyu estuvo solo un par de días inconsciente, su paro cardíaco durante casi una hora, antes de conseguir reanimarlo, había causado algunas lesiones cerebrales que habían repercutido en él en el hecho de volver a ponerse en pie o simplemente mover sus piernas. Ciertamente, los médicos no podían explicarse cómo Mingyu no era capaz de realizar movimientos con sus piernas, pero sí con sus brazos, era simplemente inexplicable para ellos, y por muchas pruebas que le hicieron, no consiguieron hallar una explicación.

Pero Wonwoo no la necesitaba si ese era el único problema que lo había alcanzado. Admitía que fue un poco difícil al principio; Mingyu se frustraba con facilidad porque no era capaz de moverse por sí mismo incluso si sabía lo que quería hacer y lo intentaba con todas sus fuerzas, sus piernas no se movían ni un centímetro y eso lo hacía estallar en llanto. Después de empezar la rehabilitación, todo comenzó a ir a mejor, quizá a pasos lentos, pero veía su avance cuando podía bajar de la cama por sí mismo para sentarse en la silla de ruedas.

-¡Hyung! -gritó una voz al final del pasillo.

-Claro que no nos íbamos a librar de ellos, ni siquiera sé para que lo pienso -susurró Wonwoo, a lo que Mingyu carcajeó dejando un dulce beso en su cabeza.

-¿Os ayudamos? -preguntó Seungcheol todo lleno de energía.

-Tomad, sí, llevad esto al taxi -dijo Wonwoo con una gran sonrisa mientras ponía las bolsas en las manos de los más pequeños.

-Oye, que no somos vuestros burros de carga -protestó Chan.

-Ah, sin protestar, eso os pasa por venir. Andando -ordenó Wonwoo mientras los empujaba a ambos hacia la salida.

-Wonwoo, mamá vino a por vosotros -se volteó a verlo.

Wonwoo frunció el ceño extrañado.

-¿Por qué?

-Dijo que estaba bien si Mingyu se quedaba en casa, que ella podía cuidar de él mientras tú no estabas -dijo Chan encogiéndose de hombros.

-¿Y qué dijo papá?

-Él estuvo de acuerdo. Como Jeonghan no está, dijo que podía quedarse en su habitación.

-Woo, mi casa está vacía, y realmente no necesito que estéis conmigo a cada instante, no estoy tan mal -interrumpió su conversación- no te preocupes, si me pasa algo, te aviso.

You're my hope [Meanie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora