-Sacrificar a alguien para luego seguir sonriendo, solo tú puedes hacer eso sin sentirte 𝗰𝘂𝗹𝗽𝗮𝗯𝗹𝗲. - exclamó.
-Tranquila, nunca dejaré de 𝘀𝗼𝗻𝗿𝗲𝗶𝗿.- aseguró la castaña a la otra chica que la observaba con aquella mirada fría.
☆ ☆ ☆ ☆ ☆...
—Aquí tenemos los nuevos prototipos para las armas enviados desde el clan central del este, señorita Jisoo. — exclamó el mayordomo de la chica.
—Deja eso a un lado, quiero dedicarme a otras cosas. — replicó la chica, mientras sostenía un libro de cocina. —Creo quiero aprender a cocinar, ¿Puedes conseguirme estos ingredientes? — preguntó la coreana, dándole una lista escrita en papel y lápiz al hombre.
—Oh, claro señorita. — replicó.
Luego de todos los sucesos de la clase negra, Jisoo decidió tomar una vida diferente, ser la abeja reina no era lo suyo y vivir una vida tranquila como una persona normal se volvió tentador, el haber vivido una caída a tanta altura no le permitió tener buenas aptitudes físicas de nuevo como para poder pelear nuevamente, tampoco realmente quería regresar a esa vida, se dio cuenta que realmente, Miyeon le hizo un favor.
—Y por favor, localiza a Cho Miyeon y envíale esta carta. — le pidió al hombre. —Seguro. — respondió firmemente.
—De alguna manera debía enterarse que no morí. — se dijo a si misma con una sonrisa.
No muy lejos de ese lugar, Soyeon estaba tomando una decisión que mejoraría su vida, de alguna manera la clase negra le afectó y le llevó a tener una nueva filosofía de vida.
—Creo esta será la última vez que te visito. — dijo frente a la tumba de su amigo del pasado, del hombre que estuvo con ella y la cuido. —No vale de nada estar atados al pasado sin un propósito. — exclamó mientras encendía un incienso, colocaba flores y las regaba, para irse del lugar y no regresar más.
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—Algún día encontraré una forma natural de irme de este mundo, así como te fuiste tú.
Un cambio de ambiente era lo que necesitaba Soyeon, mudarse a la ciudad fue el cambio que quiso tener, necesitaba conexión con más personas, así que encontró un pequeño apartamento al lado de un edificio que estaba en construcción.
—¡Buenas noticias! Volveré temprano a casa hoy y llevaré una rica cena, ¿Qué les parece? — exclamó Rosé al teléfono mientras estaba sentada junto a sus compañeros en la obra del edificio que se estaba construyendo. —Oye tranquila, llevaré suficiente para todos. — replicó al teléfono.
Para la chica trabajar era una forma de borrar todo lo que había hecho en el pasado al igual que ver la sonrisa de sus hermanos cada vez que llegaba temprano y dejaba comida en la mesa, tal vez trabajar en la obra junto a muchos hombres no era lo suyo, pero era lo suficientemente fuerte para llevarlo bien.
También se dedicaba sus ratos libres en la obra para estudiar para su examen de admisión en un instituto para estudiar el bachiller, no había podido pagarlo en el pasado pero ahora si y estaba muy emocionada a tener una vida de estudiante normal.
La noche cayó y los crímenes y problemas en la calle sucedían bastante seguido, esta vez, dos monjas asesinadas a sangre fría por alguna persona de la que no se pudo dar con su paradero.
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Claro está, Irene aún no podía abandonar su propósito y las misiones secretas de la iglesia en la que estaba involucrada eran su forma de redención, debía honrar la labor de su tutora a toda honra y ser alguien importante, matar estaba en su sangre, al menos hasta el momento de sentirse realizada.
—María, no te decepcionaré. —exclamó para si misma, sosteniendo su colgante con una cruz mientas leía el periódico con la noticia de las monjas asesinadas.
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Gracias al crimen en la ciudad, la penitenciaría estaba llena de personas peligrosas, cada día, los presos debían hacer trabajo forzado, muchos presos recogiendo basura, lavando ropa o haciendo todo tipo de trabajos permitían que existiera el orden en la cárcel.
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—Solo debo esperar unos años más pacientemente y podre salir. — se dijo a si misma Shuhua, mientras recogía basura en el patio de la penitenciaría.
Mientras algunos trabajaban, otros vivían la buena vida, ese era el caso de Jihyo, que se recostaba tomando el sol junto a su padre en una playa de arena blanca y agua tibia. —Si las cosas hubieran salido bien, ¡Todo este lugar sería nuestro! — exclamó molesta.
—Tranquila, nosotros estamos felices de tenerte, con eso nos basta. — replicó el hombre.
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El teléfono de Jihyo sonó, llamando la atención de su padre. —¿Es tu novia? — preguntó.
—¡Sí! — replicó a su padre, para luego contestar la llamada. —Hola amor, ¿Cómo vas con la obra? ¿Difícil? — preguntó la chica a su pareja. —Me alegro, ¿Tus hermanos cómo están? — seguía hablando al teléfono.
—Está bien, nos vemos, te amo. — colgó la llamada con una sonrisa luego de haber hablado con su chica.
—Mira, allá viene tu papá. — exclamó el padre de Jihyo apuntando al hombre que venía con tres helados.
La chica sonrió mientras veía como sus dos padres eran felices con la chica pesar de que falló en su tarea en la clase negra, no era algo malo para ellos.
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Mientras algunas de las chicas la pasaban bien estando de vacaciones como Jihyo, otras dedicaban horas y horas de su vida para conseguir sus objetivos, como Yuqi, quien se sentaba delante de un monitor por horas mientras intentaba hackear la plataforma de la escuela, para destapar los secretos de la presidenta Lisa, solo por rencor al no poder participar en la clase.
—No van a poder detenerme, revelaré los secretos de la escuela pronto. —se decía a si misma la chica.
Y mientras Yuqi se encontraba en la oscuridad de su habitación, Dahyun observaba la vista desde una montaña mirando toda la ciudad a su paso, solo respirando aire fresco. —Ya puedo vivir en paz siendo una sola, viviendo con las manos limpias, como siempre quise. —exclamó. —Gracias, Miyeon. —añadió, mientras sostenía el colgante que la castaña le había regalado y lo observaba con nostalgia.
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Más allá de su objetivo, la coreana había podido dejar una huella positiva en cada una de las chicas que habían sobrevivido y a las que no, se les lloraba como lo merecían, ese es el verdadero poder que Miyeon tenía dentro de sí, ese poder de mejorar a los demás y por supuesto, su voluntad por vivir sin importar que suceda.
—Bien, ¿Preparada? — preguntaba Miyeon a la tailandesa.
—Siempre lo estoy. — replicó. —Sostén bien esa bolsa, no se te vaya a caer. — añadió.
Ambas chicas se subieron a la moto deportiva de la tailandesa, listas para una nueva aventura juntas, tal vez una no tan alocada como su supervivencia en la clase negra, pero si una nostálgica mientras encontraban a las chicas para entregarles sus diplomas.
El motor de la moto encendió y con ello, luego de ponerse sus cascos y acomodarse bien en los asientos, salieron en una nueva travesía, juntas, como querían estar siempre a partir del momento en el que se reencontraron en la escuela.
Hasta aquí llega el fic amigos, espero lo hayan disfrutado y estén conformes con la calidad de la adaptación, hice un gran esfuerzo analizando cada capitulo del anime, leyendo el manga y organizando todo para que quedara bien así que espero que haya valido la pena y muchas gracias por llegar hasta aquí. (◍•ᴗ•◍)❤
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