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Estas dos últimas semanas han sido de las más tensas de mi vida

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Estas dos últimas semanas han sido de las más tensas de mi vida. Desde que Ace y yo nos peleamos, decidí aplicarle la ley del hielo hasta que me pidiera perdón, cosa que no ha sucedido todavía. No parece querer admitir que se portó como un verdadero controlador y que, por supuesto, no tiene ninguna razón. Su negativa a asumir la culpa solo hace que mi cabreo crezca cada vez más, dándome ganas de pegarle un buen puñetazo en la cara. Casi.

La audiencia inicial del juicio contra Travis fue una de las situaciones más incómodas a las que me he enfrentado. Ocurrió el día después de nuestra pelea, por lo que el ambiente no era perfecto, precisamente. Ni siquiera llegamos al juzgado en el mismo coche; hasta ahí llega nuestra cabezonería. Bueno, mejor dicho su cabezonería, porque está más que claro que yo tengo razón.

Una vez en el juzgado, nos sentamos juntos con nuestra abogada, pero no cruzamos más palabras de las estrictamente necesarias. La única razón por la que lamento esto último es la imagen de desunión que podremos haberles dado a Travis y Faye. Por supuesto, la parejita estaba tan unida como si acabaran de casarse, juntos en la salud y en la enfermedad, como se dice en la boda. Solo una cosa podía reconfortarme y era ver los arañazos en la cara de aquella que se hacía llamar mi mejor amiga.

Para poner la cereza sobre el pastel de mierda que fue ese día, no arrestaron a Travis, como ya habíamos vaticinado. Dijeron que no veían riesgo de que pudiera ser un peligro para otras mujeres, cosa que estoy segura fue por lo acaramelado que se le veía con Faye. El único consuelo que tuve fue cuando el fiscal decidió presentar cargos contra Travis al comprobar nuestras pruebas, aunque ya contaba con eso, pero una victoria es una victoria.

Mi manera de celebrarlo fue volver a casa sola en mi coche, sintiendo como mi enfado con Ace crecía cuánto más le veía actuar como si no hubiera hecho o dicho nada malo. Me daban ganas de chillarle a la cara como hice cuando me quiso prohibir participar en la carrera, hacerle reaccionar de cualquier manera para que se diese cuenta del error que había cometido, pero claro, esa opción estaba completamente descartada. No pienso rebajarme al nivel de arrastrarme para que me pida perdón o reconozca que lo hizo mal. Solo tengo una alternativa para ganar esta discusión y es jugar a su juego: la lucha de egos.

Cuando mi flamante Bugatti Chiron negro y rojo cruce la línea de meta antes que su estúpido McLaren, sabrá que yo tenía razón y me pedirá perdón de una vez por todas.

Es la primera vez que veo tanta gente en las carreras, aunque no me extraña en absoluto. Ya se ha corrido la voz de nuestra pelea con Travis y todos saben que Ace y yo participamos en la carrera contra él. El cotilleo mueve masas en Hayden y el más reciente es demasiado jugoso como para ignorarlo. No me ofende que haya venido tanta gente por el morbo, principalmente porque yo haría exactamente lo mismo. Además, el chisme es bastante jugoso, por lo que es completamente normal la reacción que han tenido todos.

Estas dos últimas semanas me han servido para acostumbrarme a las miradas y comentarios nacidos a raíz del vídeo publicado sin mi consentimiento. Me da relativamente igual que me hayan visto en esa situación porque soy una persona a la que no le asusta mostrar su cuerpo, pero que lo hagan contra mi voluntad es lo que no voy a aguantar. Los primeros días, aquellas personas que me odiaban trataron de minar mi autoestima con mofas y chistes, pero al ver que no me afectaba nada de eso, pronto dejaron de hacerlo. Supongo que también ayudó el hecho de que le pegué una buena bofetada a un idiota que se pasó de gracioso. A veces, un buen golpe es necesario para callarle la boca a un gilipollas.

Serendipia {Trilogía Inefable #1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora