Raison D'etre

CAPITULO 7: Un beso con sabor a sal.

Y tan solo basto escuchar aquella voz de antaño para que un pequeño malestar continuo inundara su cerebro. Se levanto del sitio lo más calmado que pudo y se enrumbo a la cerebración.

Thomas: Vamos adentro hace un poco de frio. -La chica solo suspiro decepcionada, se había hecho ilusiones con aquel discurso que le dedicaba el hombre, pero al parecer solo la apreciaba por tener el aprecio de su hermana-

Marielle que no pudo evitar ver aquel suspiro se acerco a ella mientras él se alejaba, le dedico una dulce sonrisa y miro al cielo el cual parecía hecho del terciopelo más oscuro y fino del mundo con brillantes y pequeños diamantes, luego de un breve espacio de silencio miro de reojo a la gran puerta de vidrio que daba al interior y se coloco frente a la menor.

Marielle: ¿Te gusta? -Su voz era suave, como un delgado y suave ronroneo, la de ojos almendrados se sentía insegura a pesar de lo dulce que esta le hablaba- No tengas miedo en sentirlo, el es un gran hombre. Y si de verdad lo amas no deberías sentir vergüenza el admitirlo -El silencio se apodero de nuevo de ellas- ¿sabes algo? -La atención fue obtenida de inmediato mientras ella caminaba al barandal que separaba el borde de la terraza con la inminente caída- Hace dos años el era más alegre, así cueste creerlo. En ese entonces yo apenas le trataba en mi cafetería. La muerte de mi madre y la pérdida de mi abuela me habían aislado de todo el mundo. Me daba igual quien fuese o no al local. -La de cabello cobrizo podía sentir la sinceridad en aquella suave voz, en aquellos sinceros gestos, la mujer realmente estaba dejando salir todo aquello que resentía de su pasado- Antes de que todo eso se diera como se dio, cuando yo era la niña más dulce del poblado y Tom el chico mas aplicado a sus estudios y comprometido con sus labores humanitarias yo sentía mucho por él, me gustaba su varonil forma de actuar pero hasta ese entonces pensaba que él me veía como lo que era, una adolescente. Y no fue así. Yo perdí una gran oportunidad. -Se dio la vuelta para encarar a la menor que ahora estaba más atenta que antes, aquella revelación estaba llena de un tono amenazante, al menos para sus oídos ya que la mujer no había cambiado en ningún instante la forma de expresarse- ¿harás lo mismo que yo? ¿Esperaras que el este lejos para ver lo realmente importante que era para ti? -Y lo comprendió, eso era lo que realmente le había ocurrido a la morena- Eres joven, eso sí. Pero hasta una chica como tú puede ver el valor en el. Atrévete y no pierdas el tiempo o déjalo en paz y aléjate.

Solo bastaron esas palabras para que Sia se sintiera decidida, ella no quería perder el tiempo, no quería perderlo a él y no estaba dispuesta a sufrir lo mismo que aquella chica, en cambio Marielle luego de decirle aquello se marcho del sitio con rumbo a la fiesta, una vez en la gran sala se miro en un espejo que reposaba sobre la pared y esbozo una gran sonrisa- No planeo perderte de nuevo -Le hablo a su propio reflejo y entro al gran salón donde ya estaban en las mesas la deliciosa cena, pudo ver a Sarah coquetear con su esposo y a sus hijos jugar con su ensalada, Tom estaba a un lado de sus sobrinos algo serio y muy pensativo, Emma en cambio estaba al lado de su hermana y su esposo platicaba muy entretenido en otra mesa con su hermano y una mujer de bonitos rasgos felinos algo parecida a la muda. Suspiro caminando hasta una mesa desocupada cuando Sarah le llamo ofreciéndole la silla que quedaba libre, una justo al lado de Tom. Emma sintió las ganas de decir algo pero el rostro abrumado de Tom la distrajo y entonces no supo que decir, no podía identificar si era ansiedad de tenerla a su lado o ansiedad porque la tendría a su lado.

Sarah: ¡Hey! Marielle ven y siéntate con nosotros, al lado de Tom hay una silla.

Marielle: Por supuesto. -Se acerco con toda la elegancia que pudo mostrar, sabía que no era del agrado de Emma y le enfurecía el hecho de que esta no estuviera contenta con su presencia, no comprendía porque, esta vez ella quería corresponder aquel amor que le tenía el rubio- ¿puedo sentarme a tu lado Tom? -La pregunta estaba de mas, el no tenía ningún motivo para rechazarla, solo que muy dentro de el hubiera querido tener a su lado la juvenil presencia de Sia-