Gemelas

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Érase una vez una hermosa yôkai de largos cabellos plateados y profundos ojos dorados, su mayor enemiga era otra yôkai igual de hermosa, pero de colores contrarios: sus ojos eran azul profundo como el ocaso, sus cabellos negros como la noche más oscura y su piel, a diferencia de la de la primera, era blanca como la nieve, aunque carente de brillo o luz propios, como los de la primera mujer. Sus nombres: Hōshakō y Doro, a la primera, Hōshakō, la consideraban la deidad de la luz y la gracia en esa alejada región del Japón mientras que la segunda, Doro, era el demonio que hacía perder la cordura a los hombres con su belleza, provocándoles mundanas tentaciones.Un día Hōshakō y Doro peleaban encarnizadamente, quedando Hōshakō muy mal herida, a lo que el demonio más poderoso de la región (un leviatán de largos cabellos dorados, ojos como la plata y piel de color melocotón) había aparecido, deteniendo la batalla porque le había parecido poco honorable por parte de Doro matar a una deidad cuando esta ya estaba en el suelo. Su nombre era Kurayami, considerado el demonio de las pesadillas, amo y señor del terror, pese a esa fama, el demonio era alguien de una profunda compasión por los débiles, cuando Doro se retiró, jurando venganza, el demonio le ofreció curarse a Hōshakō, quien lo tomó como ofensa, retirándose a otra región, pero en el camino la deidad quedaría demasiado débil para andar y así desmayó. Como la estaba siguiendo, con cierta distancia y discreción para no ser descubierto, Kurayami la llevó a un lugar apartado con afán de proteger a tan delicado y bello ser, en lo profundo del bosque y se encargó de sus heridas de manera furtiva hasta que Hōshakō fue capaz de levantarse por sí misma. No obstante discutieron, pero Hōshakō al cruzar miradas con los grises ojos de Kurayami hizo silencio y así quedaron perdidamente enamorados el uno del otro.

Con el tiempo, por hacer una vida juntos, engendraron y tuvieron a dos hermosas gemelas de cabellos blancos y mechas doradas, ojos color metálico en una combinación del color de ojos de ambos padres y pieles suaves y tersas de claro color, a las que llamaron Ririsu (la mayor) e Izaberu (la menor) las criaron juntos, siendo felices. Al cumplir 250 años de edad, Kurayami les regaló unos pendientes de fuyoheki a cada una, los cuales absorberían y ocultarían parte de su energía, pues al ser la energía combinada de una deidad y un leviatán, esta era muy grande; con el tiempo las niñas aprenderían a encerrar en esos pendientes las energías que ellas mismas no desearan tener presentes en su día a día (lo cual les daría el color: azul para Ririsu, ya que absorbía la energía sagrada; y rojo para Izaberu, ya que ocultaba la energía demoníaca), poco después desaparecería el padre por algún extraño motivo, ocasionando en ellas diferentes reacciones, acordes con las personalidades que estas apenas forjaban: mientras que Izaberu guardaría un profundo dolor puesto que amaba y admiraba a su padre y pensaba que este era la felicidad de su madre, Ririsu asumiría el papel del proveedor de la casa, guardando un profundo rencor y desprecio contra su padre debido a que le admiraba y consideraba su desaparición como un acto de cobardía, lo que ocasionó que su admiración hacia él fuese destruida. Ambas niñas crecerían hasta los 500 años de edad fortaleciéndose y discutiendo vorazmente entre ellas, aunque dichas discusiones no llegaban muy lejos, pues su madre siempre las reconciliaba o entre ellas mismas se pedían perdón, cada una admitiendo sus errores.

La estabilidad de la pequeña familia no duraría mucho: Doro aparecería para dar muerte a Hōshakō y las niñas, sin esperarse que Hōshakō sacrificaría su vida para darles oportunidad a huir.En el camino, mientras pedían posada, las niñas discutieron, pues el dueño de la posada no les permitiría vivir allí "de gratis" en su opinión, aunque en realidad no deseaba tener a dos niñas sobrenaturales en su establecimiento. Izaberu estaba dispuesta a trabajar con tal de esperar eternamente a su madre, a quien creía viva; mientras que Ririsu había notado desde el principio que el dueño no las quería allí por ser yôkais y al mismo tiempo era consciente de que su madre ya había muerto a manos de Doro, lo cual ya la tenía bastante malhumorada.Su discusión se hizo más grande cuando el dueño de la posada hizo, con un ademán grotesco, llorar a Izaberu, haciendo a Ririsu estallar su poder demoníaco, derivado de su estado de ánimo, Ririsu admitiría cualquier cosa menos que hiriesen a su hermana menor, a su otra mitad, Izaberu mientras tanto trataba de proteger al hombre simple y sencillamente por ser humano, había heredado tal compasión por los menos fuertes de su padre, ocasionando que el enojo de Ririsu creciera, desquitándolo contra ella en ese momento tan turbulento y que se separaran,  pues Izaberu se ponía cada vez más obstinada en conservar la paz y Ririsu se empeñaba en hacerse temer. Todo esto ocasionó un gran disgusto entre las hermanas y que tomaran distintos caminos para hacer una vida nueva, habiéndose gritado que no querían volverse a ver. Poco después, Ririsu sería atrapada por brujos y torturada un grado inimaginable para tratar de descrubir la debilidad real de los dragones, Izaberu estallaría su poder divino en un acto de compasión al defender a un pobre hombre de ser lapidado por robar un pan, cabe aclarar que el hombre tenía mucha hambre y una familia a la cual llevar pan. Así, lo defendió de los "malos" y dio de comer al hombre y su familia, quedándose a vivir allí por un tiempo hasta que los amigos de Hōshakō la recogieron para llevársela a entrenar y que aprendiera lo que Ririsu ya había aprendido por entrenamiento y la dura vida que le había tocado con los brujos, de quienes pudo escapar apenas manteniéndose con vida, débil, enfadada y triste, sola sin ningún apoyo en la vida, decepcionada de sí misma y jurando que sería más fuerte para poder protegerse y a los que quería.

Tiempo después Izaberu se quiso reunir con el señor y contarle todo lo que había vivido en el reino donde solía vivir su madre, al mismo tiempo quería agradecerle por haberla cuidado los últimos años que estuvo indefensa en la tierra y confesarle que estaba buscando a su hermana, que tenía la esperanza de encontrarla con vida, pero habían pasado ya demasiados años (250, para ser exactos) y se había encontrado con los tátara-tátara nietos del señor, a los que les había contado su historia y la recibieron, gustosos. Mientras tanto Ririsu, que había logrado salvarse de los brujos, esconderse de Doro y sobrevivido hasta entonces a punta de endurecerse, había adelgazado mucho, dominado una cueva en lo alto de las montañas para sí misma y daba por hecho con dolor la muerte de Iza, debido a que la consideraba más blanda, torpe y débil que ella misma, suponía que habían tenido las mismas suertes y que, desgraciadamente no había podido sobrevivir. Así, había logrado sobrevivir y, en un momento dado, caería nuevamente en manos de los brujos, puesto que se había enamorado de alguien fuerte que resultó ser brujo y la traicionó, haciéndola perder a las criaturas que gestaba de él. Con el corazón destrozado, Ririsu se salvaría de esa situación acabando con todos los brujos allí presentes, incluyendo al que juraba ser el amor de su vida y se prometía a sí misma no creer en nadie más que se acercase a ella con "apariencias falsas".

Izaberu, que había ido a esa región para ver si encontraba a Ririsu, ya que los amigos de su madre le habían dicho que esta había sido asesinada, pero que de Ririsu no sabían nada, a lo que la dragona dio por hecho que Ririsu estaba viva aún, se encontraba con ella, pero Ririsu no la quiso reconocer nunca, pero la mantenía cerca, incluso cuando ambas cayeron en las redes amorosas de dos apuestos yôkais, cuya historia es tan larga y encrucijada que no voy a describir aquí. A pesar de todo lo que las gemelas vivieron después de su emotivo reencuentro, Ririsu niega a Izaberu como hermana, la golpea y trata mal, pero al mismo tiempo no deja que nadie más la toque, dennotando que en el fondo espera que sí fuera Izaberu, le aterra la idea de perderla nuevamente y pretende no darse cuenta o no aceptar que son hermanas aunque siempre la protege y piensa que, alejándola de su lado podría estar aún más segura. Por otro lado Izaberu no ataca a Ririsu bajo ninguna circunstancia, pues se fortaleció mucho más que su hermana mientras estuvo con los amigos de su madre, teme hacerle daño y por ello se deja dar las golpizas de su hermana cuando discuten, esperando que algún día su gemela le crea.

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Bueno mis estimados lectores, les confieso que el título de esta obra no tiene sentido xD ya no soy adolescente...

En  segunda instancia, este es un resumen de historia para otra novela, ¿qué tal? aún la estoy trabajando y me gustaría saber qué opinan, si les gustaría que la publicara como historia aparte.

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⏰ Última actualización: Mar 12, 2023 ⏰

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