Clarke Fairmont

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Disclaimer: la imagen utilizada no es de mi autoría. Créditos al creador.

Capitulo 3: Clarke Fairmont

POV Lexa Luthor

Lexa no planeaba salir aquella noche, no después de ver a Kate llorando y descubrir que una vampira le habia mordido. Estuvo minutos dando vueltas en su cama. El sueño la evadía y cada que cerraba sus ojos podía ver colmillos enterrándose en el cuello de Kate. Cansada de aquellos sueños salto sobre sus pies, se colocó unos jeans negros, una camisa blanca bajo una cazadora y abandonó la habitación.

Escuchó la voz de Lena en el cuarto de Kate, e imaginó que esta no podía dormir luego de tan horrible encuentro. Con un suspiro, agarró las llaves de su motora y abandonó la casa. Afuera el viento estaba algo intenso, las hojas se movían de manera aleatoria y la calle estaba desierta.

No existía un sentimiento tan liberador como el del viento contra su rostro. Con una sonrisa, condujo sobre Heda, su preciada motora que le acompañaba en los peores momentos. Guió a una velocidad poco legal por el transcurso de algunos minutos, hasta que las luces llamativas de un bar que no recordaba haber visitado se alzaron en la distancia.

"Grounders" leia el letrero a las afueras. Tenia pinta de ser un lugar bastante exclusivo así que ella dudó en entrar. Tras pensarlo durante casi cinco minutos, estacionó su vehículo y quitándose la cazadora caminó a la entrada. Le recibió un hombre que podría haber sido un jugador de baloncesto a juzgar por su altura.

-Creo que te perdiste...- le dijo el sujeto con media sonrisa que ella no respondió.

-¿No venden alcohol?- preguntó mordazmente.

El hombre sonrió mostrando una dentadura perfecta, tan perfecta que parecía falsa.

-Vendemos de todo...- respondió él moviéndose a un lado cuando Lexa elevó una ceja.

Ella suspiró con cansancio cuando estuvo dentro del local. Era espacioso. Tenia mesas que parecían igual de caras que las que Lena tenia en su amada oficina. Habia una barra al fondo, y la cantidad de botellas en aquel lugar era impresionante. Apesar de estar a reventar, nadie estaba invadiendo el espacio personal de nadie.

Se encaminó a la barra, dejando caer su cuerpo sobre un acolchado sillón y pidiendo una cerveza. El caballero que servía los tragos la miró con curiosidad, pero a diferencia del hombre de la entrada, no hizo comentario alguno. Lexa lo agradeció, porque no estaba de buen humor.

Él tenía el cabello castaño, y su cara en general tenía una similitud bastante marcada con los monos que Lexa había observado en el zoológico. Bellamy leía en su camisa.

La cerveza estaba fría y realmente consiguió relajarle un poco. Apoyó sus codos de la madera, moviéndose sutilmente al ritmo de la musica que retumbaba en sus oídos. Era pegajosa. Estaba concentrada en beber su cerveza cuando sintió una presencia a sus espaldas.

Se giró con rapidez, cayendo sobre sus pies y enfrentándose al rostro pálido e inexpresivo de la mujer mas hermosa que hubiese conocido. Una rubia de ojos azules estaba de pie a pocos metros. La mirada de Lexa viajó por su cuerpo, desde el llamativo escote hasta sus delicadas piernas. El vestido rojo que portaba hacia juego con el rojo de su pintado de labios. Era hermosa.

-Lo siento si te asuste...- se excusó la rubia con un brillo peligroso en sus bellos ojos.

Ojos azules...

Lexa nunca confiaba en las personas de ojos azules.

No desde el asesinato de sus padres.

-No te preocupes, estoy un poco alerta hoy.- se excusó ella volviendo a su asiento mientras la rubia se ubicaba a su derecha.

El Legado (Pausada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora