22 "Maldito video"

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Mi pierna temblaba y no paraba de morderme los labios mientras esperaba, ansiosamente, a que el Agente Sullivan me llamara, ya que me había pedido que viniera a comisaría para algo que no me dijo de qué se trataba, pero a juzgar por que atraparon ...

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Mi pierna temblaba y no paraba de morderme los labios mientras esperaba, ansiosamente, a que el Agente Sullivan me llamara, ya que me había pedido que viniera a comisaría para algo que no me dijo de qué se trataba, pero a juzgar por que atraparon a Hugo, podría deducir para qué me llamó.

—Amanda Smith —la voz gruesa del Agente Sullivan me sacó de mis pensamientos. Él estaba frente a mí, con su usual camisa blanca manga larga y su pantalón negro, me miraba con el ceño fruncido —. ¿Está bien? —asentí ante su pregunta —Venga por acá, por favor.

Él se dio media vuelta y comenzó a caminar hacia la sala a la que siempre íbamos, a lo que yo lo seguí. Al entrar, nos sentamos uno frente al otro, pero separados por la mesa de metal, y él cruzó sus manos sobre esta.

—Bien, Amanda, la Policía de Texas atrapó a el Señor Hugo Murphy —informó, lo que me sacó una sonrisa junto con un suspiro de alivio. Se sentía tan bien escuchar esas palabras —. Ahora mismo, lo están trayendo para esta comisaría —mis ojos se ampliaron más de lo normal.

—¿Aquí? —pregunté horrorizada. Él asintió —No, no lo pueden traer aquí —me levanté de mi asiento —. Me voy, mejor me voy —mis palabras salieron tan rápido que el Agente frunció el ceño.

—Amanda, tranquila —dijo él a la vez que se levantaba y estiraba su mano para colocarla sobre mi hombro y empujarme suavemente hacia mi asiento, por lo que yo me senté y luego él también —. No lo verá, claro, a menos que quiera hacerlo —yo negué rotundamente.

—No lo quiero ver por nada del mundo —expuse a la vez que me cruzaba de brazos sobre la mesa.

—Bien —se aclaró la garganta —. Lamento decirle que no todas son buenas noticias —tragué grueso tras sus palabras —. ¿Recuerda que le dije que necesitábamos pruebas de los cargos que se le imputaban? —asentí —¿Me trajo la que dijo que tenía? —lo vi por unos segundos a los ojos y luego desvié la mirada para negar. Él suspiró —Es muy importante que lo consiga, Amanda, podría estar en juego su vida —dijo con una mirada de advertencia —. Muchas cosas están en juego ahora mismo —dijo con la voz muy baja. Yo fruncí el ceño.

—¿A qué se refiere? —inquirí con miedo a su respuesta.

—Mire, Amanda, yo le creo, no es para nada normal que un hombre se vaya a otro estado luego del asesinato de su esposa. También le creo en el tema de las violaciones. Pero, frente al Juez, se necesitan pruebas, en un juicio se necesitan pruebas —él hizo una pausa en la que se relamió los labios sin dejar de mirarme a los ojos, como si se estuviera preparando para decirme algo muy difícil —. Se necesitan las pruebas en las próximas veinticuatro horas, ya que cuando este lapso de tiempo culmine, el acusado quedará en libertad.

Mis ojos casi se salieron de su lugar cuando escuché esa información, y sentí la sangre congelarse en mis venas.

Esto no puede ser. Debía ser mentira. ¿¡Cómo mierda van a dejar libre a ese asesino, violador, psicópata, enfermo mental desquiciado!?

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