La relación de Hinata y Kageyama era... peculiar.
Quitando el hecho que en un inicio empezó como una jurada rivalidad eterna, sobretodo por el más bajo, y quizás siga siendo así por un largo tiempo más, la relación entre ellos seguía siendo... peculiar.
A Yamaguchi le gustaba pensar de eso como un "de enemigos a amantes", pero eso sería quitarles mucho mérito en ser amigos. Y no le gustaba emparejar a sus compañeros. Bueno, no en voz alta. Bueno, no tan seguido. Bueno, sí se entretenía observando de lejos cómo ese par es tan obvio, y a su vez tan ciego.
Parecían los personajes de Miraculous Ladybug.
No porque le gustara esa serie. Para nada.
Y eso era lo que hacía que resalten tanto frente a todos. Eran un verdadero dúo dinámico, eran los dos, la pareja extraña de primero, los dos del ataque rápido, Kageyama Y Hinata.
Pero ahora estaban en lugares separados del autobús, no se hablaban, y en su juego parecían, en si, separados.
A pesar de ser aún la madrugada, Yamaguchi no podía dormir, al menos no con la preocupación de los males a los que se enfrentaba, Tsukishima alejándolo, pero ahora predominaba el pequeño pelirrojo a su lado, quien parecía dormir para olvidar.
No era de sus cosas favoritas ver a sus amigos tristes. Se sentía en la libertad y confianza de decirle a Hinata su amigo. Se había formado una linda y sincera amistad entre los de primero. Aunque claro, Tsukishima queriendo renegarlo fallidamente. No le gustaba ver a sus dos amigos separados, y menos cuando sospechaba que entre ellos había algo más que una amistad.
Puede que viva en un país algo retrógrado en ese ámbito, miradas que juzgan, críticas, comentarios, todas esas cosas, pero en ese club parecía que no existían todas esas cosas. Una burbujita donde podía ser quien era, podía amar a quien quiera, y podría mejorar a su manera. Porque parecía que cada uno tenía ese lado que parecía ser diferente a los demás, más allá de orientaciones o preferencias, cada uno era tan caótico, que simplemente encajaban. Así como engranajes de todos los tamaños, colores y figuras.
La llegada a Tokyo los recibió animados. Al menos podrían despejar la mente y dirigirla al torneo de primavera, cada vez faltaba menos. Volverían a enfrentarse al Seijo, y quién sabría, quizás al Shiratorizawa, aunque Hinata aseguraba que así sería.
Los del Nekoma eran igual que siempre, así como el Shinzen, Ubugawa y Fukurodani. Todos sus rivales eran demasiado fuertes, y eso sólo lo hacía más emocionante, claro, para el señuelo del equipo. Aunque, esta vez parecía ser diferente. Su ánimo era diferente. Y a todos les agarró de sorpresa cómo ninguno de los ataques que hacía con el armador prodigio del equipo, Kageyama, funcionaba. Al menos antes los tenían a ellos para asegurar un par de puntos, pero ahora, todos los engranajes parecían descuadrados.
Y no fue sorpresa, viendo las condiciones del Karasuno, que no hayan ganado ningún partido en su primer día de la concentración. No pasó desapercibido el ánimo bajo de Hinata, y a sus amigos cercanos se les hizo preocupante.
Yamaguchi quería hablar con él lo más pronto posible, era su muy revoltoso, gritón y molestoso amigo, su amigo. Y quizás podría ayudarlo un poco más de lo que parece. Al final, era un héroe, ¿no?
Caída la noche, Hinata decidió contarle lo que había ocurrido.
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¿¡Un Héroe!?
FanfictionA Japón le hacía falta un superhéroe. Pero de todos los que podían ser, ¿tenía que resultar él? ¡¿ÉL?! Eso sentía Yamaguchi quien aún no entendía qué había pasado pegado en las paredes de su cuarto. ¿Por qué no sólo podía tener una adolescencia nor...