No hubo alarma que me despertara, tampoco voces o personas imprudentes que entraran a mi habitación con la única intención de abalanzarse sobre mí, arruinando mi sueño y de paso mi humor. Sino fuera por la luz viva de los nacientes rayos de sol, que se colaban con discreción a través de las largas cortinas de colores perlados y puros, Nessa Miller jamás hubiera sentido que la hora de levantarse había rebasado el tiempo aceptable.
Podía culparme, o podía culpar a la cama por ser tan cómoda.
No opté por descargarme contra alguna víctima inocente, dejé de perder tiempo con el enojo, entré al baño como pude, tomé la ducha más apresurada y gélida de mi vida, me coloqué mal el traje de combate y tuve que repetir la acción un par de veces para que quedara bien. Tropecé en el pasillo que llevaba a la cocina al intentar encajar en las botas, y rodé los escalones finales por no abrochar correctamente los cierres de las mismas.
El golpe me dolió, pero no tanto como entrar al comedor y ver que de todos los lugares, solo dos seguían ocupados, y de la comida, que seguro fue un manjar, quedaba apenas suficiente para un plato.
Respiré profundo, relajé mi expresión y sonreí.
— Buen día, Imoan, Valentine. — dije, tomando asiento al frente de dónde ambas se encontraban, degustando los restos finales de los platos elaborados.
— Nessa. — Imoan sonrió, bajando los cubiertos. — ¿Pudiste descansar?
— Pude. ¿Ustedes?
Asintieron. Tomé el resto de la comida y lo jalé a mi sitio, comenzando a introducir bocados lentos, aparentemente normales.
Ellas terminaron sus alimentos y siguieron en el mismo lugar, mirándome como si esperaran algo, dejé la comida y alcé una ceja.
— ¿Ocurre algo?
— Varlerine. — dijo Valentine, viendo con pesar su taza vacía. — No está.
Relajé mi expresión facial, intentando no desvelar la preocupación y ansias, que, por cada segundo de silencio después de tal revelación, se desbordaban sin frenos, sofocándome, ahogándome.
— ¿Cómo que no está? ¿A dónde pudo haber ido?
Los ojos de Imoan centellaron, revelando la parte más viva y penetrante del rojo infernal.
Rojo sangriento.
Temblé; disimulando la acción natural de mi cuerpo al miedo, me obligué a alzar el siguiente bocado y meterlo a mi boca, manteniéndome ocupada con los sabores agradables de un desayuno que empezaba a enfriarse.
— Nessa, estaba contigo anoche.
Otro bocado.
Sostuve el vaso de agua y bebí el contenido de jalón. El sonido metálico de los cubiertos, hicieron un traqueteo contra la mesa, Valentine volvió del golpe una melodía regular, molesta y llena de advertencias.
Me apresuré a tragarme la comida, atragantándome por poco debido a los grandes bocados, que apenas y alcanzaba a moler.
— Nessa. — dijo Imoan de nuevo, y ya no fue más un llamado, sino una amenaza. — ¿Dónde está Varlerine?
Las dos sillas que ocupaban salieron volando hacía atrás, estrellándose contra la pared, rompiéndose en el acto hasta volverse meras astillas y pedazos regados de madera. La familiaridad de los rostros cambió con brusquedad, adquiriendo la versión original de Ran y Rada, suspendidos a centímetros de mi rostro por un campo invisible de fuerza y protección.
ESTÁS LEYENDO
Ibris
ActionNessa Miller lleva una vida normal, rodeada de gente amable, mientras pasa sus días en una de las áreas verdes, que forman parte de la estrategia internacional, la cual, ayudó a prevenir el desbalance completo y la extinción humana por el calentamie...