Descubrí que habían dos maneras de observar tu propia vida; la primera sabiendo que vas a morir y la segunda entendiendo que la teoría de tu existencia la escribes tú mismo.
Durante una de las entrevistas le había comentado sobre como el placer de lo cotidiano solía convertirse en algo magnífico una vez la libertad había sido arrebatada de las manos de alguien. Le había persuadido a escuchar uno de sus parafraseos lentos en lugar de ambos intercambiar cuestionamientos superficiales, así había sido la mayoría del tiempo desde que se habían conocido en persona. Un constante desinterés en las preguntas vacías y a cambio una curiosidad grande sobre lo que había vivido aquel chico.
Al pelinegro le gustaba el color azúl, pero lo quería lejos de su vista porque le recordaba al sentimiento pesado de observar a las aves del color nombrado. Esto a través del cristal blindado de la ventana de la habitación en la que había estado encerrado por varios años. Le gustaba hacer cosas de las que había sido privado por varias largas semanas de su vida, pero en contraparte le pesaban las emociones que llenaban su pecho mientras se desenvolvía en distintas actividades. Las cuales tendrían que sentirse como cotidianas, pero no lo hacían. Cada una de ellas se sentía como dar pasos cortos sabiendo que el camino a tu destino seguía siendo bastante largo. Entonces la esperanza de llegar a algún lado se convertía en un antónimo de la palabra misma.
Le apodaban Koa porque lo consideraban guerrero, pero él solía alegar que muy a su pesar el sentimiento por si mismo se inclinaba más a la palabra "sobreviviente", el pelinegro tenía el pensamiento claro de que aquellas dos palabras eran distintas entre sí pero en cierto punto se mezclaban bien. Aún así, solía aludir que había sido víctima de las circunstancias, más no la solución al momento.
Se habían conocido a base de palabras y una pantalla, uno cuestionando y el otro respondiendo, así había funcionado hasta que ambos pares de ojos se habían transmitido a base de miradas que habían dejado de ser la víctima y el resultado de tener víctimas en el país.
Koa le había mencionado en cierto punto que su pecho se estaba llenando de más, no de preocupación o miedo como antes. Tal vez si miedo, pero uno distinto, ese que se enfocaba en el sentir y no en el pensar. Porque ambos sabían que cuando escuchaban sus voces ya no pensaban en las palabras, sino en el simple percibir de la melodía contraria corriendo por sus propios oídos.
Koa también le había explicado que el secuestro había sucedido a sus quince años, una etapa temprana si se consideraba en el ámbito del amor.
"¿Quién soy yo para opinar del amor?, si apenas siento otras cosas, se me adormecieron los sentidos de tanto esperar más. Hoy tengo veinte años y sé lo que significa el vivir por mero compromiso".
"¿Entonces tú no estás enamorado?"
"Yo estoy sintiendo muchas cosas, ¿hay necesidad de clasificarlas de esa manera?"
Koa había alegado que no tenía la necesidad de hacerse tantas preguntas, pero que el instinto le ganaba tras recibir una hacía su persona. Entonces terminaba por preguntar más de lo que respondía. Él estaba interesado en la repercusión que podría haber tenido en su mente el estar tanto tiempo alejado de todo y de todos, pero más le concernía el preguntarse sobre lo que sentía por los demás y contrario de eso sobre lo que los demás sentían sobre él.
Se habían enamorado y no sabía lo que era el estarlo, pero no necesitaba la definición concreta para sentirlo. Porque al final de cuentas el ser humano parecía estar diseñado para sentir, y, resultando un agravio para muchos, no se encontraba mucha explicación sobre aquello.
ESTÁS LEYENDO
Blue Bird Theory ⇾𝐓𝐚𝐞𝐤𝐨𝐨𝐤 𝐀𝐮
RandomTaehyung es estudiante de Investigación policial, para el término de su carrera se le es pedida una tesis en la que se tenga como foco principal un caso que nunca haya sido resuelto, desarrollando el mismo mediante su propia investigación. Lo que n...