Largas mesas se extienden a lo largo de la biblioteca. Hay olor a incienso mezclado con olor a libro viejo. El silencio de la Academia se hace incluso más profundo entre las altas estanterías, cada una de ellas repleta de una infinidad de libros. Los trazos forman letras, las letras, palabras, las mismas oraciones, y finalizan el proceso convirtiéndose en largos párrafos, que en conjunto, forman libros. Estos últimos son el principal motivo de mi existencia.
— Buenos días, Hannah. –Me saluda Ann, la bibliotecaria, cuando devuelvo los libros que retiré la semana pasada para llevarme unos nuevos.
— Buen día, Ann. ¿Cómo fue tu semana?
— Muy bien, pequeña –Responde y una dulce sonrisa se forma en su rostro—. ¿Así que cazadores de sombras, huh?... Buena elección.
— Me falta poco para terminar la primera saga –Expreso con emoción.
— No te apures, linda –Dice con sabiduría—. Recuerda lo que dicen las grandes mentes; saber esperar también es saber ganar.
—Lo sé... —Asiento con la cabeza—. Lo sé.
Antes de irme, coloco los tres últimos tomos de los Instrumentos Mortales en mi bolso y saludo a Ann con un beso en la mejilla. El gran reloj de la Academia marca las ocho en punto cuando suena y hace vibrar las ventanas de los pasillos. El sol resplandece y calienta el lugar. Siempre fui de leer, pienso. La ficción siempre fue mi escape de la realidad, al igual que las grandes historias siempre fueron mis favoritas. Hada salva a toda la población de humanos, la elegida tiene que hacer un gran sacrificio para salvar a quienes ama, uno de los hermanos muere para salvar al otro de la gran maldición que los persigue. Siempre fueron mis favoritos porque, por más de que no lo vea, me es difícil creer que la vida es solo esto. No puede ser solo esto. Cuando llego a mi habitación miro mi reloj. Son 08:15. Justo a tiempo. Quedamos con el grupo para desayunar, así que supongo que estarán llegando en algunos minutos. Violet no está en la habitación, su cama está armada y se escucha el agua de la ducha correr. Preparo la mesita de desayuno y la coloco sobre la cama después de ordenar los nuevos libros en la pequeña biblioteca que organicé en unos estantes detrás de mi cama.
No hay nada mejor que casa.
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Bajo el candelabro
Teen FictionLa vida de Violet, destrozada en consecuencia de malas acciones, no hace más que darse vuelta cuando decide que es hora de empezar de cero, y se muda a un internado en Londres. Las circunstancias terminarán por ponerla en una falsa relación con la...