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Después de esa noche en la que no entendía a que entrenamiento se refería, el día llegó. Tres pequeñas niñas llegaron al cuarto de Sabito y Sanemi anunciando que era hora entrenar, cuando ellos por fin se levantaron, los guiaron hasta la sala de entrenamiento donde lo primero que viero al entrar fue a Shinobu junto a Aoi.
—Bien, como es tu primera vez Sabito-kun te explicaré, primero pasarás con las chicas para que te ayuden a estirar. —Señaló hacia unos futones donde estaban las niñas. —Después pasarás por entrenamiento con las tazas, se ayudaran entre sí y por último lo harán contra Shinobu, ¿entendido? —Se volteó a mirar a Sabito quien asintió.
Así el entrenamiento de los chicos empezó Shinobu los vigilaba e indicaba cuando el turno terminaba, los cazadores entrenaban juntos, ambos tenían que atraparse, para ella estaba claro que Sanemi tendría mejores reflejos que Sabito, pero, era sorprendente lo rápido que se adaptaba Sabito, él estuvo cerca de alcanzar a Sanemi en muchas ocasiones.
"Sabito-san tiene un aguante increíble, pero aún le falta..."
(...)
La noche había caído, Sanemi y Sabito compartía cuarto junto con Giyuu, pero esa noche, Shinobu estaba con ellos curando y vendado sus heridas.
—Sabito-san.
—¿Qué sucede? —Preguntó Sabito.
—¿Tú usas la respiración de concentración total siempre? —Preguntó Shinobu.
—No... ¿eso es posible? —Preguntó desconcertado mientras acostaba a Giyuu en su respectiva camilla.
—Por supuesto que sí, creí que Shinazugawa-san te diría. —Ella estaba vendando a Sanemi, así que apretó mucho la venda, haciendo que el albino saltara de dolor.
—Auuuuuch.
—Eres un grosero Shinazugawa-san, ayuda a Sabito-san!
—¿Porqué tengo que hacerlo yo?
—Porque también es tu amigo.
Sanemi se quedó callado, estaba procesado la palabra "amigo", se apenó tanto que le quitó la mirada, se acostó en su camilla en cuanto Shinobu soltó la venda.
—Mañana entrenaremos.
La muchacha guardó las vendas y sonrió, era consciente lo tímido y terco que podía ser Sanemi.
—Entiendo, gracias Sanemi. Daré todo de mí. —Exclamó Sabito con su sonrisa que iluminaba toda la casa.
(...)
—Hah!! ahhh... No puedo hacerlo... —Jadeó de cansancio.
—No seas tonto, tienes que hacerlo eso es lo básico. —Gruñó Sanemi mientras colocaba una calabazas en el lugar.
—¿Para qué es eso? —Preguntó Sabito mientras jadeba.
—Nosotr... bueno... yo... entrenaba con Kocho con esto. —Le señaló la calabaza.
—Ehh... —Sonrió. —Así que ayudaste a Kocho con su entrenamiento.
Hubo un corto silencio incómodo.
—Bueno... algo así, pero no importa tienes que soplar hasta que exploten.
Sabito lo vio con una mueca de sorpresa, estaba esperando a que Sanemi dijera que era broma.
—No es broma, ahora sopla. —Gruñó Sanemi. —Lo harás siempre que puedas.
—¿¿¡¡Eh!!?? Pero esta calabaza es muy resistente. —Habló con miedo mientras golpeaba despacio la calabaza.
—Bueno, Kocho puede romper esa que está ahí. —Dijo señalando una calabaza mucho más grande que la que Sabito tenía.
(...)
15 días habían pasado y Sabito no había logrado dominar la respiración de concentración total, así que comenzó a levantarse temprano en la madrugada a entrenar, se subió y se sentó en el tejado de la finca, esperaba que eso funcionara, necesitaba concentrarse.
"Según lo que me dijo Kocho si logro usar siempre la respiración de concentración total me ayudará mucho, porque quebré mi katana y estoy seguro que Haganezuka-san estará furioso... Y no pude conseguir la sangre de esa luna..." Sabito estaba inmerso en sus pensamientos.
—la...
"Tengo que esforzarme más si quiero encontrar la cura de Giyuu..."
—Hol...
"Tengo que hacerme fuerte, solo así Giyuu podrá regresar..."
—¡¡Hola!!
El fuerte grito hizo que el cazador saltara y volteara hacia un lado. Aoi estaba parada a unos metros de él, con su expresión de enojo.
—¡Lo siento! Estaba inmerso en mis pensamientos. —Se disculpó haciendo una corta reverencia con la cabeza.
—Si eres así de distraído siempre, va a traerte problemas. —Gruñó mientras se sentaba al lado de Sabito. —Estás esforzándote mucho, a pesar que Shinobu y Shinazugawa-kun están más adelantados.
—Bueno, ellos son buenos conmigo. Siento que si me hago más fuerte, podré ayudarlos de mejor manera a ellos. —Respondió con una sonrisa brillante, enserio era brillante.
—Eres una persona muy considerada, a pesar de saber que eres más débil ahora, estás trabajando duro. —Dijo la chica con su ceño fruncido.
Sabito se apenó un poco, quitó la mirada y se recompuso. —Um... me preguntaba ¿porqué nos trajo aquí?
—Bueno, se reconoció de manera oficial que Giyuu-san viajará contigo, además estaban heridos. —Ella bajó su cabeza y murmuró. —Y hay otra razón... yo... quería encomendarte mi sueño heredado.
—¿Sueño? —Él se giró a verla.
—Llevarme bien con los demonios, estoy segura que tú puedes hacerlo. —Respondió mirando el suelo.
Sabito estaba sorprendido, el tono con el cual había dicho esas palabras era completamente diferente al que Aoi usaba siempre, ella se lo había pedido con tanta melancolía que era extraño.
—Aoi-san, ¿está asustada? —Preguntó viéndola.
(...)
La madrugada había llegado, todo en la finca mariposa estaba en silencio. Las niñas estaban dormidas en su cuarto. Sanemi estaba descansando en su cuarto tabién, Sabito se había levantado temprano a entrenar y al parecer Aoi aún no había llegado de su ronda.
Shinobu estaba sentada en la parte trasera de la finca, admiraba lo hermosa que se veía la luna. La verdad casi no había dormido, su día anterior había sido muy largo había estado lleno de investigaciones y experimentos, pero aún así, se había levantado temprano. Estaba inmersa en sus pensamientos hasta que sintió unas pequeñas manos tocarle su hombro, al girarse se encontró con el pequeño Azabache, él la estaba observando.
—¿Pasa algo Tomioka-san?
El chico no respondió.
—La luna está hermosa hoy, ¿no lo crees? —Preguntó ella viendo hacia la luna.