22: Guerra

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"Era especial pero no quería serlo"

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"Era especial pero no quería serlo"

El mundo terrenal estaba cubierto por una manta oscura de hipocresía y crueldad, las olas del mar no podrían limpiar tanta suciedad. Wei Ying manejaba a su antojo las olas del mar, pues su existencia estaba conectada a esta naturaleza, sus emociones se veían reflejadas en la naturaleza como un espejo colgado en el cielo. La belleza resplandeciente del príncipe del mar se veía opacada por la dureza de la ira, mientras la ira  existiera en su pecho, nada podría volver a ser bueno. Wei Ying siempre había buscado una explicación a la desaparición de sus padres; el pueblo hablaba de criaturas con cuernos que les habían arrebatado a sus reyes, y la familia Jiang había tomado como conclusión un ataque por poder. Wei Ying podía ver que era todo eso al mismo tiempo y quizá más de lo que se hablaba, seres ardientes de poder que luchaban entre sí para destruirse.


Wei Ying era especial, pero siempre había deseado no serlo. Porque las miradas estaban sobre él, las cargas más pesadas estaban colgadas sobre sus hombros y el dolor más fuerte aplastaba su corazón. Había dejado de odiar al rey hace un tiempo, porque este había demostrado ser leal a la bondad y su gente; pero, ¿a cambio de qué? ¿de encubrir un escenario atroz y de guardar silencio? Wei Ying lo culpaba por ser parte de esas criaturas que lastimaron la integridad de sus padres. Y no había dolor más grande que una puñalada en la espalda.

Siguieron caminando entre la noche y las llamas, pues debido a que los dragones sobre el cielo eran bruscos con sus ataques, era imposible evitar que parte de estos feroces lanzamientos no llegarán al inmenso bosque. Wen Ning seguía sus pasos de cerca, como protegiéndolo de las posibles criaturas que pudieran surgir en medio del peligro, el eunuco aun en estas desesperadas situaciones cumplía arduamente su trabajo cuidando al príncipe como a una damisela. Sin saber quizá, que el príncipe no necesitaba ser cuidado, no quería ser protegido.

—Príncipe, nos estamos alejando del palacio, ¿no deberíamos quedarnos aquí esperando al rey? Seguramente esto terminara pronto —, sugirió el eunuco con un semblante bañado en preocupación, atascado entre las ramas del suelo y cubierto por la oscuridad de las sombras. Wei Ying se preguntó quien ganaría en esa batalla a muerte, inevitablemente se sentía preocupado por el rey, la conexión que habían forjado en pocos días no se iría con las llamas de la ira, aunque quisiera. Y vaya que anhelaba que ese aprecio que había tomado por las acciones sutiles y bondadosas del rey Lan Wangji se hicieran cenizas después del incendio en su corazón; pero no podía, no podía desaparecer el temblor en su pecho al escuchar su nombre, o olvidar el olor de sus túnicas en cada acercamiento, incluso las marcas en su cuello delataban lo imposible que resultaba odiar al rey. Antes lo había logrado con facilidad, ¿por qué ahora su corazón vacilaba cuando las pruebas eran obvias?

Se maldijo por confiar en un dragón
Se maldijo por creer en las palabras de Lan Wangji.
Se maldijo por anhelar volver a tocarlo.

El príncipe del mar || WangXian Donde viven las historias. Descúbrelo ahora