VEINTIDÓS

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Paseaban por el parque tomados de la mano, el menor comía su preciado helado de menta y chocolate

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Paseaban por el parque tomados de la mano, el menor comía su preciado helado de menta y chocolate.

Reían a causa de los chistes bobos que contaba el mayor, estaba muy felices ese día debido a que el pequeño comenzó a sentir como sus bebitos se removian en su interior.

—Yang Jeongin.—

Escucharon a sus espaldas, por lo que ambos voltearon.

Los colores abandonaron el rostro de Jeongin y sintió su pulso acelerarse.

—M-Mamá—murmuró casi sin aliento.

Rápidamente cubrió su pancita con sus bracitos, escondiendo a sus hijitos de aquella cruel mujer.

Hyunjin cubrió el pequeño cuerpo de su novio con el suyo, colocándolo detrás de él.

—Tan pronto como te fuiste terminaste de esta manera—chasqueó la lengua y negó con la cabeza—no me sorprende, eres una verdadera perra.—

Jeongin agachó la mirada al sentir cómo lágrimas comenzaban a descender de sus lindos ojitos.

Hyunjin gruñó molesto.

—No se atreva a hablarle de esa manera.—

La mujer abrió los ojos, sorprendida.

—Oh, así que tú eres el padre de ese bastardo—soltó una carcajada—vaya, nada mal para esta pequeña basura—mordió su labio inferior, escaneando con la mirada al pelinegro y detiendo su vista en la parte baja de su abdomen.

El mayor sintió su sangre hervir.
Apretó los puños, conteniendo sus ganas de soltarle un golpe a la mujer.

—Ya basta -ambos se sorprendieron al escuchar la voz rota del pequeño—métete conmigo todo lo que quieras, puedes insultarme y odiarme cuanto lo desees, pero no te voy a permitir que te metas con mis hijos—sollozó—no son unos bastardos, porque los hicimos con mucho amor, no por una calentura de momento—la mujer tensó la mandíbula ante lo último dicho—no son unos bastardos porque mi hyung sí me ama; no te necesito, así que aléjate de mí, aléjate de mi familia.—

El pelinegro rodeó con fuerza el pequeño cuerpo de su novio luego de que este pareciera estar a punto de romper en llanto.

—¿Cómo te atreves?—escupió la mujer con voz ofendida—eres un bastardo sin educación—alzó la mano con intenciones de golpear al pequeño.

—No se atreva a ponerle una mano encima—Hyunjin regresó a Jeongin a sus espaldas, interponiendose entre ambos—o si no- —

—¿O si no, qué? ¿Qué me vas a hacer? ¿Me vas golpear?—soltó con burla—no puedes hacerlo, soy una mujer.—

Hyunjin tensó su mandíbula, pues lo que decía era cierto, por más hija de puta que fuera, no podría ponerle una mano encima.

—Mujeres como tú merecen más que un golpe.—

Los tres miraron a la chica pelirroja que se había acercado.

—¿Quién carajos eres y cómo te atreves a hablarme así? Soy mayor que tú, me debes respeto.—

—¿Respeto?—soltó una carcajada—lo que menos mereces es respeto—la miró con asco—y quizás él no pueda golpearte—señaló a Hyunjin con la cabeza— pero yo sí puedo, así que no quiero ver más tu horrible rostro por aquí. Lárgate.—

La mujer tensó la mandíbula, y dándole una última mirada a la pareja, se dio vuelta y se fue.

Cuando Jeongin perdió de vista a su madre, al fin dejó salir todo aquel llanto que estuvo aguantandose.

Se dejó caer al suelo, cubriendo su boca con una mano y tomando su vientre con la otra, alarmando a los otros dos.

—Amor—Hyunjin se agachó, quedando frente al menor— mi amor, ¿estás bien? ¿Te duele algo? ¿Te sientes mal?—

Atacó con preguntas al pequeño.

—Hey, tranquilo—chica se acuclilló a un lado de Hyunjin y posó su mano sobre su hombro—no lo agobies con preguntas.—

El alto asintió.

—Oye, cariño, mírame—habló esta vez al pequeño- calma, respira lento.—

Jeongin obedeció a la indicaciones de la extraña, sintiendo como paulatinamente su llanto cesaba.

—¿Ya está bien?—la pelirroja limpió las mejillas empapadas del menor en un gesto maternal.

—S-Sí—murmuró con la voz un poco rota.

La chica sonrió.

—Me alegra eso—acarició los cabellos del pequeño.

Hyunjin veía a un lado cómo aquella extraña consolaba a su novio.

—¿Quién eres tú?—se atrevió a preguntar.

La muchacha sonrió.

—Mi nombre es Ryujin, Shin Ryujin, mucho gusto.—

—S-Soy Jeongin, él es Hyunjin, mi novio.—

—Es un gusto, pequeño Innie.—

El menor sonrió.

—Muchas gracias por habernos ayudado.—

—No es nada.—

El pelinegro ayudó al pequeño a ponerse de pie.

—¿Cómo podemos agradecértelo? -preguntó a Ryujin.

—No tienen que hacerlo, esa mujer está realmente loca.—

Hyunjin soltó una carcajada y Jeongin retuvo la suya.

—¿Noona?—el castañito la miró dudoso.

—Creo, ¿cuántos años tienes?—

—Diecisiete.—

—Veinte.—

Jeongin asintió—Entonces, noona, pásame tu número de teléfono, así cuando necesites algo, puedes pedírmelo a mí.—

La muchacha sonrió y asintió.

Luego de haber intercambiado números, prosiguieron a despedirse y Ryujin retomó su camino.

—¿Seguro estás bien?—murmuró Hyunjin sobre la frente de su novio, rozando sus labios contra su piel.

El pequeño asintió y abrazó con fuerza al mayor.

—Mientras estés conmigo, siempre estaré bien.—

El pelinegro sonrió.

—Te amo.—

—Te amo más, hyung.—

el otro sí estaba bien corto, entonces por eso les traje este más largo de una vez<3

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el otro sí estaba bien corto, entonces por eso les traje este más largo de una vez<3

Little Boy || Hyunin Kde žijí příběhy. Začni objevovat