Capítulo 17

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"Encontrarse, de pronto, con las manos vacías, con el corazón vacío. Sombra perdida entre las sombras, ¿cómo recuperarte, rehacerte, vida?"

Jaime Sabines

Ayer me quedé mirando fijamente la silla.

Él se sentó en ella después de traer una toalla y lanzarla a mis manos para que pudiera secarme.

Draigh Laroux.

Lottus.

El artista.

El escultor.

Me sentía nerviosa bajo su intenso escrutinio. Temiendo perderme en el agujero sin vida que es su mirada.

Así que desvíe la vista de él, de lo que representa.

Recuerdo el ardor en mis ojos, ansiando dejar escapar algo del dolor contenido tras la fuerza con la que sus palabras me impactaron.

Esperé pacientemente sus disculpas mientras escuchaba el caos que se desarrollaba fuera, la lluvia, los truenos y los relámpagos.

El caos es vida.

Al menos para mí.

Me recuerda lo que soy, a lo que he sobrevivido.

Con una expresión neutra en su semblante se dirigió a las esculturas y comenzó a observarlas con ojo crítico.
Inconforme.

—No me disculparé por mis palabras —dijo él con cansancio—. Observaste mis creaciones sin mi permiso.

—¿Así que esto es una especie de venganza? —cuestioné, la molestia filtrándose en mi tono.

—No, lo que dije es verdad. Hay cosas que se ocultan a simple vista y si eres bueno leyendo a las personas entonces sabes identificarlas.

Cada parte de mí se mantuvo inmóvil ante su confesión.

Leer a las personas es algo que se me da bien, soy buena fingiendo que soy feliz cuando es todo lo contrario y casi siempre las personas me creen.

Están demasiado ensimismadas en su propia miseria para pensar en alguien más o lo que le duele a otro.

Y es mejor así.

Todos tenemos cosas con las que lidiar. La empatía está sobrevalorada en un mundo donde el dolor es el noventa por ciento de lo que sentimos. Sentir también el de otras personas roza lo estúpido.

(...)

Así que hoy decidí hacerle una visita.

Le incómoda mi presencia, o los humanos en general.

Por lo que no me sorprende que al llegar a la galería esta noche y dejar un croissant y un café con leche en la mesa de Pol su nombre esté en el registro de visitantes.

Me acerco al lugar donde siempre se escucha el fuerte resonar de un martillo y ahí está él.

Golpeando grandes trozos de mármol de carrara.

Con cada golpe su expresión facial cambia, ira, dolor, angustia.

El polvo blanco comienza a deslizarse por cada rincón de la pequeña habitación. No entiendo cómo puede respirar allí dentro.

Negando con mi cabeza giro sobre mis pies y voy a mi espacio.

Pintar es bueno para mí.

Me relaja.

Pero últimamente todo ha perdido sentido.

Los colores ya no brillan y las ideas no llegan en cascada como lo hacían antes de tomar un avión y cambiar el rumbo de mi vida.

Beloved Thorns Of Paris (#PGP2023)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora