Tres

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Era sábado por la mañana y Christopher se encontraba desayunando en la sala mientras veía televisión. Se vio interrumpido por el sonido de la puerta siendo tocada, se levantó con pereza y se dirigió a ella, la abrió y se encontró con el pequeño niño que vivía aun lado de su casa. El pequeño le extiende s mano y se puede ver qué en ella tiene una rosa y una nota: el la toma con cuidado y el niño sin decir nada sale corriendo en dirección a su casa.

Demasiado extrañado por aquella acción, cierra la puerta y se dirige de nueva cuenta al sofá. Una vez sentado toma la nota y percibe la bonita caligrafía de esta y se dedica a leerla.  

Podrá parecerte un poco extraño todo esto, pero al ver esta rosa no pude evitar
en pensar en ti. Es tan linda y frágil, tan linda como tú y tan frágil porque deseo protegerte siempre, espero sea de tu agrado.
Te quiere, tu admirador.

Termina de leer la pequeña nota y no puede evitar sonreír, las palabras son tan lindas y la rosa es realmente bella, la acerca a su nariz y aspira el aroma de esta. De un momento a otro su sonrisa se borra, esperaba que aquel admirador no fuese Johann Vera, el chico le agradaba y era lindo, pero su corazón solo le pertenecía a cierto chico alto y de sonrisa bonita; deseaba con todo su ser que aquel admirador secreto fuese Zabdiel.

¡Dios! Quería que fuese el, que el le diese esa rosa y le dijera aquellas palabras tan lindas, estaba tan enojado de el mismo ya que nom  podía ver a nadie más como lo miraba a el; y no es que lo quisiera pero temía que Zabdiel no sintiera lo mismo que el, y que el se cree falsas ideas, puesto que llevaba mas de 5 años enamorado de aquel chico. No sabe en qué momento fue, o tal vez se daba una idea.

Sus sentimientos hacia el comenzaron a cambiar desde el día en que cayó de un árbol, Zabdiel se acercó a el demasiado preocupado y tranquilizarlo, tan solo tenía 18 años y aún así el mayor se dedicó a cuidarlo; se había fracturado un brazo y su pie había sufrido un esguince. Se la paso culpandose casi un mes;  ya que ellos siempre solían ver el atardecer desde las ramas de los árboles de aquel parque que era poco transitable.

Ese par de meses Zabdiel se dedicó a cuidar de el, ayudarlo en la secundaria a cargar su mochila y en o ocasiones cargarlo por su pie adolorido, desde aquel momento sabía que su corazón le pertenecía y hasta la fecha le seguía perteneciendo, porque Zabdiel De Jesús era todo lo que quería en la vida.

¡Hola!
Un nuevo capitulito por hoy; espero y les esté gustando.
Fue algo corto porque es el inicio del plan.
Les amo.

Rosas [Chrisdiel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora