Capítulo diez

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Corro. Corro como nunca antes. Me dirijo a los aposentos de Mehmed. Cuando llego a las puertas no lo pienso y entro sin anunciarme antes.

Me quedé paralizada en mi lugar al ver a Mehmed boca abajo en su cama con una flecha incrustada en su espalda. La herida no se ve bien por la ropa de él pero tiene una gran mancha de sangre alrededor de ella.

Se me llenan los ojos de lágrimas.

Al parecer, nadie en la habitación se había dado cuenta de mi entrada.

- Mehmed - digo en un susurro.

Veo como Mihrimah, el príncipe Mustafa y la sultana Mahidevran voltean a verme. La única hija del sultán Suleyman se acerca a mí con grandes lágrimas rodando por sus mejillas.

- Adalet... - susurró entrecortadamente.

Ella se acerca lentamente a mí. Todavía no puedo salir del estado de shock. Cuando está enfrente mío, casi tapando la vista que tenía de Mehmed acostado boca abajo y con la flecha incrustada en su ancha espalda. Veía sangre en todos lados.

- Adalet... Mehmed... él... no sabemos cómo pasó - dice tartamudeando y con la voz grave del llanto.

De mis labios no salió ningún sonido, tampoco la miré, toda mi concentración estaba en Mehmed.

- ¿Cómo está? ¿Ya lo vieron los médicos? ¡¿Dónde están los médicos?! ¡Deben verlo de inmediato! - grito mirando a los Agas.

- Ya han sido llamados sultana no deben tardar en llegar - dice el príncipe Mustafa - Le pido por favor que se calme sultana Adalet, el príncipe Mehmed es fuerte, él se recuperará.

Ni siquiera me esforcé en dirigirle la mirada. No me interesaba su falsa amabilidad ni empatía. De repente varios hombres entraron apresurados, eran los doctores.

- Sultán es mejor que se retiren, haremos todo lo posible para que su alteza, el príncipe Mehmed, esté sano y salvo.

El sultán Suleyman solo asiente mirando hacia Mehmed, se acerca hacia la sultana Hurrem, que lloraba mares de lágrimas, y la abraza por los hombros.

- Hurrem, debemos dejar que los doctores vean a Mehmed.

- No... No, por favor... Suleyman, no me alejes de él - dice tratando de quedarse a su lado - Suleyman, haz que él viva, prometeme que mi hijo va a vivir.

- Te lo prometo Hurrem pero debemos dejar que los doctores hagan su trabajo.

Lentamente la sultana se deja llevar por el amor de su vida. Los dos salen de la habitación acompañados de la sultana Mahidevran y la sultana Mihrimah.

No me muevo, no puedo hacerlo, incluso pienso que mi cuerpo se ha paralizado de forma permanente.

- Sultana, debemos salir - siento que alguien dice cerca mío.

En ese momento veo como unos dos de los tres doctores empiezan a preparar sus utensilios mientras que el tercero empezaba a quitar la ropa que se encontraba cerca de la herida de Mehmed. Es ahí cuando por fin puedo mirar a otro lado que no sea Mehmed tirado en su cama.

Veo que la persona que me habló fue el príncipe Mustafa y que está a unos pasos de mi persona, esperando reacciones de mi parte.

No digo nada solo me doy vuelta quedando en frente a la puerta. Camino hacia la salida, sintiendo un peso en mi pecho, angustia. En los pasillos veo a las sultanas Mihrimah, Mahidevran y Hurrem en una situación tensa e incómoda que no me interesa en lo más mínimo. 

Camino pero no siento mis piernas. Camino hacia mis aposentos en este maldito palacio, sigo sin sentir mis piernas. Los pasillos se hacen infinitos y angostos, estoy en un laberinto. El piso se empieza a mover, o por lo menos eso es lo que siento. ¿Será que me voy a desmayar? Es improbable, comí todas mis comidas el día de hoy y me he cuidado bastante.  

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⏰ Última actualización: Dec 31, 2022 ⏰

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