𝐒É𝐏𝐓𝐈𝐌𝐀 𝐇𝐎𝐑𝐀 𝐃𝐄 𝐕𝐔𝐄𝐋𝐎, 𝟐𝟑:𝟑𝟕𝘼𝙋𝙍𝙄𝙇
Si a mi yo del pasado alguna vez le hubiese dicho que Alan Douglas comenzaría a caerle bien, seguramente le daría un infarto instantáneo.
Aquellas siete horas realmente me habían servido para aprender mucho del famoso comandante, y aunque me doliera admitirlo, había descubierto que no era tan malo como inicialmente había llegado a asumir, sin embargo, entre mis recientes sentimientos hacia él, se encontraban algunos extrañamente conocidos, y no lograba comprender cómo un hombre era capaz de causarme cosquillas en el estómago en cuestión de escasas horas.
Me encontré a mí misma hipnotizada por sus bonitos ojos verdes y su perfil prácticamente perfecto, su fina barba tan solo le hacía el favor de contornear aún más su mandíbula y sus labios carnosos eran simplemente ideales.
¿Por qué me estaba fijando en todo aquello? Ni siquiera yo lo sabía, pero lo que sí sabía era que me sentía atraída hacia él como si fuese un imán, me estaba resultando imposible resistirme.
- ¿Puedo confesarte algo, April? - Inquirió, sacándome de mis más íntimos pensamientos.
- Por supuesto. - Sonreí, girándome hacia él para verlo mejor.
- Pero no quiero que te enfades.
- ¿Por qué lo haría?
- Prométeme que no lo harás.
- Cuéntamelo ya, Alan. - Insistí, frunciendo el ceño.
- Primero prométeme que no te enfadarás.
- Vale, vale, prometo que no me enfadaré. - Dije, algo intrigada por lo que tenía que decirme. - Ahora cuéntamelo.
- Bueno, la cuestión es que… Hoy estás aquí porque así yo lo he querido. – Murmuró, casi de forma inaudible.
- ¿Qué? ¿A qué te refieres, Alan?
- Henry te llamó para que vinieras hoy a sustituir a tu compañero porque así yo se lo pedí, fue una petición personal el hecho de que tú fueses mi copiloto hoy.
Tardé un momento en asimilar la situación, pero en cuanto lo hice, pude notar al instante como la rabia me recorría todo el cuerpo.
- Espera un momento… ¿Con esto quieres decir que Henry pudo haber avisado a cualquier otro compañero, y sin embargo me llamó a mí, el día de mi cumpleaños, solo porque tú se lo pediste?
- Bueno, así suena peor de lo que es. - Señaló, haciendo una extraña mueca con sus labios.
- ¿Por qué demonios le pedirías al jefe que me llame? ¡Toda la plantilla sabe que hoy es mi cumpleaños, Alan! Tenía muchísimos planes preparados con mi familia y amigos. - Exclamé, frunciendo el ceño.
- Lo sé, y lo siento, pero no me apetecía volar con nadie más hoy.
Simplemente no podía creerlo, estaba sonando como el hombre más egoísta y narcisista del mundo.
- ¿Y a mí qué más me da lo que tú pienses, Alan? Ni siquiera sé por qué has solicitado mi incorporación hoy, nunca nos hemos llevado bien.
- Quizás yo a ti no te caigo bien, pero a mí me agradas bastante. - Se defendió, encogiéndose de hombros. - Así es nuestro trabajo, April, debes estar lista para cuando te necesiten.
- ¡Esa es la cuestión, que ni siquiera me necesitaban a mí! Parece que solo quieres amargarme la vida, Douglas. - Negué con mi cabeza, cruzándome de brazos y apartando mi mirada de su rostro.- Podría estar ahora mismo comiéndome un buen trozo de tarta si no llega a ser por tu maldito ego.
ESTÁS LEYENDO
𝗔𝗺𝗼𝗿 𝗲𝗻 𝟭𝟮 𝗵𝗼𝗿𝗮𝘀 ©
Teen FictionDoce horas de vuelo, dos tripulantes que parecen odiarse entre sí mismos y una cabina de avión llena de sentimientos profundos, contradictorios e incontrolables. ¿Logrará esta travesía hacerles cambiar su percepción el uno del otro? O más bien, ¿aca...