Una sombra lo observaba, no veía a nadie, pero sentía su presencia.
-¿Quién eres y qué quieres?
- Alguien cómo tú no debería de estar en un lugar como este.
- No haz respondido a mis preguntas.
- Llámame V, soy...se podría decir la cuidadora de este lugar.
- Bueno, en todo caso, yo solo vengo de paseo, no quiero hacerle daño al bosque.
-¿Entonces por qué lanzaste una rama?
- Esas cosas no son animales de verdad. Son objetos.
-¿Y si esa ave estaba enferma? ¿O todas? aún sabiendo eso ¿Le hubieras aventado la rama?- su fuerte voz lo hizo estremecerse.
- No. Ubiera preferido que muriera naturalmente.
Un corto silencio apareció entre aquellas dos personas.
-¿Harías lo mismo por un humano?- a qué venía esa pregunta, pensó Matías.
- Depende...si esa persona me lo pide sí.
- Entonces, ¿si la ave te lo ubiera pedido lo harías?
- No.
-¿Por qué?
- Porque no es un humano.
- Entonces quieres decir que los animales no tienen consciencia ni sentimientos y que por eso deberían sufrir.
- No, claro que no, yo no quería decir eso.
- Sabes, eres el segundo ser humanos que me dice eso.
-¿Qué cosa?
- Que se arrepiente de sus palabras.- se escuchó un suspiro, después aquella extraña persona salió de las sombras, dejando ver a una joven con una tunica con capucha negra, cabizbaja. Camino lento hasta quedar frente a frente.
Matías retrocedió unos pasos, estaba nervioso, no sabía si era una trampa.
- Tranquilo, no te haré nada.- dijo V levantando sus manos, demostrando que no traía ningún arma.
-¿Qué es todo esto?- pregunto apuntando al árbol con todos esos pájaros hechos de madera.
- Es un método que inventé para saber cuándo alguien entra a estos territorios. Siempre caen, son tan estúpidos jajajajajaja.
Matías se sintió avergonzado. No era por caer en algo tan sencillo, sino más bien por que aquella joven había llamado su atención, no de curiosidad por su forma de vestir, que era muy distinta a lo que estaba acostumbrado ver puesto a una mujer, sino de algo más.
V levantó la mirada para poder ver su reacción ante aquel comentario. Pudo apreciar su vergüenza.
- No te sientas mal.- puso su mano en el hombro de Matías.
Este simplemente sonrió, pero pudo apreciar que poseía una máscara, que solo dejaban ver sus hermosos ojos de color negro, pero con un brillo intenso, como el cielo al caer la noche, una noche estrellada.
- Tú.- señalo la máscara.
- No me la puedo quitar, es por el bien de todos.
V camino unos pasos. Matías solo la apreciaba.
-¿No vas a venir?- le pregunto V al ver qué no caminaba.
-¿A dónde vamos?
- A ver a tu caballo.- la estupidez volvió a apoderarse del cuerpo de Matías.
ESTÁS LEYENDO
Un amor equivocado.
Historical FictionLa grandeza del bosque aguarda muchos secretos. Entre ellos el amor no correspondido de una pareja separada por los estereotipos de una sociedad cruel. Y de una familia considerada perfecta y poderosa. Un dulce matrimonio. Una hija perfecta y hermos...