Capítulo 44

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«ES MÁS PELIGROSO DE LO QUE PARECE»

¡Maldito Mike!

¡Maldito Donnie!

¡Maldito Allen!

¡Maldito Jared!

¡LOS ODIO, MALDITA SEA!

Mi puño golpea, enérgico y violento la suave superficie de la almohada, ahogándome con ésta cuando grito y lloro con rabia e impotencia, sintiendo el aire escapar de mis pulmones y la bilis ascender por mi garganta a una velocidad sobrenatural.

Ha pasado una hora, y aún no consigo saciar el dolor y la vergüenza que experimenté por su engaño, el de los cuatro. ¡Qué idiota soy! ¿Por qué creí que ellos me dejarían ir? Son unos cabrones, unos cobardes de mierda que jamás pensaron en mi felicidad o en mi maldita paz mental. ¡Estúpidos egoístas! Soy su prisionera, ¡NO SU MALDITA NOVIA!

Tomo la almohada que me ha servido como saco de boxeo y asfixio los alaridos desesperados que he obtenido por no haber actuado desde un principio como una persona irracional. No debí ser amable con ellos, no debí darles una oportunidad o una chance de hacerme daño... ¡Otra vez!

Debí haber tomado ese cuchillo.

De haberlo hecho ahora estaría en casa. No se puede razonar con esos hombres. ¿Por qué pensé que tendrían una consideración conmigo? Porque creí que su estupidez o ingenuidad estaría de mi parte, por eso. Grave error. Subestimé a mi enemigo, lo primero que te enseñan en la escuela militar es jamás mirar sólo adelante, de vez en cuando debes permitirte ver también hacia atrás como método preventivo. Jamás con la certeza de que tu plan A será inescrutable. Debes conocerte bien para comprender incluso las intenciones de tu yo pasado en una situación de alto riesgo, es una ventaja de tu propia perspectiva.

¿Seré pendeja a propósito? No negaré que me gusta ser menos inteligente de lo que parezco por ser hermosa, pelirroja y curvilínea, porque sería estar mintiendo. A veces es bueno dejar que crean lo que quieran de ti para conocer mejor sus intenciones.

He tomado demasiadas malas decisiones para aprender y sobrevivir en este lugar, pero... una parte de mí, y aunque odie admitirlo, jamás se arrepentirá de haber fingido ingenuidad o vulnerabilidad para acercarse a la parte más humana que ellos tienen.

Y eso me enfurecía. Estaba molesta conmigo misma por haberme puesto esta trampa. Porque caí y lo hice de un modo desastroso.

Tocan a mi puerta.

—¡¿Qué?! —espeto en un monstruoso grito, que le helaría la sangre incluso al mismísimo diablo.

—¿Ret? —Una voz desconocida me habla al otro lado de la puerta.

Desconocida pero también patente en alguna parte de mi memoria. ¿Ya la he oído antes?

Bajo de la cama y me acerco al umbral echando humo. Por poco me dejo llevar por mis impulsos y abro la puerta, pero me obligo a conservar la calma y esperar... Esperar un poco más es lo único que me mantiene serena y a la vez impaciente. Algunas veces olvido que tengo que pensar las cosas dos veces.

—¿Quién eres? —le pregunto a quien sea que esté a punto de entrar en un horno de diferentes llamas para cocinar humanos.

—Soy Lisa... Lisa Jones —se presenta, amable.

—No te conozco, no me molestes más.

A través de la puerta siento su sonrisa. —Claro que me conoces, Ret. Hablamos, ¿recuerdas? Cuando tenías esa lesión en tu cabeza yo me presenté contigo e incluso balbuceaste diciéndome que estabas secuestrada por mis primos o algo así. ¿No lo recuerdas?

Dos están bien, pero... ¿cuatro? [Poliamor #2] (BORRADOR) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora