HASTA EL FRÍO SUDA

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Un prostíbulo se ve totalmente diferente sin seres humanos.

Jin sigue caminando por el DeLuna con Jungkook detrás y el silencio es hasta siniestro. Todas las luces neón apagadas, las luces de las repisas en las barras de bebidas también, las cápsulas vacías, se ve casi hasta inocente, entonces se da cuenta de que este lugar no es en sí pecaminoso, son los humanos quienes lo hacen bueno o malo.

Todavía continuaron por la escaleras hasta arriba. Los rayos de la mañana se colaban por las ventanas del bar. Sillas descansando al revés sobre las mesas, Yoongi no estaba en servicio, algunos empleados con horario nocturno apenas estaban yéndose a casa con su ropa casual y mochilas tras la espalda.

No se detuvieron aquí, Jin le pidió amablemente que siguiera caminando pero cuando llegaron a la puerta de salida con la calle al otro lado, Jungkook se detuvo.

—¿Mmm… a dónde vamos?

—Tranquilo, al restaurante de al lado. Voy a invitarte a desayunar. —Jin le regaló una mirada más afable ahora para no preocuparlo.

Jungkook le arqueó una ceja incrédulo.

—Quieres que salga. —Señaló las puertas de cristal con un dedo ingenuo.

—¿Conoces otra manera de cruzar al restaurante? Te recuerdo que son instalaciones independientes. —Jin le sonrió un poco a su inseguridad y le dio una ligera palmada en la espalda para que diera el paso fuera de una vez.

Pisar la calle no es nada del otro mundo.

A Jungkook lo fue especialmente tan fascinante como desconocido. Tres años sin haber vuelto a pisar el lugar donde tuvo que comer de la basura, huir de otros maleantes y meterse en lugares inimaginables para buscar refugio. Esto es surrealista, casi un sueño.

No dejó de mirar a su alrededor para observar todo lo que podía mientras caminaba al lado de Jin. Sólo fue una cuadra, unos metros a la derecha cuesta arriba por la misma acera en la montaña. Ni siquiera cruzaron la calle pero para Jungkook fue todo un viaje hostil, demasiado estimulante y peligroso. Sus sentidos tardaron en adaptarse a la luz o los pocos autos que pasaban a estas horas tan claras de la mañana, un par de personas pasan a su lado y no pueden evitar mirarlo, es el chico más bonito que han visto.

Todos ven el bar de al lado como un simple lugar elegante para gente nocturna y fantoche que ahora está cerrado pero Jungkook nota que lo miran, no le despegan la mirada de encima, en su paranoia las siente juzgadoras y desaprobatorias.

«¿Por qué me miran? Déjenlo», Jungkook se hace chiquito. «Oh no, lo saben, ya lo saben todo. Quién soy, lo que hice»

Inconscientemente dio un paso cerca de Jin para alejarse un poco de la banqueta claramente huyendo y evitando a la gente que le hacen cara rara preguntándose qué le pasa al chico que parece desorientado.

Ya había olvidado cómo se veía y sentía el mundo exterior. No lo extraña para nada.

Jin sonrió, tuvo que volver a darle un pequeño empujoncito en la espalda para que entrara al restaurante.

El olor a desayuno recién servido fue lo primero que lo recibió, era exquisito, junto con el olor a café recién hecho le hicieron flotar en el aire y olfatear la brisa fresca de la mañana combinado con el perfume elegante de los inmuebles. El restaurante estaba en su pleno apogeo, casi lleno, el sonido de vajillas y cafeteras llenando sus oídos en un alegre sonar. Este ambiente familiar, amplio, limpio y de concepto abierto fue un regalo demasiado grande para que sus pequeñas manos lo pudieran abarcar todo. Sentía que se quedaba atrás y que todo esto le quedaba de talla grande.

𝐏𝐫𝐨𝐭𝐞𝐜𝐭 𝐌𝐞 [𝐊𝐨𝐨𝐤𝐯] +𝟏𝟖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora