El mes de agosto refrescó la húmeda ciudad y trajo consigo cielos nublados cuando una brisa desplazó el aire estancado y el otoño logró colarse en los árboles y en los días que se acortan. Casi había terminado antes de empezar y Lena se pasó la mayor parte del tiempo aparcada detrás de un escritorio o compartiendo tapas, películas y horas alrededor de la mesa de billar de un bar de mala muerte con sus amigos. No sólo Alex y Kelly pasaban esas noches en el bar; Nia, Brainy y Sam se unían a ellas a menudo, y una noche, dos semanas después de su regreso de Metrópolis, las seis fueron a ver juntas Los cazadores del arca perdida en aquel teatro en decadencia al que Kara había llevado a Lena.
ㅤ⠀ㅤLena se dio cuenta de que no se resentía de su compañía tanto como había previsto, permitiéndose salir de su revolcadero más a menudo de lo que le hubiera gustado, pero se sintió más agradecida por ello cuando se encontró riendo hasta que le dolió el estómago, a pesar del dolor de añoranza que sentía en el pecho. Se dio cuenta de que echar de menos a Kara no significaba un vacío de espera en su vida, y se alegró de haber dejado que la obstinada determinación de Alex y Kelly de convertirla en una mariposa social hiciera lentamente su efecto. Tal vez no tanto como les hubiera gustado, pero Lena apenas se quedaba dos noches en la oficina a la semana, lo que contrastaba con las semanas enteras en las que regresaba a casa de madrugada para volver a la oficina unas horas más tarde.
ㅤ⠀ㅤCuando agosto se convirtió en septiembre, les reservó a Alex y Kelly una escapada de fin de semana a Joshua Tree en señal de gratitud y para que tuvieran algo de tiempo para sí mismas, y Lena habría mentido si no hubiera dicho que sólo quería un fin de semana para ella. Se marcharon el jueves y Lena disfrutó de la tranquila noche en casa con Athena, repasando las actas de la reunión con un jefe de proyecto del departamento de ingeniería mientras sonaba un documental de fondo.
ㅤ⠀ㅤEl viernes por la noche, a pesar de que se había prometido a sí misma que se quedaría en casa y haría el mínimo trabajo, se encontró en la oficina hasta tarde, quedándose para inspeccionar un prototipo y disfrutar del taller vacío. Tenía su propio laboratorio, por supuesto, pero había algo en el paseo por los talleres abiertos que la hacía añorar los días que había pasado en su propia investigación, los aspectos prácticos que no giraban en torno a arduas reuniones y montañas de papeleo o las constantes conversaciones sobre el dinero y los indicadores clave de rendimiento y la determinación de los proyectos a seguir. No echaba de menos las largas horas dedicadas a la codificación de programas informáticos, a revisar cadenas de letras y símbolos en busca de pequeños errores, pero echaba de menos el cuidadoso trabajo de soldar y conectar cables y ensamblar piezas complicadas.
ㅤ⠀ㅤAhora dedicaba la mayor parte de su tiempo a encargar a otras personas que hicieran ese tipo de trabajo por ella, contratando a cientos de personas para crear los productos que L-Corp vendía en sus distintas divisiones, pero aquella noche dedicó un par de horas a desmontar el prototipo de un robot guiado por imágenes y a estudiar detenidamente los planos mientras inspeccionaba sus piezas. Se trataba de una mejora de un viejo modelo que Lena había diseñado y que intentaba aplicar la nanotecnología mediante nanosensores y una mecánica de motores finos con su propia fuente de energía autorrenovable, pero hasta el momento no había tenido éxito. Sabía que, una vez que dieran con la clave, sería un elemento básico en la vanguardia de la medicina y la ingeniería modernas, haciendo un trabajo rápido y preciso que las manos humanas fallaban en hacer, cometiendo errores.
ㅤ⠀ㅤEn la calle de abajo, los coches pasaban por delante del oscuro edificio, los clientes que iban a cenar a los magníficos restaurantes situados a lo largo del río, al final de la manzana, mientras los viajeros que llegaban tarde se dirigían a casa. Por encima de ellos, el sol poniente manchaba el cielo de rojo, dorado y rosa, las palmeras y los cipreses se mecían con la fresca brisa. Las horas se le escapaban mientras trabajaba, la oficina se vaciaba y el olor a grasa y metal se pegaba a las yemas de sus dedos ennegrecidos mientras jugaba alegremente, sabiendo que no estaba aportando nada valioso al esfuerzo, pero contenta de ver por sí misma cómo progresaba el trabajo.
ESTÁS LEYENDO
Espera que vuelva a casa [Supercorp]
Fanfiction"Cuando una tarde Lena conoce a Kara, una soldado que está en casa de permiso mientras espera su próximo despliegue, en una cafetería local, su vida da un vuelco total en un instante. Cuando empiezan a hablar, Lena se siente atraída por Kara; hay al...