Un pequeño sonido de sorpresa se le escapó, pero el jovencito no se alejó. Lentamente, las mejillas de Gulf se volvieron rojas brillantes.
<<Joder, realmente tranquilízate, Mew>>. Tienes que recordar que el príncipe no está acostumbrado a que la gente se le acerque.
-Quiero preguntarte algunas cosas.
-¿A mí?-las cejas de Gulf se elevaron.
-Sí.- tirando a Gulf del brazo, Mew trato de hacer su mejor esfuerzo para ver a Gulf a la cara. Mew nunca tendría las respuestas si recorría con la vista a Gulf de nuevo. Temía que el hombre se fuera. Y maldición si no se resistía a dejar la compañía de Gulf. Sentirse atraído hacia él era una mala idea, pero Mew no podía hacer que su cuerpo entendiera eso. Demonios, su mente tampoco quería entenderlo.
Mew regresó al estudio.
-Kamnan, por favor danos algo privacidad.
-Lo siento, mi lord. No puedo hacerlo si está lord Gulf en el cuarto. Debo de actuar como su acompañante.
El rubor de Gulf realmente se oscureció.
Galaxias, qué podría el hombre hacer si Mew fuera a... Mew suspiró y soltó la muñeca de Gulf. Ahí estaba de nuevo, pensando cosas que no debería. La sociedad puede ser un poco extraña para él, pero la respetaba y a los principios básicos que la fundaron.
Buscando algo que ver para que Gulf se tranquilizara, vio la pintura arriba de la chimenea. Sin duda ese arte era algo que Gulf disfrutaba. Esa era una inusual pero muy buena composición, la pequeña niña, Muffin, usaba un vestido de encaje blanco, sentada frente a la ventana, con la luz de la luna asomándose a través de las oscuras cortinas abiertas. Ella sostenía un ramo de rosas negras junto a su nariz. Sus ojos azules brillaban sobre los pétalos. Con sonrosadas mejillas y pálida piel, se veía como un ángel. La niña era un inocente contraste con el ébano de las flores con sus espinas que parecían letales. La luz y las sombras eran increíbles. Era un nítido superrealismo, la textura estaba tan bien lograda que hacía que el espectador quisiera tocarla.
-Esa es una de las mejores piezas de fantasía que he visto en mucho tiempo.
-Gracias, pero no es una pieza de fantasía. Esas son las rosas de Regelence. Florecen de noche y solo se les encuentra en Regelence. No es una de mis mejores, pero es una de mis favoritas. Si te gustan, en algún momento del tiempo que permanezcas aquí puedo llevarte alguna noche a verlas.
Mew estaba impactado. No porque las rosas fueran realmente negras o que florecieran de noche, sino de la pintura, era asombrosa. Gulf era incluso mejor artista de lo que asumía.
-Eres muy bueno.
Gulf, sonrió, el rubor se fue de sus mejillas.
-Gracias.- no pretendía ser modesto sobre su talento, sabía lo bueno que era. La confianza era muy sexy.- ¿De qué quieres hablarme?-Gulf rodeó el escritorio, echándole una mirada al monitor. La luz del monitor y de la chimenea resaltaba sus altos pómulos. Bajó la cabeza hacia la pantalla, contemplándola.
<<Joder>>, el hombre era hermoso.
-¿Lord Saeueng?-Gulf lo miraba directamente a los ojos.
-Mew.
-Yo deb...-sonrió-. Bien, Mew, ¿qué quería conmigo?
<<¿Qué no quiero contigo?>>. Mew caminó al otro lado del escritorio, regresó a la pantalla. Estaba el vídeo del pasillo que iba a la bodega del sótano.
-Dime, cómo Fluke desconecta a Kamnan.- Gulf sacudió la cabeza.
-¿Por qué haría eso?-rompiendo el contacto visual, pasó sus dedos por la superficie del escritorio-. ¿Por qué estás aquí? ¿Qué fue lo que robaron?- miró directamente a los ojos a Mew de nuevo.
ESTÁS LEYENDO
1. Mi hermoso capitán
RomanceLa vida del conde de Saeueng da un giro inesperado y se ve obligado a dejar todo atrás convirtiéndose en el feroz y temido capitán intergaláctico de la fuerza aérea Mew Suppasit. Cuando ocurre un robo de armas en Regency, un planeta con realeza, se...