Aadya
Todos estaban felices por la noticia, y al bajar juntos nos felicitaron a ambos; sin embargo, yo quería ir a hablar con Noah, así que solté su mano y fui a dónde él se encontraba mientras Sebastián seguía hablando.
- Hola. - Sonrió Noah al verme.
- Hola. Felicidades - dije lo último estirando mis brazos para darle un abrazo, a lo que él aceptó.
- Gracias.
- Nuevo Alfa eh - solté divertida
- Aquí humildemente, listo y preparado para salvarlos y salvarte, por supuesto, por si un día necesitas de esta fuerza. - Respondió enseñándome su conejo.
Solté una carcajada al oírlo - Noo, pero que le has hecho a Noah, solo llevamos dos días aquí.
- Tienes razón, La verdad es, que estoy nervioso, No sé cómo hacer esto, en la mañana hablé con el Alfa y me dijo que confiaba en mí, pero...
- Hey, ¿Qué es ese ánimo? Lo harás bien.
- Eso espero.
- No. Eso es lo que harás.
- Tienes razón. Me esforzaré por el bien de todos.
- Sé que lo harás - dije para después darle un abrazo
¿Y qué va a pasar contigo? - pregunta y yo le pongo atención - Te iras o...- nos interrumpe un grito y los dos volteamos.
- ¡Escuchen! - Gritó Sebastián, Yo y Noah nos separamos deshaciendo el abrazo.
- Hoy la celebración es por el nuevo nombramiento, no por qué haya regresado mi luna, así que les pido que respeten eso. - Habla fuerte y claro, haciendo a todos reaccionar, provocando que ahora vengan hacia Noah y le empiecen a dar ánimos mientras le juran lealtad, cosa por la cual me tuve que alejar, ya que no tenía por qué estar ahí.
Vi a Sebastián a lo lejos, se encontraba solo y desprendía una sonrisa de victoria al ver qué me dirija directamente a él, esta sensación que arropa mi corazón al verlo es como si lleváramos años de estar saliendo.
- Lo hiciste a propósito - solté al llegar con él
- Lo siento, te alejaste de mí y estabas muy cómoda y alegré hablando con él, sé que es tu amigo, pero aún no súpero lo de la madrugada y que estés tan cerca de él me hace sentir celoso. Tan solo el recordar que lo viste desnudo provoca en mí un deseo de competencia para mostrarte quien es mejor.
- Huy, no digas eso, es una oferta tentadora - suelto jugando y Sebastián sonríe de oreja a oreja con malicia viendo mis labios. Quito mi sonrisa al ver que se lo tomó en serio y lo amenazó. - Oye estoy jugando, eh, no lo vayas a hacer o duermes solo.
- Quiero ver eso. - habla sin quitar su sonrisa de malicia
- Ah, ¿me estás retando?
- Si tú le llamas asi.
- Bien, espero que esta noche no pases frío. - sonríe levantando sus hombros para después tomar mi mano, íbamos a empezar a caminar, pero escuché un grito y sentí como me abrazaron de mi pierna.
Me detuve al instante y miré hacía bajo viendo a Lidia muy sonriente.
- Tía. - me llamó sin soltarme, solté la mano de Sebastián y la cargué
- ¿Qué haces aquí?
- Lidia te vio.
- ¿Y corriste de nuevo?
- Sí.
- Lidia - La bajo y me agachó para quedar casi de su estatura. - me alegra mucho que me saludes, pero no puedes ir corriendo detrás de mí siempre. Tus padres podrían preocuparse y si un día no me alcanzas y me pierdes de vista, podrías perderte.
- ¿Entendido? - Le pregunto y ella asiente mientras juega con sus manitas.
- Lidia. - Escucho la voz de su padre y me levanto notando que tiene un rasguño en su rostro.
- Papá - gritó Lidia regresando con él
- Lamento mucho esto, de nuevo. - se disculpó sin levantar su rostro.
- No. Esta bie...- iba a responderle, pero Sebastián me tomó de la mano y me jaló.
- Vámonos. - dijo molestó. Caminé unos cuantos pasos, pero volteé de nuevo viendo su rostro de tristeza de aquel hombre mientras Lidia solo pego su frente a la de él como si lo animará, a lo que él solo le sonrió.
- Oye espera. - me solté de su agarre
- ¿Qué te pasa? ¿Crees que está bien actuar así frente a una niña?- Por su puesto que no.
- ¿Entonces?
- Él no tiene ni por qué mirarte.
- ¿Haces esto por celos?
- No son celos - dijo serio mirándome a mí y luego a él con odio. - Solo te cuido.
- ¿De él?
- Te lastimó. - soltó y yo solo moví mi cabeza varias veces diciendo que sí.
- Bien, veamos ¿por qué? - dije dando media vuelta para regresar.
Todo esto es tan confuso, desde la primera vez que lo vi, nunca me ha mirado a los ojos y por alguna razón se siente extraño y quiero saber la razón de este extraño sentimiento de distanciamiento.
- Espera. - Sebastián trata de detenerme, pero sigo caminando hasta llegar a ellos.
- Oye tú...- digo al llegar con ellos dos, sin acordarme de su nombre de aquel hombre.
- ¿Espera que estás haciendo? - interviene Sebastián tomando mi mano, pero en ningún momento me jala de nuevo solo se queda a lado de mí.
- Mírame a los ojos. - Suelto, pero Sebastián luego, luego interviene.
- Mi Luna...
- Espera. - me dirijo a Sebastián para que deje de insistir, para después volver ver hacia el frente- Él dice que me lastimaste y por eso no me miras desde el primer día que nos vimos en el restaurante - suelto y Sebastián se sorprende, mientras que el otro hombre, solo cierra los ojos como si deseara que no hubiera dicho eso. - Esa herida, te la hizo Claude, ¿no? ¿Por qué si dice que me lastimaste? ¿Por qué me salvaste?
¿La encontraste y no me dijiste? - Lo reprende con un gruñido Sebastián acercándose a él para tomarlo, pero me pongo en medio de ambos.
Sebastián yo estoy hablando con él, cálmate, además hay una niña. - veo a Lidia con una sonrisa antes de que Sebastián la asuste.
- Lidia ve a casa con mamá, ¿si cariño? - le habla con delicadeza a la niña, la baja para que vaya a casa. Vemos que Lidia se va.
- ¿Qué te lastimé? Sí, eso es verdad. - Empezó hablar de la nada, pero sin levantar su mirada. - Te dije muchas cosas que te hirieron y te hicieron sentir mal, me alejé, y cuando Joel vino a visar que te habías ido...
No solo me sentí fatal, sino que...- apretó su mano en forma de puño, dejándola libre después de unos instantes, volteándose para que no viera sus lágrimas, pero su voz, cada vez se escuchaba más cortada.
- Me sentí la peor escoria que te pudo tocar como hermano. Jamás pensé lo que pasaría al decirte aquellas palabras... Y saber que yo pude ser la diferencia... Me destrozó. Nunca he sido un buen hermano para ti.
Te dejé atrás, co-mo el cobarde que soy...es por eso que, no tengo el valor de verte a los ojos, porque te hice llorar más de una vez.
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El Deseo de la Luna "Rayo de esperanza"
FantasyHan pasado años desde que Aadya perdió la memoria pero gracias a un viaje inesperado regresa a dónde vivió, recordando fragmentos de su adolescencia, encontrándose de nuevo con su familia y amigos teniendo nuevas aventuras. segundo libro.