Presagio de un sueño

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Mirabel

El silencio de aquel lugar oscuro invadía sus oídos provocando un leve chillido en estos, la penumbra era tal que no podía visualizar su entorno, todo parecía ser la nada misma. Siendo el silencio su único acompañante decidió adentrarse en aquella oscuridad que parecía infinita haciendo que sus pasos resonaran sobre lo que pensó era madera, caminaba con seguridad sin tener cuidado siquiera con algún obstáculo que pudiera presentarse en el camino.

Un ligero susurro en sus oídos rompió el silencio del lugar haciendo que detuviera sus pasos.

—Vuelve. —Ella giró la cabeza al escuchar aquello pero lo único que pudo notar fue la intensa oscuridad tras de sí. —No debes hacerlo, no debes quererlo. —El tono de aquella voz era el mismo pero un poco más eufórica.

De la nada apareció frente a ella una mesa cuadrúpeda de madera que se encontraba en un círculo de luz siendo la única zona iluminada en el lugar. Aquella mesa parecía contener algo en su superficie que irradiaba una ligera luz verdosa contaminando parte de la luz brillante que iluminaba los alrededores de esta.

Debajo de la mesa no había absolutamente nada, solamente sombras y vacío oscuro dando la ligera impresión de que se encontraba flotando sobre la nada. Llena de curiosidad decidió caminar rumbo a esta mientras los susurros se intensificaban transformándose en gritos.

—¡No te vayas —Las voces seguían siendo irreconocibles y exasperadas. —, regresa! —Ella seguía avanzando sin prestar atención a las voces que parecían pedir lo contrario aunque las consideraba confusas y sin sentido. A medida que avanzaba la mesa aumentaba su tamaño dando a visualizar mejor el objeto sobre ella.

—¡No nos hagas esto! —El tono volvió a cambiar nuevamente pareciendo esta vez el de un hombre. Al llegar a la mesa reconoció rápidamente el objeto sobre esta, era una losa de jade, las mismas que recibía bruno en sus visiones pero solo había una diferencia, esta se encontraba completamente en blanco, normalmente estas mostraban los sucesos de la visión pero esta era la excepción.

Ella levanto sus brazos para tomar la placa de jade entre sus manos. —¡Esto es un error! —Las voces insistían pero ella no se inmutaba así que lentamente y con delicadeza sujetó la losa verdosa entre sus manos y como esperaba no había nada en ella, solamente su reflejo.

—¡Mirabel! —Al oír su nombre levantó la mirada y volteó la cabeza, pudo reconocer perfectamente aquella voz. —¿Mamá? —Preguntó en voz baja, repentinamente las voces cesaron dejando el lugar en un silencio absoluto, al devolver la mirada hacia la placa en esta se reflejó la familia madrigal, pero con una pequeña diferencia, el rostro de Mirabel se encontraba completamente en negro al igual que la de su primo mayor, Camilo. La oscuridad en ellos se esparció cubriendo a la familia y finalmente a la losa completa.

Ella se horrorizó al ver aquello y antes de que la oscuridad tocara sus dedos soltó la placa cayendo nuevamente en la mesa. Aquella losa negra empezó a cuartearse, las grietas la recorrieron por completo y finalmente se quebró.

El sonido del quiebre parecido al del vidrio inundó por completo sus oídos, ella se los cubrió pero aun así el sonido parecía aumentar.

Mirabel se despertó de forma brusca sollozando en el camino, miró desesperadamente a su alrededor y para su sorpresa se encontraba en su habitación y sentada en su cama, aquello resultó ser una terrible pesadilla, aún exaltada se sujetó el cuello con la mano notando humedad en este, estaba completamente sudada. Miró al reloj y notó que ya era hora de levantarse así que sin darle más vueltas al asuntó, se vistió, se arregló y se preparó para salir.

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