Dos chicos que están a nada de graduarse de la secundaria e iniciar sus vidas, pero cometen un error que puede comprometer su futuro y tal vez sus vidas para siempre
—No, no mi amor, continúa y no me voy a enojar. ¿Por qué estás llorando hija? ¿Que fue lo que te pasó?— Preguntó Jughead, preocupado.
Mía sollozó, bajando la mirada. —Me encontré con David... un chico de la clase de Anthony. Él me guió hasta los vestidores y...
—No— Negó Jughead, con los ojos cristalizados. —No me digas eso hija. Por favor dime que no caiste mi amor—
—El me gusta, papá. Y me gusta mucho. Es un chico muy alto, apuesto, tiene una cabellera negra tan abundante que se le hace una cola de caballo y tiene unos preciosos ojos verdes. Siempre fue lindo conmigo. Ese era el secreto tan grande que le tenía que decir, pero me daba miedo y él no me habla desde esa noche...— Confesó, llorando.
Jughead tomó el rostro de su hija entre sus manos, haciendo que ella lo mirara a los ojos. —¿Él te tocó? ¿Te hizo daño?— Preguntó.
—Yo... fuimos a los vestidores y él me dijo que confiara en él. Empezó a tocarme...
—Oh no, oh no. No quiero seguir escuchando. No me digas que tú y el...
—¡Déjame terminar!— Gritó, llorando. —El se arrepintió y dijo que no quería lastimarme. Me preguntó si yo quería... hacerlo con él y le dije que no. Me arrepiento de haber ido a esa fiesta papá. Les fallé a mi mamá y a ti, perdón— Se disculpó, llorando aún más.
Jughead tomó aire y la abrazó. —¿Como te atreves a decir que me fallaste? No sabes lo orgulloso que estoy de ti. Supiste cómo actuar en un momento en el que fácilmente podías caer y cometer un error. Mi amor, tu mamá tenía razón. Debo confiar más en ti y ahora me doy cuenta de eso— Se separó y le sonrió. —Ahora se que esa incomoda conversación que tuvimos cuando cumpliste doce sirvió para algo—Admitió.
—Lo se, pero no me recuerdes eso— Negó, divertida.
—Si... pero enserio, Mía. La mejor manera de prevenir cualquier consecuencia es evitar tener... ya sabes. Y si te decides a hacerlo, hazlo con responsabilidad, con cuidado. Puede que tu mamá y yo ya te orientáramos, pero creo que ella lo haría mejor. Después de todo, es mujer— Supuso Jughead, encogiéndose de hombros.
—Lo se, pero no me gusta hablar de esto contigo— Admitió Mía, divertida.
Jughead soltó una pequeña risa. —Lo se, no es nada fácil. Me tocará hacer lo mismo con tu hermanito cuando tenga doce. ¿Sabes? Es increíble como crecen. Apenas ayer te sostenía a ti en mis brazos. Llorabas, tu mamá no podía contigo y lo único que querías era estar conmigo. Eras tan pequeña que me daba miedo hacerte daño cuando me tocaba cargarte—Admitió.
Mía sonrió, mirando a su padre. —Ya crecí, pero el hecho de que yo sea tu hija no ha cambiado ni un poco. Siempre voy a quererte como cuando era pequeña. Siempre serás mi papá—
Jughead sonrió y acarició el cabello de su hija. —Te amo, mi pequeño terremoto—
La puerta principal de la casa se abrió, dejando ver a Betty con cuatro bolsas de compras en mano, con el cabello algo alborotado y se veía cansada.
—Papá... dile— Le susurró Mía a su padre para luego mirar a su madre. —Mamá... ¿Que tal?—
Betty suspiró, dejando las bolsas sobre el otro sofá y dejándose caer al lado de las bolsas, soltando un largo suspiro. —Verónica y yo salimos de compras con tu tía JB y no sabes cuánta gente había. Estoy exhausta, pero les traje algo a cada quien—
—¿De verdad?— Preguntó Mía, mirando a su padre por lo bajo. —Hazlo— Le susurró.
—Bueno ya voy— Le susurró a su hija y luego miró a Betty. —Amor...
—¿De que me perdí?— Les preguntó Betty a su hija y esposo. —Mía... ¿Qué haces aquí tan temprano?—
—Mamá... la profesora no vino y nos dejaron ir temprano. Y creo que papá debe decirte algo— Dijo Mía, mirando a su padre.
Jughead suspiró. —Si...— Se puso de pie. —Betty...
—Jug, nuestro hijo— Le recordó, poniéndose de pie. —Hay que ir a buscar a nuestro niño a la escuela—
—Dejen a ese enano allá— Bromeó Mía, pero vio que su madre la miró mal. —Okey, era broma—
—Vámonos— Exigió Betty, agarrando las llaves del auto de la mesa que está frente al sofá.
Los tres fueron a buscar a Mateo juntos para luego regresar a casa, pero Jughead planeaba algo más.
Él no estaba dispuesto a dejar que ese chico que había tocado a su niña se quedara sin consecuencias.
Regresaron a casa. Cayó la noche, cenaron juntos y no se dijo ni una palabra sobre esa prueba de embarazo positiva que Jughead encontró en el pasillo.
Se hacía tarde y ya estaba llegando la hora de dormir. Jughead esperaba a Betty en la habitación que comparten para entonces tocar el tema, pero ella no aparecía.
Betty se quedó con Mía en su habitación y ya tenían aproximadamente dos horas hablando, pero Jughead quiso darles su espacio.
—Hola— Lo saludó Betty, entrando a la habitación con una sonrisa. —No creerás lo que pasó—
—Hola preciosa. ¿Que pasó?— Le preguntó el ojiazul.
Betty se sentó a su lado en la cama con una sonrisa. —Nuestra hija me contó todo lo que pasó esa noche—
—A mi también— Afirmó Jughead. —Cuando llegaste del centro comercial, estábamos hablando de eso. Estoy orgulloso de mi pequeña—
—También yo. Pero nunca está de más educarla. Estuve hablándole sobre educación sexual, métodos anticonceptivos y todo eso. No quiero que tenga una educación sexual tan pobre como la tuve yo— Aseguró Betty, bajando la mirada.
Jughead sonrió, divertido. —Encontré algo que seguramente es tuyo— Avisó, mostrándole la prueba de embarazo.
Betty la miró y se sonrojó. —¿De... de dónde sacaste eso? Pensé que...
—La encontré en el pasillo frente a la habitación de nuestra hija y no sabes el susto por el que pase. Pero... ¿Por qué no me habías dicho que estás embarazada de nuevo amor?—
Betty tomó aire, bajando la mirada y jugando con sus dedos. —Pensé que no te iba a gustar la noticia y estaba pensando en otra manera para decírtelo—
—Oye... si es contigo, no me importaría llenar la casa de niños amor. Te amo a ti y ahora también a ese hijo nuestro que llevas ahí— Aseguró Jughead, besando dulcemente sus labios.
Betty sonrió. —Pero no haremos eso. Y dije que si volvías a embarazarme te iba a cortar el pene—Amenazó.
—¿Por que? Hay otras cosas interesantes que puedes hacer con el— Sugirió Jughead, divertido.
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