Kasey liberó mi mandíbula y deslizó una mano por mi cintura para luego comenzar avanzar hacia delante, obligándome a retroceder.

-¿Sabes qué es lo que no puedo entender aún, cariño? -el tono de su voz no delataba nada, y no sabía si asustarme o no.

-¿Qué?

-¿Por qué te acostarías con alguien que te ha despreciado desde que pusiste un pie en la casa, te ha insultado, humillado, violado y aún así corres hacia él? -chasqueó la lengua, sacudiendo la cabeza como si lo que estuviera diciendo fuese un disparate para él -Y yo que te he cocinado, tratado con cariño, con respeto y cuidado con todo mi oscuro amor, me apartas, me alejas y ahora huyes de mi. Dime, Cristal ¿Qué se supone que debo hacer para ganarme tú corazón? -su tono se oscureció y sus rasgos de endurecieron.

Tragué saliva, queriendo frenar mis torpes pies, pero él seguía avanzando ¿A dónde me llevaba?

-Kasey, yo...

Traté de hablar, pero mi voz se ahogó cuando mi espalda chocó contra la pared de forma brusca y su cuerpo se cernió sobre mi.

-¿Qué quieres que haga, petite? ¿Debo tratarte como a una cualquiera, despreciarte, humillarte, follarte contra esta bonita pared hasta que hacerte llorar y luego irme? ¿Eso es lo que te gusta? ¿Qué te traten mal?

Su mano descendió bruscamente hasta el borde de mi falda y la levantó, enrrollándola entre sus dedos hasta mi cintura, dejando mis piernas completamente desnudas.

-¿Debo tocarte sin tú permiso, eso es lo que te gusta, dulzura? -gruñó como un animal y en un rápido movimiento me dió la vuelta, su mano presionando mi mejilla contra la pared y su pecho presionando contra mi espalda, permitiéndome sentir el bulto que comenzaba a crecer en sus pantalones y que ahora rozaba mi trasero. Lo sentí acercar el rostro a mi cuello y sus labios acariciando mi oído antes de morder el lóbulo de mi oreja -No soporto verte sin recordar lo que hizo.

La piel se me erizó en una advertencia ante el tono frío de su voz.

-Kasey... -titubeé.

Mi voz murió cuando su mano abandonó mi cabeza y fue directo a mi blusa, jalándola con fuerza y haciendo que los botones volaran por la sala. Llevó ambas manos a mi sostén, bajando las copas y atrapando mis senos entre sus manos, apretándolos con dureza y arrancándome un gemido por la punzada de dolor y placer.

-¿Quieres actuar como una puta, Cristal? -gruñó empujando su furiosa erección contra mi culo -Entonces te trataré como una.

Lamió la curva de mi cuello y cerró los labios en la sensible piel, chupando con fuerza haciéndome gimotear, clavando las uñas en la pared.

Eso dejaría marca.

Pateó mis piernas, separándolas y manteniendo las suyas entre las mías para evitar que me moviera. Su mano fue directo a mis bragas, tirando y rompiendo la tela. Chillé ante el golpe del elástico contra la sensible piel dejando mi coño descubierto , pero a Kasey no le importó y en su lugar deslizó los dedos a lo largo de este, gruñendo al sentir que, evidentemente, estaba húmeda. Llegó a mi clítoris e hizo una pequeña presión que me hizo gemir.

Pensé que seguiría torturándome, pero se detuvo abruptamente al oír unos tacones y se despegó de mi espalda como si tuviera ácido. Miré sobre mi hombro para ver a Acasia Peyman parada de brazos cruzados a unos cuántos pasos de nosotros.

-Kasey ¿Qué dijimos de los impulsos irracionales? -la voz de la señora de la casa, elegante y fría me dió incluso más miedo que sus hijos.

Los malditos Peyman| #1|+18|Terminada ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora