Cap 1

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Sus pasos resonaron haciendo eco en el largo y frío pasillo, que daba desde la cafetería hasta la recepción, estaba algo vacío el lugar a excepción de unas cuantas personas que caminaban apuradas con expresiones contraídas por el pánico, la preocupación y la desesperación; en general, nada nuevo.

Ignoró la mirada apreciativa que le lanzó una enfermera al pasar por su lado y continuó caminando, mientras daba lentos masajes a su cuello adolorido y tenso. Podía sentir la mirada de la mujer aún puesta en su espalda. No tenía idea de quién era, quizás era nueva o quizás no y sólo le importaba poco saber que ya estaba casado, quizás quería probar su suerte arriesgándose a ver si era mejor que los que lo intentaron antes que ella. Como sea, la verdad le importaba realmente poco; estaba acostumbrado a recibir esa clase de atención desde prácticamente toda su vida.

Muchas personas dirían que era un narcisista por pensar así de si mismo, él, por otro lado, preferiría llamarlo realismo.

Soltando otro bostezo dejó atrás a la señorita coqueta y siguió su camino. Estaba muerto de cansancio y apenas eran las jodidas diez de la mañana, mierda, aunque sí tomamos en cuenta que llevaba más de siete horas funcionando a base de café amargo, era algo lógico que el cansancio se iba a hacer cada vez más presente hasta que hiciera algo con él.

El maldito problema era que no podía. Estaba trabajando, no podía simplemente acostarse en alguna camilla y olvidarse del resto del mundo.

Jodido fuera su sentido de la responsabilidad.

Otro bostezo dejó su boca sin poder detenerlo. Gruñó de pura frustración. Ese era otro problema, no solía lidiar muy bien con el cansancio y el estrés, se volvía todo enojo y sarcasmo, y al parecer su capacidad de comunicación con el resto del mundo se resumía a gruñidos y monosílabos.

Vaya profesión fue a elegir entonces.

Maldito sea. Tenía que calmarse.

Inspiró fuerte, llenando sus pulmones del ya conocido olor a detergentes, cloro y demás productos de limpieza. Una mezcla con la que estaba demasiado familiarizado, después de convivir todos los días con ella durante los últimos años. Sintió su molestia infundada calmarse un poco con eso. Algo así como el confort de lo conocido.

Volvió a inspirar mientras avanzaba tratando que la vista poco alentadora de personas deprimidas a su alrededor no lo consumiera. Años trabajando en éste hospital lo habían hecho algo insensible, trataba de pensar que su empatía seguía allí, y que sólo era necesario por su trabajo. Era un consuelo.

Los olores de los pacientes estaban apagados, como siempre, sus lobos y ellos mismos demasiado cansados como para demostrar sus afligidas emociones a través de sus aromas. Y los familiares en las salas de espera no eran muy diferentes, sus aromas agrios con la desesperación y el miedo. Era... Una vista desalentadora.

La vida en un hospital era demasiado insípida, la tristeza reinaba a su alrededor y la muerte residía en cada pasillo, los lamentos, exclamaciones y gritos de dolor eran parte de su día a día y quizás él se había acostumbrado a aquel ambiente extraño con el pasar de los años allí.

Muy tétrico, la verdad.

Y a pesar de todo, a pesar de lo monótono que resultaba todo, aún así Taehyung amaba su trabajo. Ser testigo de cómo se formaba una vida desde el primer momento, cuando era sólo un grupo de células sin forma específica, hasta que por fin conocía el mundo, era una sensación indescriptible.

Era lo que recordaba cuando todo a su alrededor parecía demasiado, rememoraba el porqué, el porqué había elegido ésta rama de la medicina por encima de las demás.

El Despertar De La Pasión - [Taekook]Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα