10. PUENTE...DE ¿AMOR?

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— Ni de coña. — niego viendo las gradas.

— Son pocos escalones, exagerada. — murmura Adriel a mi lado.

— ¿A dónde es que dijiste que íbamos? — ignoro lo que me dijo por su bien.

— Es una sorpresa, mejor que te des cuenta por ti misma.

Adriel llego a la puerta de mi casa hace unos minutos con su sonrisa pícara que tanto lo caracteriza. No pregunte nada pues ya sabía a qué había ido. Pero lo malo es que dijo que iríamos al pueblo.

Solo vi las malditas gradas y lo volteé a ver con mala cara. A lo que el claro solo se río.

— ¿Iremos a un lugar específico?

— Así es. De paso podrás ver el pueblo.

Me lo pienso bien. Una parte de mi le quiere decir que vaya el solo. La otra parte quiere ir con él...es decir...ejem...para conocer el pueblo.

Ya.

La cosa es que odio las gradas. No son muchas, pero tampoco son pocas.

Les pongo mala cara a las pobres gradas y me designo a bajar con un Adriel sonriente atrás de mí.

— Putas gradas. — susurro al bajar cada escalón.

Casi sonrío de alivio cuando termino de bajar.

— Voy a rebajar más si sigo bajando estas malditas gradas todos los días. — reniego en voz...alta.

Se me salió. No lo quería decir, pero eso no importa cuando escucho la risa de Adriel.

— Si, mírame a mi. Antes no era así de musculoso, pero he bajado estas gradas muchas veces que hizo efecto.

Noto su tono entre burlón y egocéntrico pero la verdad es que tiene motivos para serlo.

— Presumido. — le pongo mala cara. — Si no rebajo más, harán que me de dolor de piernas.

— Donde vamos, lo vale. — asegura y le creo.

Tengo muchas expectativas de este pueblo. Todo lo que he visto hasta ahora me ha subido las expectativas. Desde las calles de piedra bien puestas, los faroles que alumbran porque ya se está oscureciendo. Hasta lo colorido de las calles, por las flores y árboles.

Si me hubieran dicho hace mucho, que así era este lugar, hubiera venido hace mucho tiempo.

Solo lo compré porque alguien insinuó que no podía comprarlo. Ahora que lo pienso esa fue una acción inmadura, en mi defensa pensaba y actuaba menos madura mente.

Pero no me arrepiento de haber cometido ese acto inmaduro.

Por ese acto, he podido ser libre del miedo a que me maten cuando duermo.

Aunque hay gente afuera que me quiere matar, pero...eso me llevo a venir aquí.

Así que: "Gracias Boris jones".

No me quiero acostumbrar a todo lo de aquí, no me quiero acostumbrar a la compañía, ni a ser Merliah.

Porque sé que todo esto en algún punto acabará y me tendré que ir.

Todo tiene un final.
Cada puta acción, pensamiento, logros, paz, tristeza, todo tiene un final el cual en ocasiones es destructible y otros superables.

Salimos por el túnel donde pocos rayos del sol se cuelan por los árboles.

Es curioso cómo puedo sentir a Adriel detrás de mí y su mirada intensa en mi nuca.

Pueblo LuxuryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora