-¿Que dices?.-Pregunte aún sin creer lo que me había dicho McKenna.
-La emperatriz está embarazada su majestad.-Volvió a repetir el peliazul.
Ésto debe ser un error, me dije a mí mismo.mí Reina no puede estar embarazada de ese bastardo. Así nunca podrá divorciarse de ése malnacido.
¿En qué momento sucedió? ¿Acaso reina y el?. Sacudí mí cabeza con frustración, la sóla imágen de ella compartiendo cama con ese infeliz me revolvía el estómago.
-la emperatriz tiene 3 meses de embarazo, al parecer el emperador sovieshu la embarazó 3 semanas antes de la llegada de esa mujer al palacio.-Dijo McKenna refiriéndose a rashta.
- McKenna, déjame sólo tengo mucho de que pensar. - ordené, McKenna hizo una reverencia y se fue.
En cuanto el peliazul abandonó la habitación. Heinley golpeó su escritorio con fuerza, no quería creerlo, era imposible, su reina no puede estar embarazada no de ése hombre, no de el.
-Los únicos hijos que mí Reina debería dar a luz son los míos, no de esa escoria.- Gruñó el Rubio. - Alcohol.
Heinley salió de su oficina, y le ordenó a un guardia que le trajera una botella de alcohol. En cuanto el guardia regreso con lo pedido, heinley se regreso a su oficina y bebió y bebió, hasta que sus piernas comenzaron a debilitarse.
Debido a su estado de embriaguez. Heinley terminó golpeadose la cabeza contra el marco de una ventana, borbotones de sangre comenzaron a salir por la reciente herida, pero a heinley no parecía haberle afectado, ni siquiera parecía dolerle, ya que su corazón dolía más que la herida en su cabeza.
-Reina. - susurro heinley.
-Mi Reina, por favor...dime qué no es verdad.
-Mi Reina...reina, navier. te amó.
En cuanto desperté, mis damas de compañía me informaron sobre mí embarazo, al principio no podía creerlo, hasta las regañe por hacer bromas en mí Estado de salud. Pero pronto el médico imperial confirmo todas mis dudas, me dijo que tenía entré 3 a 4 meses de embarazo y yo que pensé que estaba subiendo de peso, ahora me siento culpable por haber casi muerto hambre a mí bebé por nacer.
-¡Su majestad, muchos nobles mandaron regalos para su bebé, ¿Quiere abrirlos?!. Exclamó Laura con una sonrisa.
-Ahora no laura.- Respondí. En éstos momentos no tenía muchos animos, no me malinterpreten, estoy realmente feliz por ser madre, solo que el asunto del ave azul aún me tiene conmocionada.
-¿Su majestad, ya lo sabe?- Pregunté, todas ellas asintieron al mismo.
-El emperador, vino lo antes posible cuando se enteró sobre su colapso y allí fue cuando se enteró.- Comentó la condesa joubert.
-Si el emperador me buscá díganle que estoy dormida, no lo dejen entrar a mí habitación.- Ordené, mis damas se sorprendieron por mí petición, pero pronto terminaron por aceptarlo.
Por el momento no deseó ver a sovieshu, no cuando asesinó a esa pobre ave y me la sirvió para su me la comiera.
Es un completo desalmado, un hombre sin corazón.
Al levantarme se escuchó cómo la puerta de mí habitación se abría, miré hacia dónde se encontraba la puerta, dándome la desagradable sorpresa de ver a sovieshu. A diferencia de mí que tenía el rostro demacrado por tanto llorar, el suyo era lo opuesto, sonreía mucho y tenía una mirada de pura felicidad.
Sovieshu ordenó a los presentes que abandonaran la habitación, y Cuando estuvimos solo los dos. el se acercó hacia mí, y de inmediato me dí la vuelta dándole la espalda cómo consecuencias.
-¡Navier.!- Dijo sorprendido.
-Vete y no me llames por mí nombre.- Levanté un poco mí voz.
-Navier, cálmate no es bueno para el bebé.- sovieshu intento tomar mí mano, pero lo aparte con frialdad.
-¡Te dije que no me llamaras por mí nombre!.
-No era la misma ave.-Intento defenderse.
-¿Y las plumas azules? No es una prueba que mataste a la ave azul.
-¡Es cierto que mis arqueros dispararon a un ave azul, pero la ave asada que te envié era otra!.
-Vete.- volví a repetir.- No quiero verte.
-Emperatriz...yo.
-¡Que te fueras, no quiero estar cerca de un desalmado cómo usted!.-No sabía si era por las hormonas del embarazo u realmente estaba enfadada con el, hasta el punto de insultarlo.-Te desconozco por completo.
-Navier, Tendremos un bebé ¿No estás feliz?.- ¿Está tratando de cambiar el tema para librarse de la culpa?.
-¿Creíste que con un bebé olvidaría todo lo que me hiciste pasar?.- Dije mientras me sostenía la cabeza, gracias a sovieshu ahora tengo jaqueca.-Vete, no deseó verte.
Con resignación sovieshu abandono mí habitación, no sin antes darme una última mirada y cerrar la puerta. En cuánto el emperador se fue, entraron mis damas y preguntaron qué era lo que quería sovieshu, pero no respondí y preferí dormir un poco más.
No sólo el rey de occidente sufría por la emperatriz. Sovieshu se encontraba pasando por la misma situación.
-No quiero estar cerca de un desalmado cómo usted.
-Te desconozco por completo.
-¿Creíste que con un bebé olvidaría todo lo que me hiciste pasar?.
-Vete, no deseó verte.
Las palabras de navier no salieron de su cabeza, no espero está reacción de ella.
Se suponía que Ahora mismo estarían escogiendo un nombre para su bebé, que estuvieran arreglando los preparativos para el banquete en honor a su heredero, se suponía que ahora mismo estuvieran acurrucados, mientras el le contaba un cuento al vientre de navier.
Pero lo único que consiguió fue que navier lo sacará de la habitación e insultara.
-Tal vez... Tal vez sean las hormonas.-Se Dijo así mismo, tratándose de convencer que pronto el y navier arreglarían su relación y finalmente serían la familia que el siempre soño tener al lado de la rubia.
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La Emperatriz Embarazada
FanfictionNavier tiene un colapso cuando sovieshu le manda una ave asada con plumas azules. mientras estaba inconsciente el médico del Palacio la revisa, dando así la alegré noticia al emperador. La Emperatriz Esta Embarazada, su majestad. Sovieshu se siente...