Capítulo 3

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—¿Eternos?

Me detengo a analizar más en profundidad al chico y a la chica que tengo delante. Son amigos de Noa, les he visto un par de veces por los pasillos con él. El chico se ha presentado como Isas, es menudo, asiático, lleva gafas y unos auriculares en el cuello, tiene una pinta despreocupada. La chica, Victoria, la recuerdo de la noche en la que conocí a Noa, ella era quien le quería comprar pastillas, posee una marcada piel oscura que hace resaltar su corte de pelo pixie, un hermoso tatuaje la cubre desde el cuello hasta uno de sus brazos y está tan llena de piercings que me duele solo con verla.

—¿La banda que lleva más de un año sin tocar?

La banda que mencionó Marco.
La banda en la que estaba Noa Costa.
Sí, me he informado.

Isas le lanza una mirada a Victoria,—El año pasado hubieron...algunos problemas, lo tuvimos que dejar.

—¿Y esos problemas ya no están?

—Es complicado, pero te puedo asegurar que la situación ha mejorado.

Algo me dice que ocultan algo,—¿Y queréis que me una?

—Sí.

—¿Como vocalista?

—Exacto, yo soy la batería y Vicky la guitarra—Isas se mueve para dejar pasar a alguien—. No sé si has oído hablar del grupo pero hace un año tocábamos en el bar al que todos los estudiantes suelen ir de copas, nos hicimos un nombre entre ellos, y nos gustaría volver a hacerlo en nuestro último año aquí.

-—¿Por qué yo?

Victoria me fulmina con la mirada,—contesta sí o no—se dirige enfadada a Isas—. Te dije que esto era una pérdida de tiempo.

¿Qué problema tiene conmigo?

Hablo con firmeza,—Lleváis todo el día persiguiéndome a cada una de mis clases, biología, matemáticas, historia y ahora en la cafetería cuando debería estar comiendo, así que yo diría que quien está perdiendo el tiempo soy yo.

Por alguna extraña razón mi respuesta la hace sonreír.

Isas respira hondo,—¿Tienes alguna experiencia cantando en público?

—No.

Victoria suelta una risita,—Costa sí que se ha esmerado con esta.

—¿Qué tiene que ver él ahora?

—Nada, nada—insiste el chico.

Victoria le corta,—No la mientas a la pobre mapache, ¿sabes lo que nos ha costado saber que eras tú a la que se refería con ese nombre?

Un escalofrío me recorre el cuerpo al oír a otra persona que no es él llamándome así.

Noa les ha hablado de mí.

—Está bien—dice Isas derrotado—. Llevamos semanas intentando convencer a Costa de que vuelva a la banda, pero él insiste en que no lo hará a menos que encontremos a otro vocalista.

—Preguntad, estoy segura de que muchas otras personas dirían que sí, personas que tienen una mejor voz que yo.

Vuelven a intercambiar miradas. El chico se dirige a mí.

—Esa es la cuestión, él te ha pedido específicamente a tí.

Un ruido de sorpresa sale de la boca de Alicia, quien hasta ahora ha estado escuchando la conversación en silencio.

Para de hacerlo cuando volteo hacia ella bruscamente,—¿Qué? Esto es emocionante.

Recuerdo vagamente que Noa sí que me ha escuchado cantar en alguna que otra clase de música, pero eran ejercicios de canto, formar parte de un grupo es otro nivel, un nivel al que no estoy.

Somos eternosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora