21/09/22

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Se nos acabó el tiempo, con ello, nuestra promesa de un invierno bajo las mantas. La promesa del viaje a la nieve que asegurábamos, sería mejor que el de los años anteriores.

Con nubes bajas de sangre y nuestras lágrimas congeladas por lagos adornando nuestro paisaje invernal, patinábamos sobre ellas para aparentar, y las auroras boreales no eran más que recuerdos turbulentos de esos que tienes y en un descuido, te encuentras hecho un desastre en un dolor pretérito. Cuando los copos caían pintando los pinos de blanco cual bandera de la rendición, buscaba absurdamente calor en tus labios azules.

«Hoy llegó la primavera» me dije, sintiéndome marchito. Noté entonces que una angustia me corroía el estómago, se llamaba realidad, y estaba haciendo de las suyas nuevamente. «Hoy llegó la primavera...» me decía, y mientras deliraba con tus labios y la clase de artes, tuve la idea fugaz de enviarte, como una rebeldía en honor a tu color opuesto: tulipanes amarillos.

Tulipán, para mi primor.
Amarillo, por guardarle a tu tristeza rencor.
Y flores, porque pese a tu cruel partida,
Te sigo amando con albor,
¿No es lo más trágico y suicida?

Polvo de estrellas. Where stories live. Discover now