16 - Cosquillas y besos

60 7 0
                                    

- Buenas noches. - Beso su mejilla rápidamente, y me aparto de su blanca puerta, para que la cierre, cosa que no pasa.

- Ven aquí. - Tira de mi muñeca, adentrándome en su habitación. Besa mi boca con ternura y cariño. - Cada día me vuelves más loco. - Apoya nuestras frentes cerrando los ojos, haciendo que nuestras narices se rocen.

Llevamos una semana dándonos besos a escondidas; aunque su abuela nos ha visto un par de veces pero nunca dice nada, simplemente se va con una sonrisa; y durmiendo juntos, abrazados, cuando podemos... Nos comportamos como novios, pero...

- ¿Kate?

- Perdona. Estaba recordando algo. ¿Que decías?

- No te preocupes. - Junta nuestras manos, acariciando mi palma con su pulgar. - Estaba pensando en que, si te apetece, como falta poco más que cinco días para navidad, las pases con nosotros. Claro está, puedes traer a tu familia.

- Me encantaría. Luego les escribo. - Sonríe enseñando sus dientes y besa mi frente.

- Ahora si, buenas noches Ricitos.

- ¿Le robaste el apodo a tu hermano?

- Meh. Me gusta... Aún así prefiero otro. - Se apoya en el marco de la puerta cruzando los brazos, sin dejar de mirarme.

- ¿Cual? - Me acerco a él, haciendo que retroceda levantando los brazos.

- Averigualo. - Entra más a su habitación.

- No es justo. - Freno de golpe y hago un puchero sacando mi labio inferior.

- Si lo es. Buenas noches hermosa. - Se tira a su cama poniendo sus manos en la nuca.

- ¿¡Ese?! ¿Hermosa?

- Noup... Es mejor. - No deja de sonreír.

- Dimeee.

- A dormir. - Apaga la lámpara de su mesita de noche, pero todavía entra luminosidad del pasillo.

- No se vale. Me vengaré. - Giro sobre mis talones, saliendo de la habitación.

- ¡¿Y mi beso de buenas noches?! - Grita cuando ya estoy fuera de la habitación, y le oigo caminar detrás mía.

- ¡No hay! - Recorro el pasillo y antes de llegar a mi puerta, él empieza a trotar para alcanzarme, y al llegar detrás de mi abrazarme por la cintura, deteniéndome.

- Venga, bonita. - Apoya su mentón en mi hombro, agachándose un poco.

- No.

- ¿Por qué? - Veo de reojo como hace un puchero, mientras acaricia mi abdomen.

- No me dices mi apodo. - Me separo de él, intentando no sonreír cuando se adentra conmigo a la habitación.

- ¿Y si te lo digo?

- No sé. - Saco mi pijama negro de tirantes y pantalón largo, mientras sujeto mi pelo entrando al baño.

Me pongo en frente del espejo y con una pinza grande, hago un moño alto para sujetar mis rizos dejando que se escapen varios mechones.

Echo al pestillo a la puerta, por si se le ocurre entrar al baño, y me desvisto entrando a la ducha para lavarme un poco. Al salir me visto rápidamente y salgo del baño, encontrándome a Theo dando vueltas por la habitación.

- ¿Que haces? - Quito las sábanas de la cama y me siento en el colchón apagando la lámpara de noche.

- Nena... ¿No me dirás buenas noches? - Veo gracias a la luz de fuera, como se acerca a la cama y me mira.

El asesino de la realezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora