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Topkapi
1609

Los primeros tres meses de espera habían pasado; Aysel apenas tenía un vientre abultado, pero ya con eso era suficiente para sentir a su hijo y esperarlo con ansias. Mientras la hermosa joven tarareaba una canción a su bebé, las puertas de su habitación fueron tocadas, antes del ingreso de una criada.

—¿Qué se te ofrece? Ya es muy tarde. —Habló a la defensiva.

Había noches en las que no podía dormir por temor a que una criada de Kosem la lastimara con su bebé dentro de ella.

—Azra sultán está aquí. —La anunció antes de que la misma pasara por la puerta.

Sintió un poco de paz ante aquel anuncio.

—Mi sultana... —Intentó levantarse, pero la mujer la detuvo.

—Tranquila, querida, quédate ahí. —Sonrió mientras se acercaba a verla. —Allah... No puedo esperar a ver a este hermoso bebé en camino.

Aysel se relajó al reconocer a Azra, sintiendo la genuina alegría en las palabras de la sultana. Su vientre crecía, y la presencia de Azra añadía un toque de calma a las ansiedades que la embarazada Aysel experimentaba en la intimidad de su habitación.

—Sultana, la presencia de alguien tan sabia y experimentada como usted me reconforta.

Azra se sentó cerca de ella, extendiendo una mano hacia su vientre con ternura.

—Nada me trae más alegría que visitar a una futura madre. —Miró con cariño el abultado vientre de Aysel. —¿Cómo te sientes, querida? Tu embarazo es una bendición que ilumina el palacio.

—Me siento agradecida por sus amables palabras. —Aysel acarició suavemente su vientre. —Cada día que pasa, siento más la presencia de mi pequeño. Es una sensación maravillosa.

Azra asintió con una sonrisa comprensiva.

—La conexión entre madre e hijo es un regalo divino. —Se volvió hacia Aysel. —Recuerdo el día en que mi pequeño Mehmed nació. Fue un momento lleno de emoción y alegría. Estoy segura de que serás una madre maravillosa.

—A veces, me asaltan dudas y temores, pero saber que cuento con su apoyo me da fuerzas.

Azra sostuvo su mano con ternura.

—Estoy aquí para guiarte en este viaje, mi querida Aysel. Tu amor por Ahmed y por este futuro hijo es evidente, y eso es lo que guiará tus pasos como madre.

—Sultana... Hace días que no he podido ver a su majestad por mi embarazo.—Se quejó con un puchero.

—Por tu estado hay cosas que no puedes hacer.

—El sultán ha venido a visitarme para asegurarse de que nuestro bebé esté bien... Pero últimamente pasa ocupado.

—Tranquila, es normal... Recuerda que el es el sultán, el gobierna al mundo.—Habló sujetando su mano.—No entristezca, el te adora.

—¿Que hay de la sultana Kosem?—Habló de golpe.

—Aysel, ¿Acaso estas celosa?—Sonrio ante sus notorios sentimientos.

Derniere danse ii |Sultan Ahmed.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora