𝐎𝟓. quinto cigarrillo

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" noches de marlboro „
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LO ODIABA PROFUNDAMENTE

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LO ODIABA PROFUNDAMENTE. Ese sentimiento de impotencia que se hacía cada vez más fuerte a medida que situaciones como esa aparecían en su vida. Hideki ya estaba cansado de ser utilizado como un ser desalmado, como si fuese una figura pública sin sentimientos. Él quería tener el control de su propia vida, tomar las decisiones que viese convenientes y demostrar que tenía su juicio propio.

Pero no podía. Estaba atrapado en un vasto abismo del cual a duras penas lograría salir jamás. Un abismo que cualquiera podía controlar. Cualquiera, menos él. Las personas entraban y salían de su vida como si nada y tranquilamente lo metían en situaciones peliagudas, como peleas y citas no deseadas.

Estaba harto. Necesitaba ayuda desesperadamente, pero no se veía capacitado para reclamarla. Siempre que se encontraba en una situación similar, ahogaba sus penas en alcohol y evadía sus sentimientos con cigarros.

Por desgracia, aquella noche no fue distinta al resto. No podía sacarse de la cabeza la cita a ciegas que sus amigos le organizaron en secreto, por lo que, tratando de reprimir todas sus lágrimas, trató de acallar esos pensamientos que parecían hacerse más y más fuertes en las noches tristes. Sin pensárselo dos veces, abrió la nevera, sacó varias latas de cerveza y se marchó a un lugar apartado y solitario.

Sin dilaciones, abrió una de las latas y comenzó a beber con desesperación mientras encendía un cigarro con necesidad. Seguidamente, tiró la lata ya vacía al suelo y abrió otra, y luego otra, y otra, y otra. Así sucesivamente hasta que se las terminó y su mente se nubló de la manera que tanto había deseado. Sus pensamientos comenzaron a silenciarse, pero no parecía suficiente, por lo que comenzó a llorar del dolor que sentía en el pecho. Él de verdad que lo había intentado. Sí, se reía con sus amigos del hecho de que fuese tan popular entre las mujeres, pero de ahí a que lo vendiesen de aquella manera había un gran trecho. Un gran trecho que habían cruzado como si fuese una pequeña e insignificante grieta en la carretera.

Con dificultad, encendió su teléfono y buscó un contacto en específico. El contacto de la única persona en la que se veía capaz de confiar. Al tenerlo, marcó el número y su teléfono comenzó a dar tono. Tras dejarlo sonar un rato, alguien respondió desde la otra línea.

¿Hide? ¿Eres tú?—Preguntó con preocupación al ver el número que le estaba llamando. Recordaba cómo estuvo aquella noche en el parque y era por ello que no le resultó extraño que lo llamase por lo mismo. Y aunque no conociese la historia completa, estaba dispuesto a dejar lo que estuviese haciendo para ayudar a ese chico.

—Mitsuya...—Musitó el pelirrojo con gran alivio, haciendo grandes esfuerzos por reprimir sus lágrimas al escuchar la melódica voz del chico.

𝐌𝐀𝐑𝐋𝐁𝐎𝐑𝐎 𝐍𝐈𝐆𝐇𝐓𝐒, mitsuya takashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora