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La situación era precaria. Los Yaqui habían penetrado la capital, lo único que nos separaba de ellos eran las paredes de este palacio y los guardias del escuadrón Norborg.

Ante la llegada de los Yaqui, pasaron tres días cuando se adentraron poco a poco a las entrañas de la capital; desde el palacio no se podia percibir la invasión pero sabíamos que estaba sucediendo, por lo que no se me permitió salir ni mucho menos. A la población se le indico partir al Occidente, tal y como Iorak había indicado en sus pergaminos, pues las tribus que ya habían jurado lealtad a la corona los recibieron. A este punto todos los reinos y las tribus del Este aún no pronunciaban su posición ante esta guerra, que de alguna forma nos había alcanzado a todos.

Después de esos tres días entraron al centro de Marmur. Era de noche y me encontraba dormida cuando escuche que alguien golpeaba a mi puerta fuerte, asustada me puse en pie y se abrió la puerta, tome mi abrigo de terciopelo y cubrí mi cuerpo.

—Su majestad siento despertarla, tenemos que llevarla a un lugar seguro, los Yaqui ya han llegado al centro de la capital— dijo Waldemar mirando al suelo, para no ponerme incomoda pues vestía mi ropa de dormir.

—Si Waldemar

Aynur entró semi vestida, para llevarme junto a Waldemar a los cuartos subterráneos del palacio. Ahí se encontraban todo el Kontze, los cortesanos y sirvientes, dentro de esos cuartos había uno para reuniones y una habitación para los emperadores. Agda bajo con uno de mis vestidos y me llevo a otro cuarto para vestirme, nerviosas lo hicimos y despues pedi hablar con el kontze en privado.

—¿Donde esta el Escuadrón Kinsi? dijeron que llegarian con el invierno y eso es en dos días

—Su majestad no tenemos comunicación con ellos— dijo uno de los miembros del kontze

—¿Pero de qué hablas?— dije molesta.

—Nadie responde a nuestras cartas

Me quedé en silencio y nerviosa les di la espalda, sabía que esto se trataba de un clase de plan; esto confirmaba mis sospechas había alguien que ayudaba a los Yaqui, y ese alguien ahora evitaba que nos ayudaran aquí en la capital.

—¿El emperador sabe de esto?

—Hemos enviado una carta antes de despertarla su majestad

—De acuerdo, entonces esperemos a que el Escuadrón Nosborg defienda la capital y pidan a los Dioses que los Yaqui no lleguen al palacio

—Su majestad si esto sucede, debemos poner en acción el plan del emperador

Me quedé en silencio y baje la mirada, pues sabía que si yo me iba de la capital era darles todo el poder y eso significaba la caída del imperio.

—Esta bien honorable kontze...pasaremos la noche aqui abajo, por la mañana nos pondremos a trabajar, pero antes Hal, envía a uno de tus mejores hombres al norte y que nos diga que es lo que realmente está pasando, pues si el príncipe y la princesa del norte están detrás de esto, significa que hay una división de bandos dentro del imperio

—Puedo enviar al jowvnik Waldemar— cuando Hal dijo esto yo rapido mire a Waldemar

—No, él no puede ser... alguien tiene que proteger lo que queda de la capital

—Esta bien su majestad, enviare a otro hombre, tan rápido como pueda

—Gracias.

A la mañana siguiente las quemazones de la capital se podían ver a las alturas del palacio, pasaba mi día como cualquier otro, solo que en la noche dormí con la puerta abierta pues si sucedía otra cosa rápido correría a los cuartos subterráneos. Al dia siguiente, despues de mi baño mis kirias me vistieron con una falda gris un tanto pomposa, que marcaba mi cintura y una blusa de seda blanca.

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Tomaba el almuerzo a solas, veía por aquellos ventanales el resplandeciente sol; hoy era el último día de verano, uno de los días más largo del año, le daba un bocado a mi pastel de carne cuando una roca gigante entró por el ventanal y cayó al suelo del mármol blanco, del palacio. Asustada inhale y me pare de la mesa, los guardias rápido corrieron a ver si estaba bien, y todos nos alejamos de la ventana; ellos decidieron sacarme de ahí y llevarme a  mi habitación, entonces nos topamos con Hal.

—Su majestad han llegado a las afueras del palacio

—No puede ser— dije llevándome las manos a la boca

—Están furiosos

—Ya lo vi, entró una roca por el ventanal

—Es mejor que vaya a su habitación, preparare todo para partir esta misma noche

Asentí con la cabeza y me llevaron a mi habitación, la cual se encontraba muy arriba en el palacio y era difícil que rompieran las ventanas. Ahí se encontraba Aynur, Agda y Revna junto a mi.
Pasamos el día entero ahí metidas, la noche llego, tome mis alimentos en mi habitacion y despues mis kirias me vistieron para dormir. Ya con el silencio de la noche, el barullo de afuero no me dejaba dormir, se podían escuchar los gritos de los hombres pidiendo mi cabeza... ahora entiendo por qué Hal dijo que estaban furiosos. Me llamaban ''la puta extranjera''

A la mañana siguiente los constantes gritos no pararon. Lave mi cuerpo y mis dientes, cuando Hal pidió entrar. Hemos recibido una carta del emperador

—Excelente— dije contenta

—Hay algo más

—Dime

—No podemos salir del palacio, al menos no de día, tenemos que esperar hasta la noche, pero esperarnos puede ser peligroso, cada vez llegan más Yaquis

—¿Qué dice la carta del emperador?

—Pide que cambiemos su destino, usted se irá con él al Este, además quiero informarle que los cortesanos partieron ayer al reino de Lismak-Baru; los sirvientes partieron hoy a Occidente, los Yaqui les permitieron salir, pues dicen quererla solo a usted

—De acuerdo, gracias Hal— mire a Revna, Aynur y Agda y les pedí que salieran de mi habitación

Al quedarme a solas comence a llorar desconsoladamente, no podia creer que esto estaba sucediendo, un paso en falso y me mataban, pensaba. No somos tan malos, ¿há caso hemos subyugado a Norduslak? ¿acaso he sido tan tonta para no ver que estábamos matando a nuestro pueblo? Pase la tarde entera llorando analizando que habíamos hecho mal, que había hecho mal el emperador anterior cual era el enojo de los Yaqui, ¿por qué me quieran matar? y también a Iorak.

—Su majestad es seguro que baje a cenar— dijo Waldemar detrás de la puerta. Me puse en pie y seque mis lagrimas, mire a la ventana y note que el sol se había ido.

—Gracias— dije abriendo la puerta, para después dirigirme al comedor privado.

Waldemar camino detrás de mí, él parecía cansado, pero aun asi cumplia con su trabajo.

Al llegar note que habian apagado toda luz eléctrica y solo teníamos la luz de las velas para iluminar el lugar.

—Veo que han apagado la luz eléctrica del palacio— dije tomando asiento.

—Si su majestad, es por temas de seguridad

—Recuerdo la primera vez que la vi... pensé que se trataba de magia, hasta que Hilde me explico—baje mi cabeza y pensé en los primero días en esta tierra... tal vez este era mi ultimo día.

ROSA INVERNALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora