CAPÍTULO 17

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Love



La gran fiesta ha llegado y nos encontramos en uno de los hoteles más exclusivos del mundo, The Palace, propiedad de mi familia, todo el lugar está reservado para la famiglia y sus asociados, son órdenes de padre y es su manera de controlar todo como siempre, por sus pasillos solo andan personas de nuestro mundo y el evento se celebra en sus jardines a la luz de las estrellas, yo lo quería así. Como algunos dirían, estoy llena de contradicciones, sí, porque odio la idea de todo esto, pero amé desde niña esas escaleras y soñaba que algún día yo bajaría de allí con un gran vestido de bodas, obviamente no es el caso, pero algo es algo. Ataviada con el vestido pomposo, veo mi reflejo en el espejo y mi aspecto no me molesta, al contrario, me gusta, parezco de esas princesas victorianas, en mi caso la princesa de la mafia.

Me encanta.

La maquillista es la última en salir de la habitación, todos se despiden cortésmente y yo les devuelvo el gesto. Mi madre en cualquier momento entrará para comprobarme junto a mi padre.

Tocan la puerta.

—Pase —digo y la puerta es abierta.

Se trata del tío Killiam con un presente en la mano, se lo ve lindo vestido de traje, su cabello recogido y prolijo, sus tatuajes aún se ven en los bordes del traje.

—Te ves hermosa.

—Igual tú.

—No tanto como tú. Aún recuerdo cuando te sostuve por primera vez, no pesabas más de tres kilos y medio y te dormías en mis brazos. —Sus ojos se ponen llorosos—. Esto es para ti.

Me entrega el regalo, lo tomo en mis manos y lo abro de inmediato, se trata de un collar de oro con mi nombre adornado con diamantes.

Sonrío y le doy un gran abrazo efusivo, la puerta se vuelve a abrir y esta vez es mi caballero tatuado.

Obvio que si yo soy una princesa él es mi caballero.

—¿Interrumpo? —pregunta entrando.

Se detiene en el momento en que le sonrío, me devuelve el gesto, luego niega y sé exactamente lo que ha cruzado por su cabeza.

El vestido relegado en algún rincón y yo en suelo, desnuda, despeinada, sudorosa junto a él, con nuestras manos entrelazadas, extasiados el uno al lado del otro, prometiéndonos la eternidad sin palabras, amando nuestros momentos robados.

Se le ve tan hermoso con su traje negro y con cada paso que da hasta mí, parece que mi corazón se va a salir.

«Debemos ser precavidos, que nadie se dé cuenta de que hay un nosotros».

Recuerdo las palabras que me dijo nuestra última noche juntos como Noam y Madison, cuando desafiamos las leyes de Dios.

—Love —pronuncia suavemente mientras toma mi mano y me da un beso en ella, me inclino como lo haría una princesa y sé que se está mordiendo los labios para no decir lo que en verdad quiere decir.

—Mis muchachos. —Irrumpen en la habitación mis padres tomados de la mano.

Mi madre va tan elegante, tan ella y mi padre... sí, son la personificación de la perfección en este mundo mortal. Creo que ellos jamás en su vida tendrán una arruga, han sido bendecidos con la genética.

Madre me abraza primero, seguido de padre que me mira una y otra vez, sin creer que efectivamente soy yo.

—Tenemos que darnos prisa para cumplir con el protocolo.

PECADO, RULETA RUSA 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora