.Narración Punto de vista de Lizzy.
Sangre Eterna - Superficie de Naboo
No soy de las chicas que suelan despertarse al primer rayo de sol que se les asoma por la ventana. Me gusta dormir, y lo hago tranquila estando en el Sangre Eterna. Por más curioso que pueda sonar. Pero el hecho de que mi alarma sonase me quitaba las ganas de continuar en la cama. Abrí los ojos con lentitud, y grata fue mi sorpresa al darme cuenta de que estaba sola en la cama. ¿Dónde se habrá metido ese cerecito? ¿Me habrá abandonado por haberse despertado temprano? Todas las opciones eran probables.
Me senté en la cama despacio, mientras me frotaba los ojos con mis manos. Definitivamente había dormido bastantes horas, más de las habituales. Pero las sorpresas no se detuvieron ahí, ya que el querido Lucio Lannister pasó al cuarto a través de la puerta, con una bandeja de comida en su mano. Yo estaba demasiado dormida para verlo con claridad, pero sí lo reconocí por su aura.
Lizzy: Buenos días —le dije—
Lucio: Más bien buenas tardes —me contestó con una risa leve— ¿Cómo puedes hacerte llamar asesina? Dormirías hasta medio día si se te dejara.
Se acercó a la cama, se sentó a mi lado mientras dejaba la bandeja de comida delante de mis pies, yo aún estaba intentando estar consciente y no volver a acostarme.
Lizzy: Deja de robarme las frases. —le mencioné— No es mi culpa que tengas falta de originalidad para las palabras.
Lucio: ... ¿Cómo te encuentras? —me preguntó, extrañamente calmado—
Lizzy: Bien. —le dije— Muy bien.
Lucio: Me alegra oír eso. —me contestó—
Lizzy: ¿No tienes algo mejor que hacer, que ver a la muerta intentando despertarse?
Lucio: Me gusta verte dormir. —mencionó—
Lizzy: Okey, eso es raro. —aunque él se rio, seguí sintiéndome dormida—
Lucio: Sólo quiero que esta noche la pasemos bien.
Lizzy: ¿Por qué? ¿Qué sucede esta noche? —pregunté confundida—
Lucio: ¿De verdad lo olvidaste? Creí que las chicas eran las mejores recordando fechas.
Lizzy: Prejuicios. Si no fuera por las redes sociales, creo que seríamos iguales a ustedes en ese sentido. Ya, déjate de misterios, Lannister. ¿Qué hay esta noche?
Lucio: No quisiera... "arruinar la sorpresa". —me dijo, y yo le miré— Sólo arréglate, ponte linda. Vamos a salir.
Lizzy: ¿A dónde? —cuestioné—
Lucio: No lo se. —Lucio se encogió de hombros— Lo veremos esta noche.
Lizzy: Odio que me dejes con la intriga.
Y procedí a lanzarme hacia él, llenándolo de besos en las mejillas y los labios. Mientras Lucio solo se reía, y porque no, aprovechaba para abrazarme. Esos brazos, me siento segura en ellos, son fuertes, musculosos, y seguros. Me dan la confianza que necesito para ciertas cosas.
Lizzy: ¿No puedes darme ni siquiera una pista? Vamos, una chiquita. —casi parecía una niña al decir eso—
Lucio: Déjame pensarlo... —medio segundo después contestó— No.
Lizzy: Eres malo. —dije, y le di un beso en los labios rápido— Te amo.
Lucio: Lo sé. —contestó, devolviéndome el beso—
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En la noche, sabía exactamente que vestido ponerme. Estuve dándole vueltas a ese asunto todo el bendito día, hasta que lo decidí con seguridad. Un vestido sin mangas azul, simple pero bonito, que me llegaba hasta más abajo de las rodillas. No tuve problema en pedirle a Brenda algo de maquillaje y joyerías, a decir verdad, ni ella sabía del porqué Lucio había estado muy desaparecido el día de hoy. Sombras en los ojos, collares de oro, si vamos a salir hay que demostrar la arrogancia. De acuerdo, no. Pero quería verme bien para Lucio, aunque sé perfectamente que a él, las cosas de moda y vestidos no es algo que le interese demasiado, no es... su estilo. Excepto cuando se coloca ese vestido Rojo de Nat Ladenna. Wow, sí que se le marcan las curvas, si saben a lo que me refiero.
Tocaron la puerta de la habitación de Lucio, yo me voltee mientras terminaba de colocarme las joyerías, que tampoco eran demasiadas.
Lizzy: ¿Sí? —pregunté antes de que abrieran— Adelante, pase.
Lucio: Soy yo. —me contestó Lannister—
Pude oír el crujir de una menta del mismo sabor que Lucio casi siempre tenía en su boca. Me eché un último vistazo en el espejo. El vestido sin mangas dejaba al descubierto más cuerpo del que Lucio había pensado. No es que fuera obsceno, pero era la mayor cantidad de piel que había mostrado nunca en una cita. Me giré hacia mi pareja, quien llevaba un traje negro de solapas estrechas, perfectamente a la medida, con una camisa azul claro y una corbata fina de color negro. De un extremo de su boca seria colgaba un cigarrillo.
Lucio: Lizzy Stradlyn, estás preciosa. —me elogió—
Lizzy: Yo... —balbuceé. Pensaba que el resto de la frase surgiría del aire que atravesaba mis cuerdas vocales, pero no fue así— Me siento casi desnuda... —dije por fin—
Lucio: No seas anticuada. Te he visto antes, creo que estás... más radiante que mil galaxias juntas. —soltó—
Lizzy: Supongo que es el traje que llevas en los funerales de tus soldados. ¿Me equivoco? —pregunté, ya que Lucio no tenía el Rojo 74 de Nat Ladenna—
Lucio: La verdad es que no. —me contestó— El de los funerales no es tan bonito.
Lizzy: Ya es la hora. ¿Vas a decirme a dónde iremos esta noche tan... "especial"? —pregunté, mientras colocaba mis brazos en sus hombros, claramente él era más alto que yo—
Lucio: Hay... un lugar al que deseo llevarte en primer lugar. Son las siete, si te soy sincero. Tengo hambre.
Lizzy: Un restaurante. ¿No es así?
Lucio: Astuta. —dijo Lucio— Sí, pero no cualquier restaurante. ¿Has estado en Naboo antes?
Lizzy: Hmm, algunas veces. ¿Por qué? —cuestioné—