18 Contra el Creador

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Daren hizo una mueca de molestia.

—¿De nuevo? —preguntó, mirando al Neutro —¡Dioses! ¿Podrías dejar de espiarnos cada vez que te aburras?

—No hay necesidad de ser grosero —dice Eiden —, especialmente cuando solo vine hasta aquí para felicitarlos por el excelente desempeño en la arena.

—Uhu... —Hadrik tosió y negó con la cabeza —¿estás seguro que esa es la única razón que tienes para venir?

—Ahora que lo mencionas, sí que tengo otra razón —dijo Eiden —. Verán: no he podido evitar notar que la dirección que llevan desde que dejaron la arena, es hacia el castillo de Thilias. ¿No estarán yendo allá porque el Rey gnomo les dio algún tipo de misión?

—¿De qué estás hablando? —Daren respondió, fingiendo ignorancia —Sólo vamos allá porque debemos recoger los papeles que nos declaran como personas libres.

—¿Oh? —Eiden sonríe más, claramente no se creyó ni una palabra de lo que le dijo Daren —Bueno, de cualquier manera, les advertiré algo: si el Rey les propone alguna misión que esté relacionada con el bienestar de los ciudadanos de Thilias, no deben molestarse en cumplirla.

—¿Por qué no? —pregunta Daren.

—Porque la ciudad de Thilias no estará aquí por mucho más tiempo —dice Eiden —. De hecho, tampoco ninguna de las otras ciudades de Varathia, ya que lo menciono.

—Espera... —Daren traga en seco y una gota de sudor corre por su sien —¿Qué estás diciendo exactamente?

—Estoy diciendo que justo antes de que este torneo de magia termine, sucederá una catástrofe de tales magnitudes, que todas las ciudades de Varathia desaparecerán a la misma vez.

—¿Y lo dices así, con esa calma? —dice Daren en estado de shock —¿No harás nada, no moverás un dedo para impedirlo? ¿No se supone que eres el Creador y protector de este continente?

—De hecho, ese es un error bastante común y extendido —aclara Eiden —. Si bien es cierto que la gente de aquí me llama Creador, la Isla de Varathia ya existía muchísimo antes de que yo naciera. La única razón por la que comenzaron a llamarme Creador, fue porque querían reemplazar al antiguo Creador, para tenerme como un símbolo de una era nueva, y me eligieron para ese papel porque fui el Fundador de la nueva civilización, después del Invierno Calmado, junto a la Zorra Dorada. Oh, y para aclararte otra cosa que dijiste, no es que me vaya a quedar sin hacer nada mientras todo pasa, sino que es al contrario: la catástrofe sucederá porque mis acciones directas la van a causar.

—¡Bastardo! —le grita Daren con los ojos llenos de odio —¡No voy a permitir que hagas algo así!

—¿Por qué harías algo así, Daren? —le preguntó Eiden—Pensé que tú más que nadie estarías feliz de saber eso. Fuiste el que me dijo que siempre que no me diera por vencido, hallaría una forma de salvarlos a todos. Pues encontré esa forma, Daren, una manera de sacarlos a todos de la miseria. Te aseguro que una muerte rápida es una opción mucho más misericordiosa que la que se merece la mayoría de los malvados de aquí. En cuanto al resto...

—¡Oh, cállate! —interrumpí.

—Ehm... ¿disculpa? —Eiden me miró, sorprendido.

—Ya he tenido suficiente de tu basura —digo —, actúas como un niño pequeño con una rabieta. Cuando algo no sale como quieres, rompes todos los juguetes y los dejas regados en el área de juegos, para que vengan los adultos luego a arreglar tu desastre. Hiciste lo mismo con la ciudad de Olmnar. ¿Esa es la única manera que tienes de resolver tus problemas?

Senda de Poder - Libro IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora