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• 𝑴𝒂𝒌𝒏𝒂𝒆 𝑳𝒊𝒏𝒆 •
𝑱𝒊𝒎𝒊𝒏.
Genial, ahora sí que te está yendo bien.
Te graduaste como fisioterapeuta después de mucho esfuerzo y días con pocas horas de sueño, ahora conseguiste trabajo como masajista en una empresa de entretenimiento, para ser más específicos Big Hit Entertaiment.
Llevabas una semana allí, más que todo estuviste haciendo terapia de relajación ya que es muy raro que un Idol se lastime, pero siempre hay que estar precavidos.
Estabas en el backstage del concierto de Busán, todo estaba bastante bien hasta que ¡Boom! Jimin se cayó en el escenario.
Si bien, siguió cantando desde el suelo pero, al terminar la canción todos salieron corriendo a llevarlo a la enfermería móvil de detrás del escenario, solamente un pequeño esguince en el tobillo y un golpe fuerte en la espalda, tendría que estar sentado el resto del concierto.
Después de ser atendido por los paramédicos lo llevaron al cuarto habilitado para masajes donde te encontrabas tú.
-- Hola, soy Soon-Bok - te presentaste con una sonrisa sintiendo la mirada fija de Jimin - Necesito que te quites la camisa y te recuestes boca abajo acá - señalaste una camilla. -- Vaya, si ángeles como tú me van a asistir me gustaría golpearme más seguido - sonrío coqueto a lo que tú reíste.
-- Necesito que hagas lo que te pido, ya quítate la camisa por favor. - Pediste.
-- Ya que insistes - Jimin río e hizo lo indicado antes, la sesión marcho con normalidad, algunos aceites esenciales, masajes a mano y a máquina, Jimin te sonreía cada vez que le tocabas con las manos y tú solo volteabas los ojos riendo, así se la pasaron un buen rato.
Desde ese día Jimin pensó en que sería buena idea lastimarse más seguido.
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𝑻𝒂𝒆𝒉𝒚𝒖𝒏𝒈.
Estabas en París de vacaciones y decidiste salir a disfrutar ésta noche, y es que te veías inalcanzable con ese vestido rojo que se ajustaba a ti a la perfección.
Estabas escuchando la música sentada en la barra tomando un trago, hasta que giraste la cabeza a un lado y viste a ese hombre joven de cabello castaño haciéndote babear, no era para menos, ese chico era realmente atractivo, parecía un sueño con esa camisa de vestir arremangada color crema, ni hablar de esa sonrisa coqueta con la que te miraba fijamente.
