Nico no conseguía comprender nada, ni sus sentimientos estaban ordenados. Escuchar los atisbos de pistas sobre un suceso del que no era consciente le tenia perdido. Con los pocos datos que obtenía al escucharles, notaba el corazón encogido de miedo al pensar que Thalia pudo haber muerto y, a la vez, alivio al ver que de nuevo la ojiazul había conseguido salirse con la suya.
Tampoco le extrañaba el que la esposa de la capitana Grace hubiese estado en una situación peligrosa y actuase como si no hubiese sucedido nada.
La atención de Nico se había dispersado, pero volvió nuevamente al ver a Hazel arrebatarle la pistola que Leo tenía enganchada a su cinturón en un movimiento veloz y presionar la boquilla justo en el pecho del chico.
Estuvo tentado a gritarle a su hermanastra que apretase el gatillo.
-¡¿Por qué no disparaste?! - gritó, tanto que Nico temió que los soldados entrasen en masa y le descubriesen en su espío. - ¿De verdad crees que hubieses fallado el tiro? - la camiseta de Leo se hundió ligeramente, Hazel estaba haciendo presión con el arma. - Esa es la fortaleza de Thalia Grace, su seguridad te hace creer exactamente lo que ella quiere que creas. Has flaqueado, dudaste. Te llevó a su terreno. Imbécil.
Leo se había mantenido todo el tiempo en silencio aún teniendo la pistola contra su pecho. Solo le devolvía la mirada a Hazel com bastante hastío. Al final, terminó golpeando el brazo de su compañera y dejando caer el arma entre los pies de ambos.
-Era mi única manera de salir con vida - especificó entredientes. - No soy estúpido, me diferencian muchas cosas de Thalia Grace, pero la que más es que al contrario de mí, ella nunca está sola.
Hazel retrocedió un paso. Por su expresión, podía ver que seguía furiosa, pero también entreabrió la boca como si entendiese todo de un momento a otro.
-Reyna.
-No la vi, no vi a nadie - dijo Leo, aunque asintió a la repuesta de Hazel. - Pero sentí que tenía un agujero en mi frente en todo momento. No voy a disculparme por seguir vivo. Deberías agradecerme seguir aquí, sin mí este ejército se hunde.
Si no estuviese escondido y a un error de que le descubriesen, Nico contactaría tanto con Thalia como con Reyna para exigirles explicaciones, sobre todo a esta última. Si él hubiese tenido a Leo Valdez a tiro sin correr peligro, ahora mismo no estaría hablando con Hazel.
-Sigues aquí porque Piper no aceptó tu oferta - Hazel sonrió con frialdad. - Estás aquí porque no tienes a dónde ir y... al menos aquí eres útil, sirves para algo. A Piper ya has visto que no le sirves.
Los ojos de Nico viajaron a una jeringuilla que Leo cogió de la mesa en el mismo momento que Hazel terminó de pronunciar su ataque directo. La chica sonrió aún teniendo la punta filosa apoyada en la base de su cuello, con su rostro muy cerca de un ahora furioso Leo Valdez.
-Ya sabes lo que puedo hacerte - amenazó Leo. - No creas que me tiembla el pulso para convertirte en otro de mis monstruos.
-Me pregunto si serías capaz de esto estando solos en mitad del bosque y no con cientos de soldados cubriéndote las espaldas - pronunció Hazel ladeando el cuello, presionándolo sobre la aguja. Desde la perspectiva que Nico tenía desde la ventana, veía que había sido la reciente nivel uno la que había introducido el fino conducto metálico en su cuello, solo separándola de un cruel destino el que Valdez derramase el suero que contenía. - ¿Dónde estaba este carácter cuando Thalia te tenía frente a ella? ¿O cuando Annabeth voló a pedazos Empíreo en tu cara? Sé que soy prescindible, pero al menos no me creo alguien que no soy.
Las esperanzas que mantenía Nico, esas que le aguardaban una pelea tan fuerte entre ambos que terminase con uno de ellos muerto, no llegaron a buen puerto. A pesar de la evidente malicia en las palabras de Hazel, y el aún más enfado que portaba Leo Valdez, este no trató de continuar con la discusión, solo apartó la aguja de la jeringuilla del cuello de Hazel, liberándola de un futuro atroz.
Un oficial altamente indignado haciendo el inventario
Comenzar desde el principio