Obligaciones de princesa 06

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OBLIGACIONES DE PRINCESA

De Siddharta Creed

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Capítulo 6

Estruendos en el cielo hicieron vibrar los alrededores de donde los guerreros libraban una amistosa batalla. El entrenamiento con su padre le estaba ayudando a liberar el estrés acumulado, algo en lo que el sexo no había servido de mucho en esos días, en especial, debido al nulo interés por parte de su mujer, con quien ni siquiera funcionaba su vasta experiencia en seducción.

Le preocupaba su futuro, no lograba vislumbrarlo con el mismo entusiasmo de antes, ya no estaba tan seguro de considerar su unión como un logro personal, tenía varias dudas al respecto. No obstante, siempre estuvo latente el riesgo de que otro la tomase como pareja, posiblemente procreando futuros súper saiyajines, que pusieran en riesgo la estabilidad del reino.

«No debo dejarme de ella», pensó, regresando una patada directo a las costillas del rey, lanzándolo contra un enorme cráter, que fue creado en un entrenamiento anterior.

Nunca imaginó lo complicado que sería controlar a una adolescente caprichosa, inclusive se arrepentía de haber actuado de manera tan precipitada, tal vez contagiado por el entusiasmo de aquellos que pretendieron tomarla antes.

Ya no podía retractarse, no después de que todo el mundo estaba enterado de su huida, enlodando su orgullo y el de su familia. Además, estaba el detalle de que ella también lo había marcado, y a pesar de que los motivos de la joven fueron otros, no dejaba de ser un punto de suma importancia en los protocolos que tanto respetaba.

Las reglas en su comunidad se respetaban, sin importar el estatus del saiyajin. Por lo que inclusive el príncipe heredero, estaba sujeto a ellas, complicando cualquier trámite que fuera en contra de ciertas tradiciones sagradas para su pueblo. Y hasta ahora, no tenía motivos para romper dichas reglas, mucho menos para complacer los caprichos de alguien que se empañaba en faltarle al respeto cada que podía.

—Veo que tienes mucha energía hoy. ¿Sigue molesta la cría?

—Nada nuevo —el príncipe respondió esquivo, lanzándose hacia su padre, transformándose en el legendario guerrero.

—Así que quieres jugar en serio —emocionado con el reto, el rey lo imitó.

Conocía de sobra a su primogénito, no hacía falta que le dijera que algo le molestaba, lo sabía con solo verle a los ojos. Así que lo dejó sacar su coraje en ese entrenamiento, de la mejor manera que podía hacerlo un guerrero de clase alta, en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo.

—Estamos a tiempo de cancelar la ceremonia —opinó Vegeta con cierta duda.

—¿Te das cuenta de lo que dices? —inquirió Trunks, ofreciéndole una botella con agua fresca.

El rey bebió del líquido con calma, recuperando el aliento de a poco, sentado sobre una roca que yacía entre los escombros de su lugar favorito para entrenar en el exterior. Después de analizarlo, la idea de Bulma sobre romper la unión no le parecía tan descabellada, incluso su hermano Tarble estaba de acuerdo, alegando que podría ser lo mejor para su sobrino. Después de todo, ambos tenían sangre terrícola, y en aquel planeta, las uniones llamadas matrimonio se rompían sin mayores complicaciones. Lo que en la sociedad saiyajin podría ser un dolor de cabeza, ya que su enarbolando orgullo estaba de por medio, y peor aún, en los guerreros de clase alta, donde su palabra valía más que sus posesiones. Simplemente no podían darse el lujo de romperla por niñerías.

—Podemos sortear los rumores. No creo que se atrevan a dudar sobre la hombría de mi heredero —opinó confiando en el temor que inspiraba en los demás.

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