SOLSTICIO DE VERANO II.

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Había pasado más de una semana y media desde que fui a apuntarme al curso. Aquel día estaba bastante aburrido, tirado en el sofá de mi salón. Era una persona muy nerviosa que se amargaba si no tenía nada que hacer. Miraba la televisión, pero no había nada que llamara mi atención. Entonces, mi móvil empezó a sonar al llegarme un par de notificaciones seguidas.

Zac: Chicos, ¿a qué hora habíamos quedado hoy?

Connor: ¿Al final vienes también a cenar?

Zac: Haré el esfuerzo, sin mí no tiene gracia.

Connor: ¡Bieeen!

Jasper: No te motives, Zac.

Jasper: Y tú, Connor, ¡no le sigas el juego!

Connor: Jo... Me alegro de verdad de que venga también a cenar.

Zac: ¡Zas para Jasper!

Zac: Ben, hermano, ¿estás vivo?

Ben: HE VUELTO.

Connor: Hahaha

Jasper: ¿A qué hora te recojo?

Ben: A las siete estaría bien, pero recoge primero a Connor.

Zac: ¡¿Y yo qué?!

Jasper: Perfecto, a las siete estoy en tu puerta.

Connor: Gracias, Ben.

Ben: A mandar. Voy a ducharme y todo eso.

Zac: ...

Zac: Que os den, maricas.

Bloqueé mi móvil y lo dejé encima de la mesita del salón mientras me reía. Me encantaba hacer como que ignoraba a Zac. Si este no era el centro de atención, le daba rabia, más aún si era yo el que le ignoraba.

Mi móvil sonó de nuevo, pero esa vez el sonido era diferente, ya que tenía un tono personalizado para el grupo de mis amigos. Lo cogí extrañado y vi que me añadieron en un grupo llamado "Iniciación Español". Me metí en el chat, pero nadie hablaba. No soportaba eso, así que escribí un simple "¡Hola!". A los pocos segundos, empezaron a contestar todos, o eso creía hasta que, mirando los contactos del grupo en busca de chicas, vi que habían dos personas que no tenían una foto normal; con normal me refería a que no era una con su cara. Un contacto tenía una de un cielo estrellado con la aurora boreal de fondo, y el otro una foto de un niño pequeño. No investigué más, ya que miré el reloj y vi que pronto sería la hora a la que me recogerían mis amigos. Les mandé un mensaje a mis padres para hacerles saber que esa noche me iba por ahí y que no se extrañaran al no encontrarme en casa cuando ellos llegasen.

Los cuatro salimos del coche de Jasper. Zac se apresuró a mi lado para repetirme que no volviera a ignorarlo más, y menos delante del dueño del coche que nos había traído esa vez. Zac era rubio con los ojos marrones. El muy cretino siempre iba perfectamente peinado hacia atrás a lo tupé, cosa que yo envidiaba porque, bueno, ya mencioné mis remolinos y pelos de loco. Llevaba los lados rapados al uno. En serio, a cualquier hora lo llevaba perfecto. Siempre vestía con vaqueros y jerséis de marcas caras. Daba la impresión de una persona limpia y nunca olía mal, pero, si la gente hubiera visto su habitación, probablemente habrían cambiado su opinión sobre él. Era mi mejor amigo; nos conocíamos desde primaria cuando los dos coincidimos en el equipo de hockey sobre hielo de nuestro antiguo colegio. Siempre era simpático, responsable y ligón a la vez que respetuoso. Llevaba toda la vida cuidándome y regañándome cuando hacía algo mal. En resumen, Zac era el hermano que nunca tuve.

—¿Vamos a la hamburguesería que nos dijiste, Ben? —preguntó Connor.

—Así es —le removí el pelo, a lo que él respondió con una sonrisa y una mueca de que no quería que le despeinara.

SEASONS; Un Amor A Través De Las EstacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora