CAPITULO 2

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Corrí tan rápido como pude a un lugar donde podía creer con toda certeza que estaría segura. Fui directo a buscar a Santiago, él era prácticamente mi mejor amigo, sabía que podía contar con él para todo, pero, ¿estaría dispuesto a ayudarme esta vez?

Toque la puerta y unos minutos después salió el. Se talló lo ojos y me miró,

- ¿Qué haces aquí? - Pero al instante su mirada cambió, ¿acaso era miedo? Tal vez – ¿Por qué estas llena de sangre?

¿Y ahora? ¿Qué le podía decir?

-Hice algo muy malo- y empecé a llorar – sé que no tiene justificación lo que hice, pero antes de que me digas algo o me corras de aquí, necesito que me ayudes. –

Tienes 5 minutos para contarme todo – Dejé de llorar un momento y le empecé a explicar lo que había pasado.

- Entonces ¿lo mataste solo por una amenaza que te hizo? –

-No, lo maté por lo que le hizo a mi hermana y porque me lo quería hacer a mí. –

- ¿Y entonces? ¿Qué quieres que hagamos? – y ahí estaba, mi cómplice de toda la vida.

- Primero que nada, debes de hacer como si no supieras nada de lo que te acabo de contar, si me descubren tú también correrías con la misma culpa. –

- Esta bien, y llegaste a tiempo, hoy por la mañana nos vamos a estados unidos, debemos de hablar con mi madre sobre esto y ver si también nos puede ayudar. –

Esperé en la sala, intrigada por saber cuándo volvería Santiago y ver que decía su mamá, la señora Gloria siempre fue muy amable conmigo cuando venía, la quería tanto que la consideraba como una madre, como la madre que nunca tuve.

Pasarón alrededor de 10 minutos y el regresó, y detrás de él su madre, tenía una sonrisa dibujada en su rostro. Lo consiguió, la convenció.

De todas las reacciones que esperaba de ella, nunca pensé que haría lo que hizo, me abrazo, me dio un abrazo, el abrazo de una madre que te quiere, y lloré. No recuerdo que mi madre me abrazara de esa forma, no desde que papá se fue, o, mejor dicho, desde que le dije todo lo que sucedía dentro de la casa cuando él no estaba, en ese momento pasaron miles de recuerdos de cuando yo tenía una familia cariñosa, de cuando me sentía segura, pero eso termino hace mucho.

-Te vamos a ayudar, pero necesito que me cuentes que paso, debes de saber que yo si te voy a creer, por que conozco perfectamente lo que era ese hombre con ustedes y en especial contigo. –

No quería llorar, ya no debía llorar, pero ella era todo lo que mi madre nunca fue conmigo, o tal vez era que nunca había sentido un amor maternal y ahora cualquier mínima muestra de afecto era algo increíble para mí.

Le conté todo lo que había pasado, desde como había intentado abusar de mi antes, hasta como lo hizo con mi hermana y después me amenazó con hacérmelo a mí si decía algo.

- Entonces necesitamos irnos de aquí ya, antes de que te empiecen a buscar, Santiago, trae las maletas, debemos de irnos ahora. –

Después de que trajeran las maletas, nos subimos a la camioneta y emprendimos nuestro viaje, sinceramente no se hacia dónde nos dirijamos, solo sabía cuál era nuestro destino.

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No sé cómo ni cuándo, solo sé que me quede dormida. Desperté por una pelea, era la mamá de Santiago, ¿acaso se estaba peleando con un policía? Si, - Esa niña no tiene papeles para pasar al país, además, ni siquiera es su hija, solo le voy a dar una oportunidad, regrese por donde vino y no la arrestaré.

-No, no puedo regresar, estamos en peligro, yo sé que ella no tiene papeles, por eso le pido asilo político, por favor.

-Lo siento señora, pero no le puedo ayudar, por que ni siquiera me quiere decir la razón del por qué está en peligro, ahora váyase antes de que llame a alguien para arrestarla.

Sin más que decir se dio la vuelta para regresar a la camioneta, y subió furiosa, por un momento pensé que me regañaría, por que prácticamente que no pudiéramos cruzar era mi culpa, empecé a llorar.

- ¿Qué pasó? ¿por qué lloras? – y abrazó intentando tranquilizarme.

-Es mi culpa, por mi culpa no pudimos pasar al otro lado – le dije sollozando.

- Tranquila, no vas a regresar con ellos, yo me voy a encargar de eso, por suerte tenia otro plan por si algo como esto pasaba, nos iremos a Brasil, allá tengo una hermana, nos quedaremos con ella por un tiempo, solo espero que su esposo no se enoje con ella por esto – Y así nos dirigimos hacia el sur del país para poder llegar al nuevo destino que teníamos.

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Esta vez si logramos cruzar los países que se cruzaban hacia nuestro destino, quien lo diría, es más fácil cruzar países latinoamericanos sin necesidad de pasaporte, pero no me sorprendería sabiendo lo que sucede dentro del continente, y un claro ejemplo de esto soy yo.

Al llegar a Brasil me di cuenta de que era hermoso, primero atravesamos el estado de Roraima, después por el de Amazonas y así sucesivamente hasta llegar a Sao Paulo.

Era hermoso, pero había un detalle, nos empezamos a alejar de la ciudad y nos empezamos a dirigir hacia la zona rural del estado, aunque también era muy bonito.

Después de unas cuantas horas, llegamos a una pequeña casa, bajamos de la camioneta tocamos la puerta y esperamos a que alguien saliera a recibirnos. Pasaron unos minutos y salió una señora y dos niños detrás de ella, si mis cuentas no me fallan, podrían ser de la edad de Santiago. Al presentarse pude saber que el mayor se llamaba Gonzalo, el menor llevaba por nombre Héctor y su madre se llamaba Elena, eran muy amables y atentos conmigo, después de un rato Santiago me invito a ir con ellos a jugar un rato futbol. Y así solo sus madres se quedaron hablando por un rato.

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-Hermana, me alegro de verte, pensé que era una broma, no creí que en serio vendrías, ¿y ella es la niña de la que me hablaste? –

- Si es ella, ¿y tu esposo sabe de lo que sucede con ella? –

- No, no le eh comentado a Gonzalo de la situación, pero si le he comentado la idea de adoptar una niña, ahora que sabemos que no podremos tener más hijos, y que ya no vamos a poder tener la niña que el que él quería que tuvieras en algún momento, necesitas llevarla hoy al orfanato que esta en la cuidad, y mañana temprano iremos a realizar el tramite para su adopción. –

- Es arriesgado, tengo miedo de que diga la verdad si la dejo ahí, tiene muchos traumas con respecto a eso, pero lo hare la llevare en una hora, solo hay que comer y después haremos eso. Niños, vengan vamos a comer, que después tendremos un pequeño paseo por la cuidad –

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Nos sentamos en un pequeño comedor y sirvieron los platos, la verdad estaba muy emocionada por ir a ese paseo, no recuerdo salir a uno desde que papá se fue de la casa, pero, en fin, tal vez esta nueva etapa será una nueva y mejor para mí.

Terminamos de comer y recogimos nuestros platos, después no pidieron salir y que subiéramos a las camionetas, pero a mí me pidieron ir sola en la camioneta en la que llegamos ya que en la que iba Santiago junto a sus primos ya estaba llena, comenzamos nuestro pequeño paseo, hasta que me di cuenta de algo, la otra camioneta ya no venía detrás de nosotros. – ¿Dónde están los demás? ¿Por qué ya no los veo detrás de nosotros? –

-No lo sé, tal vez se perdieron. Sabes, eres muy especial, quiero que sepas que te quiero mucho, siempre voy a estar para ti- ¿La camioneta se detuvo, acaso eso era un orfanato? Si lo era, me mintió me va a abandonar como todos lo hacen. Y empecé a llorar.

-Me mintió, usted no me quiere, si me quisiera no me traería a un orfanato-

-Es por tu bien- solo mire como una lagrima rodaba por si mejilla. Y llegaron dos mujeres, me bajaron de la camioneta y me metieron al edificio, ella detrás de nosotras, solo mire como ella firmaba un papel y salía de ahí.

Recuerdo que llore y llore, llore hasta quedarme dormida, otra vez estaba sola, y es ahí donde entendí que siempre iba a ser yo contra el mundo.

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