Capitulo 12. Una armonía perfecta

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Esa noche, el papá de Marinette la había regañado, y regresado a su casa. Los fantasmas, por supuesto, llegaron antes, y se sentaron en su sala a esperarla. Junto a ellos estaban Kagami y su abuela.

Esos últimos días Kagami había tenido una pequeña obsesión con encontrar a los fantasmas y probar que son reales. Pero en cambio, su abuela no le creía.

—Pff, típico de los adultos. —se quejó Nino al ver la reacción de la abuela respecto a la conducta de Kagami— ¿Recuerdan cuando nuestros padres nunca nos creían?

—Nah, creo que eso era cosa tuya. Mis padres siempre me creyeron. Claro, antes de... Salir del clóset. —comentó Nath.

—Oigan, ¿No deberíamos estar más preocupados por Mari? Su padre la encontró y seguro la va a castigar peor de lo que ya estaba. Tal vez la obligue a dejar la banda. —intervino Luka.

Nino suspiró— Respecto a eso no hay mucho que podemos hacer... Pero todavía podemos ayudar a Kagami. Eso de que los adultos no crean en los niños y adolescentes se acabó. —dijo mirando a la hermana mayor de Marinette.

Entonces el moreno apagó la lámpara junto a él, esperando la reacción de la joven y la anciana.

Ambas miraban sus celulares y ninguna notó el cambio.

—Carajo, nadie me vió. De acuerdo, hora de traer la clásica manta blanca. —sonrió travieso dispuesto a ponerse dicha manta para asustarlas, pero Luka lo detuvo sosteniendo su mano y mirándolo de manera intimidante.

—Ni se te ocurra, idiota. No queremos meter a Marinette en problemas. Creerán que la casa está poseída, se mudarán y adiós banda. La perderíamos.

—Querrás decir que TÚ la perderías, ¿No? —dijo coqueto el pelirrojo a Luka.

—¿Qué quieres decir?

—Vamos, viejo, sabemos lo loco que te pone Marinette. Todos vimos cómo se echaban miraditas coquetas en el concierto. —respondió Nathaniel.

—Sí, y sin olvidar lo mucho que la defiendes.

—Y lo mal que te pusiste esta mañana cuando se enojó contigo, y...

—¡Basta! —interrumpió el peliazul— Ok, sí, creo que Marinette sí me gusta un poco. Pero aún no lo sé. Digo, soy un fantasma y ella una viviente, ni siquiera sé si algo así sea posible. Y... No creo que ella sienta lo mismo.

✿︎Marinette✿︎

Papá y yo llegamos a casa, y tras un largo silencio él decidió intervenir.

—Marinette, tenemos que hablar. Faltaste a la escuela, a un examen y ahora decidiste escaparte aún cuando te dije que te quedaras en tu habitación y estudiaras.

—Sí, lo sé. Lo siento.

—¿Por qué no me lo dijiste? Si me hubieras dicho quizás te hubiera dejado ir y yo habría estado entusiasmado por ese concierto. ¿Por qué no me dijiste que tenías una banda?

—No lo sé, todo pasó muy rápido. Estos últimos días han cambiado mi vida. Y cuando toco música, me siento más cerca de mamá.

—Y eso me encanta, pero tu abuela tiene razón. La escuela es primero.

—Sí, pero gracias a la banda volví al programa de música de la escuela. Fueron ellos quienes tocaron conmigo cuando quería volver. Esto es lo mío, papá.

—Bien, no quiero quitarte todo esto, así que haremos esto. Si quieres seguir en la banda, tienes que cuidar tus estudios y avisarme cada que hagas un show, ¿De acuerdo?

Tu voz me hace sentir vivo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora